viernes, 12 de agosto de 2016

Todo lo que hay – James Salter

Llega un día en que adviertes que todo es un sueño, que sólo las cosas conservadas por escrito tienen alguna posibilidad de ser reales.

-Supongo que ya tienes edad para casarte.
-Mis padres dicen lo mismo. Pero me temo que acabaré casándome con un mozo de cuadra cuarentón.
-Podrías, pero no creo que durase mucho.
-No, pero él siempre estaría agradecido, dijo ella.

Así pues, la vida siguió su curso, cada semana igual que la anterior un año tras otro, hasta que empiezas a olvidar el camino.


Bowman notaba la falta, no necesariamente de matrimonio, sino de un centro tangible en torno al cual la vida tomase forma y hallara por fin su sitio. El origen de esa sensación, lo percibía con claridad, era aquella casa.

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