De
vez en cuando se piensan cosas. No con demasiada frecuencia, sin embargo. Lo
que es buena cosa. Pues el Señor quiere que obremos y no perdamos demasiado
tiempo pensando, porque nuestro cerebro es como una pieza de relojería: no
aguanta siempre en marcha. Es mejor cuando funciona siempre igual, cuando hace
su tarea diaria y no usa ninguna de sus partes más de lo necesario.
Entonces
sólo recordaba que mi padre decía que el sentido de la vida era prepararse para
estar muerto mucho tiempo.
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