- Vershínin - Al cabo de doscientos o trescientos años la vida en este mundo nuestro será inconcebiblemente hermosa, maravillosa. El hombre necesita una vida así, y si de momento no la tiene, debe imaginársela, esperarla, soñar con ella, prepararse para ella; debe ver y saber más de lo que vieron y supieron su padre y su abuelo.
- Másha - ¡Un vaso de vino para mí! ¡Ay, qué agradable es la vida! ¿Pero adónde ha ido a parar la nuestra?
- Irína - ¿A donde? ¿A donde ha ido a parar todo? ¿Dónde está? ¡Ay, Dios mío Dios mío! He olvidado todo, lo he olvidado. Tengo la cabeza hecha un lío. Ni siquiera recuerdo cómo se dice "ventana" o "techo" en italiano. Todo se me olvida, cada día se me olvida algo, y la vida pasa, y nunca volverá, nunca jamás. Y nunca iremos a Moscú... Veo bien que no iremos nunca... ¡Ay qué infeliz soy! ¡No puedo trabajar, no voy a trabajar! Ya tengo bastante (...) Tengo ya veintitrés años, llevo mucho tiempo trabajando, y se me está secando el cerebro. Sé que he adelgazado, que estoy vieja y fea, y nada me satisface. Y pasa el tiempo y me parece que me voy alejando de la vida buena y genuina, que me voy alejando cada vez más y voy cayendo en una especie de abismo. Estoy desesperada y lo que no comprendo es por qué sigo viva todavía, por qué no me he matado ya...
- Másha - Cuando una persona tiene que tomar la felicidad a ratos, en pequeñas dosis, como a mí me pasa, empieza a embastecerse poco a poco, a enfurecerse...
- Ólga - Con el tiempo reinarán en el mundo la paz y la felicidad, y los que vivan entonces recordarán con benevolencia a los que vivimos ahora y nos bendecirán. ¡Oh, mis queridas hermanas, nuestra vida no ha acabado todavía! ¡Seguiremos viviendo! La banda toca con tanta alegría, con tanto gozo... y parece que si esperamos un poquito más sabremos por qué vivimos, por qué sufrimos... ¡Ay si lo supiéramos, si lo supiéramos...!
domingo, 18 de julio de 2010
Las tres hermanas - Anton Chéjov
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