La
realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente. Albert Einstein
Al
principio se me hizo raro. Entrar sin llamar. Todos en casa nos habíamos
acostumbrado a golpear con los nudillos, aunque empujáramos enseguida la puerta
sin esperar respuesta. Por eso invariablemente sorprendíamos a Nona. Distante,
ensimismada, perdida en su mundo secreto. Pero hoy era distinto. Nadie vigilaba
el santuario, así que entré sin llamar
Una
de nosotras de pequeña, descubrió la posibilidad de mirar sin ver.
Si
nos fijamos mejor ya no diremos que la niña está arrodillada o en cuclillas,
sino agazapada. O, mejor, escondida. Como si tuviera miedo
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