Existen saberes que son fines
por sí mismos y que-precisamente por su naturaleza gratuita y desinteresada,
alejada de todo vínculo práctico y comercial-pueden ejercer un papel
fundamental en el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de
la humanidad. En este contexto, considero útil todo aquello que nos
ayuda a hacernos mejores.
El saber constituye por sí
mismo un obstáculo contra el delirio de la omnipotencia del dinero y del
utilitarismo. Todo puede comprarse, es cierto. (…) Pero no el conocimiento: el
precio que debe pagarse por conocer es de una naturaleza muy distinta.
“Si no se comprende la utilidad
de lo inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte” Eugène Ionesco
“El infierno de los vivos no es
algo que será; hay uno, es aquél que existe ya aquí, el infierno que
habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no
sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte
de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención
y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del
infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.” Las ciudades
invisibles, de Italo Calvino. Diálogo entre Marco Polo y Kublai Kan.
“La cultura, como el amor, no
posee la capacidad de exigir. No ofrece garantías. Y, sin embargo, la única
oportunidad para conquistar y proteger nuestra dignidad humana nos la
ofrece la cultura, la educación liberal” Italo Calvino
“Había tenido que promover
treinta y dos guerras, y había tenido que violar todos sus pactos con la muerte
y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria, para descubrir con casi
cuarenta años de retraso los privilegios de la simplicidad” Gabriel García
Márquez
Siete
veces el fuego me ha probado:
siete
veces probada es la razón
que
nunca se equivoca en su elección:
hay
quien tan sólo sombras ha besado,
quien
es feliz con sólo sombra al lado:
y hay
tontos de preciosa tontería
plateada,
y así pasa con este.
Da
igual qué esposa contigo se acueste:
tu
cabeza será siempre la mía:
así que
vete: cesa en tu porfía
(II. 9,
63-72). Shakespeare
“¿Para
qué sirve esto? Sirve para ser bello. ¿No es suficiente?: como las flores, como
los perfumes, como los pájaros, como todo aquello que el hombre no ha podido
desviar y depravar a su servicio. En general, tan pronto como una cosa se
vuelve útil deja de ser bella.” «El arte
es lo que mejor consuela de vivir» Albertus. Gautier
“Yo os aconsejo oír con
atención a este gran poeta y tratar de conmoveros con él cada uno a su manera.
La poesía requiere una larga iniciación como cualquier deporte, pero hay en la
verdadera poesía, un perfume, un acento, un rasgo luminoso que todas las
criaturas pueden percibir. Y ojalá os sirva para nutrir ese grano de locura que
todos llevamos dentro, que muchos matan para colocarse el odioso monóculo de la
pedantería libresca y sin el cual es imprudente vivir.” García Lorca sobre
Pablo Neruda
Cervantes, en definitiva, hace
de la contradicción uno de los grandes temas de su novela: si la invectiva contra
los libros de caballerías suena como una incitación al desengaño, en el Quijote
encontramos también la exaltación de la ilusión que, a través de la pasión por
los ideales, alcanza a dar sentido a la vida. (…). Lo inútil y gratuito de las
aventuras del Caballero de la
Triste Figura puede en todo caso dejar una impronta: revela
la necesidad de afrontar con valentía también las empresas destinadas al
fracaso. Existen derrotas gloriosas de las que, con el tiempo, pueden surgir
grandes cosas («La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la
mentira, como el aceite sobre el agua»)
“El hombre moderno, universal,
es el hombre apurado, no tiene tiempo, es prisionero de la necesidad, no
comprende que algo pueda no ser útil; no comprende tampoco que, en el fondo, lo
útil puede ser un peso inútil, agobiante. Si no se comprende la utilidad de lo
inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte. Y un país en donde
no se comprende el arte es un país de esclavos o de robots, un país de gente
desdichada, de gente que no ríe ni sonríe, un país sin espíritu; donde no hay
humorismo, donde no hay risa, hay cólera y odio.” Eugène Ionesco
En una sociedad utilitarista,
los hombres acaban amando las «bellezas fáciles» («beautés fáciles») que no
requieren esfuerzos, ni excesivas pérdidas de tiempo («Les gustan los libros
que se consiguen con facilidad, que se leen deprisa, que no exigen un detenido
estudio para ser comprendidos» Tocqueville
Pensemos, por ejemplo, en lo
que Estobeo nos cuenta sobre Euclides: para responder al interrogante de un
alumno suyo —que, apenas hubo aprendido un primer teorema, le preguntó: «Pero
¿qué ganancia obtendré con esto?»— el famoso matemático hizo venir a un esclavo
y le ordenó dar una moneda al estudiante «ya que [este] necesita sacar algún
beneficio de lo que aprende».
Hace algún tiempo tuve ocasión
de leer una frase simple, pero muy significativa, inscrita en el tablón de
anuncios de una biblioteca de manuscritos en un perdido oasis del Sahara: «El
conocimiento es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse».
Es el
gozar, no el poseer,
lo que
nos hace felices.
MONTAIGNE,
“Pero
yo sólo me río del hombre, lleno de estupidez, desprovisto de acciones rectas,
[…] que con ansias desmesuradas recorre la tierra hasta sus confines y penetra
en sus inmensas cavidades, funde el oro y la plata, los acumula sin descanso y
se esfuerza por poseer cada vez más para ser cada vez menos”. Colección de
cartas atribuida a Hipócrates
“Pues bien, cuando quieras
calcular el auténtico valor de un hombre y conocer sus cualidades, examínalo
desnudo: que se despoje de su patrimonio, que se despoje de sus cargos y demás
dones engañosos de la fortuna, que desnude su propio cuerpo. Contempla su alma,
la calidad y nobleza de ésta, si es ella grande por lo ajeno, o por lo suyo
propio”. Séneca
Porque el amor implica despojarse
de toda pretensión de poseer certezas. Sólo el creer ayuda a vivir una relación
fundada en el respeto y la tolerancia
El dogmatismo produce
intolerancia en cualquier campo del saber: en el dominio de la ética, de la
religión, de la política, de la filosofía y de la ciencia, considerar la propia
verdad como la única posible significa negar toda búsqueda de la verdad. En
efecto, quien está seguro de poseer la verdad no necesita ya buscarla, no
siente ya la necesidad de dialogar, de escuchar al otro, de confrontarse de
manera auténtica con la variedad de lo múltiple. Sólo quien ama la verdad puede
buscarla de continuo. Esta es la razón por la cual la duda no es enemiga de la
verdad, sino un estímulo constante para buscarla. Sólo cuando se cree
verdaderamente en la verdad, se sabe que el único modo de mantenerla siempre
viva es ponerla continuamente en duda. Y sin la negación de la verdad absoluta
no puede haber espacio para la tolerancia.
“He hablado de ciencia
experimental; he hablado de matemáticas; pero lo que afirmo es igualmente
cierto con respecto a la música, el arte y cualquier otra expresión del
ilimitado espíritu humano. Ninguna de estas actividades necesita otra
justificación que el simple hecho de que sean satisfactorias para el alma
individual que persigue una vida más pura y elevada. Y al justificarlas sin
referencia alguna, implícita o explícita, a la utilidad justificamos las
escuelas, las universidades y los institutos de investigación.” ABRAHAM FLEXNER
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