Primero contaré lo del atraco
que cometieron nuestros padres. Y luego lo de los asesinatos, que vinieron
después. El atraco es la parte más importante, ya que nos puso a mi hermana y a
mí en las sendas que acabarían tomando nuestras vidas.
Recuerdo
que hacia esa época me leyó un poema del gran poeta irlandés Yeats, en el que
había un verso que decía: "Nada puede ser solo o entero que no haya sido
desgarrado". He enseñado este poema muchas veces en toda una vida de
enseñanza, y creo que era eso lo que ella pensaba de las cosas: que eran
imperfectas, y a pesar de todo aceptables.
Y mi papel no era otro que el
de encontrar una forma de ser normal. Los niños conocen lo normal mejor que
nadie.
La mayoría de los perdedores
son gente que se ha hecho a sí misma.
"Nuestras experiencias más
profundas son acontecimientos físicos", solía decir mi padre cuando mi
madre o a mí, nos preocupaba algo hasta el punto de sentirnos atormentados.
(...) no hay que buscar con
demasiado denuedo sentidos opuestos u ocultos, sino mirar todo lo de frente que
puedan a las cosas que pueden ver a la luz del día.
Mi mujer es una contable
diplomada y tiende a ver el mundo de más allá de su pequeño círculo de íntimos
y de su familia cercana como una voluntariosa negociación, pros frente a
contras, ganancia frente a pérdida, dar frente a recibir; aunque no mal frente
a bien. Tal concepción del mundo no ha hecho que se vuelva cínica, aunque sí
escéptica. De corazón, es generosa.
¿Le estaba ofreciendo mi ser
real, mi más genuino ser? ¿Era verdad lo que le había dicho sobre mi vida? No
quería engañarla. Era todo lo que tenía para darle, y siempre había sido una
preocupación mía, dado mi pasado, y dado que soy profesor y siempre tengo que
estar actuando pero tratando de no hacerlo. La cosa nunca está clara, puesto
que todos somos varios entre los que elegir.
Creo en que lo que uno ve es
más o menos lo que hay, como les he enseñado a mis alumnos, y que la vida se
nos entrega vacía. Así si bien la importancia pesa mucho, es lo máximo que
hace. El sentido oculto casi no existe. Mi madre me dijo que tendría miles
de mañanas para despertar y pensar en todo esto cuando ya no hubiera nadie para
decirme cómo sentirme. He tenido ya varias miles. Lo que sé es que tendrás una
oportunidad mejor en la vida -de sobrevivirla- si toleras bien la pérdida; si
te las arreglas para no ser un cínico en todo aquello que ella implica; si te
supeditas, como sugirió Ruskin, al mantenimiento de las proporciones, a enlazar
las cosas desiguales en un todo capaz de preservar lo bueno, aun cuando haya
que admitir que lo bueno no es a menudo fácil de encontrar. Lo intentamos, como
mi hermana dijo. Lo intentamos. Todos nosotros. Lo intentamos.
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