- Y además el nombre de la casa era tan bonito, "Hoy". Le recordaba a Xenia, esa capacidad suya de disfrutar de cada instante, de amar la vida sin ilusiones, sin falsa amargura.
- No le cabía en la cabeza que Xenia pudiese tenerle envidia, ser de esas personas que no aceptan la felicidad de los demás.
domingo, 28 de junio de 2009
La música del hambre - J.M.G. Le Clézio
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