Grande es la fuerza de la memoria, grande de verdad, Dios mío. Es como un depósito oculto inmenso e infinito. ¿Quién puede llegar hasta el fondo? Es una fuerza propia de mi alma que pertenece a mi naturaleza. Pero ni yo mismo puedo abarcar todo lo que soy. San Agustín, las confesiones.
Como casi todas las madres, la mía sólo concebía para mí el mejor porvenir, incluso cuando, por imperativo cronológico, mi porvenir se iba achicando.
Las sospechas, aunque crezcan sobre un terreno más yermo que las certezas, aunque no las abone sino la ofuscación y enferma imaginación, arraigan y crecen mucho más rápidamente.
Una mujer nunca es feliz si no tiene que cuidar de algo o de alguien.
El olvido no es una enfermedad de la memora, sino una condición de su salud y de su vida. Théodule. Ribot
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario