sábado, 21 de agosto de 2010

Poesías - San Juan de la Cruz

Como es bien sabido, JdC como Teresa de Jesús ha compuesto glosas "a lo divino" sobre la misma copla profana de tres versos "vivo sin vivir en mí/y de tal manera espero/que muero porque no muero".


"porque los dichos de amor es mejor dejarlos en su anchura, para que cada uno de ellos se aproveche según su modo y caudal de espíritu, que abreviarlos a un sentido a que no se acomode todo paladar"


Canciones entre el alma y el Esposo

1. ¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
2. Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
7. Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.

18. Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa;
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa:
allí le prometí de ser su Esposa.
19. Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.
20. Pues ya si en el ejido
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido;
que, andando enamorada,
me hice perdidiza, y fui ganada.
23. Cuando tú me mirabas
su gracia en mí tus ojos imprimían;
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que en ti vían.
28. Debajo del manzano,
allí conmigo fuiste desposada.
allí te di la mano,
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada.
35. Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte ó al collado
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.
36. Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos iremos,
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos,
y el mosto de granadas gustaremos
37. Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí, tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día:


NOCHE OSCURA
1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba
7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


LLAMA DE AMOR VIVA
1. ¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
2. ¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando. muerte en vida la has trocado.


Coplas hechas sobre un éxtasis de harta contemplación.
Entréme donde no supe:
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.
6. Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.
8. Y, si lo queréis oír,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia;
es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.


Coplas del alma que pena por ver a Dios.

Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
1. En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.
2. Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo:
que esta vida no la quiero,
que muero porque no muero.
3. Estando ausente de ti
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero, porque no muero.
4. El pez que del agua sale
aun de alivio no carece,
que en la muerte que padece
al fin la muerte le vale.
¿Qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues si más vivo más muero?
5. Cuando me pienso aliviar
de verte en el Sacramento,
háceme más sentimiento
el no te poder gozar;
todo es para más penar
por no verte como quiero,
y muero porque no muero.
6. Y si me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor;
viviendo en tanto pavor
y esperando como espero,
muérome porque no muero.
7. ¡Sácame de aquesta muerte
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.
8. Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida,
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios!, ¿cuándo será
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero?


Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe.
Qué bien sé yo la fonte que mane y corre,
aunque es de noche.
1. Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.
2. Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.

viernes, 20 de agosto de 2010

Amor Mi Señor - Luisa Castro

No fue humano tu amor,

no fue de hombre tu mano,

tus ojos no fueron de hombre,

no fue tu nombre de hermano.

No fue ni amigo ni padre

ni guía ni redentor,

no fue ni siquiera un dios,

y sin medida fue amado.

¿Qué me diste? ¿Qué te di,

que nunca te viste saciado,

campo que todo lo bebes,

fuente que todo lo secas?

Amor que todo lo pides

y nada das que no sea

a cuenta de usura, alegre

fuente que todo lo secas.


Monte sin atardecer,

mil mujeres no bastaran

para limpiar tus caminos

de arbustos, de piedras, de barro.

Monte, no pueden mil brazos

abrazarte por la espalda.

¿Dónde estás cuando te tengo?

¿Qué me queda cuando marchas?

Vienes, no quieres

soy yo

la que se mueve,

tú hablas

por boca de hombre,

pides

lo que no me sobra

ganas.

Te lo doy como se da

a un niño lo que le falta.

Pero ni creces ni lloras,

ni siquiera das las gracias.

Monte, ¿quién me manda a mí

trabajar en esta algaida

donde otros perdieron la vida

por tan poquita ganancia?


No me alcanzó el enemigo,

no me batió el contrario,

no me derribó el hostil;

tus ojos me atravesaron.

No fue el frío del invierno

ni el cansancio de la lucha

ni los días sin dormir;

tus ojos, que no miraron.

Gané batallas a mares,

nunca un trofeo exhibí,

y porque te busqué los ojos

me lanzaste tus puñales.


Ahí está el despojo de mi

una careta arrugada

sobre la que alguien se ha sentado,

y el dedo de la resurrección

borrando con saliva

el trazo indeleble,

ya nunca extinguible,

de lo que jamás sucedió,

de lo que nunca llegué a ser.

Yo hablo a despojos

como a trozos de personas

tiradas en la esquina,

como cuadros de Bacon

con su carne usurpada

y su alma en generoso

despliegue de colores,

como una mariposa

que se transmuta en gusano

después de un exhausto

reparto de belleza.

Ahí está el despojo.


Porque no hay una perfección del amor

pero sí un país donde el amante

pueda cambiar su moneda. (...)


Yo voy haciendo preguntas

que al salir de mi boca

son como flores oscuras.

Tú no contestas ninguna.

Quedan prendidas al aire

como banderas suicidas

de esta lucha desigual,

preguntas que son ropa suelta

en el tendal de mi boca

que agita este temporal.

Allí quedan destrozadas,

banderas

de la derrota.





Diarios - Fernando Pessoa

  • “Y entonces, ¿qué es el hombre, por sí mismo, sino un insecto fútil que zumba mientras se estrella contra el cristal de una ventana? Es que está ciego, no puede ver, ni puede darse cuenta de que hay algo entre él y la luz. Por eso se esfuerza, trabajosamente, en acercarse. Puede apartarse de la luz, pero no es capaz de llegar a estar más cerca. ¿Cómo le ayudará la ciencia? Puede llegar a conocer la consistencia y las irregularidades propias del cristal, comprobar que en una parte es más grueso, y en otras más fino, en una más basto, y en otra más delicado: con todo esto, amable filósofo, ¿cuánto se ha acercado a la luz? ¿Cuánto han aumentado sus posibilidades de ver? Puedo llegar a creer que el hombre de genio, el poeta, llega a romper, de algún modo, el cristal, hacia la luz, y siente la alegría y la tibieza que produce estar más allá de los demás hombres, pero, ¿no está, también él ciego? ¿Acaso se ha acercado algo más al conocimiento de la verdad eterna? “Déjenme llevar más allá mi metáfora. Algunos se alejan de la cristalera en el sentido opuesto, hacia atrás, y gritan, al darse cuenta de que no chocan con el cristal, que no está tras ellos, “Hemos pasado”
  • Nunca olvidarás, cuando ataques la religión en nombre de la verdad, que la religión difícilmente puede ser sustituida, y que los desgraciados hombres sollozan en la oscuridad
  • No me fascinaba lo probable, sino lo imposible, y no lo imposible por grado, sino por naturaleza
  • A menudo, cuando me siento tan débil de voluntad, tan indeciso en mis propósitos, me digo: voy a abandonar todas estas ideas de altruismo; tal vez así no disfrute la vida, pero al menos no me preocuparé por nada, lo abandonaré todo
  • Yo, el hombre que afirma que hoy es un sueño, soy menos que una cosa de hoy
  • He descubierto que la lectura es una forma de soñar esclavizada. Si he de soñar, ¿por qué no soñar mis propios sueños?
  • La metafísica - caja para contener el infinito- siempre me hace pensar en aquella definición de caja que un día oí en la boca de un niño (....) sí lo sé señor, me respondió, es una cosa para guardar cosas
  • Mi peor dolor es que no consigo olvidar nunca mi presencia metafísica en la vida. De ahí la timidez trascendental que atemoriza todos mis gestos, que quita a todas mis frases el espíritu de la sencillez, de la emoción directa
  • En cuanto a la sensibilidad, si digo que siempre me ha gustado ser amado, y nunca amar, lo digo todo. Me dolía siempre la obligación, por un vulgar deber de reciprocidad -una lealtad de espíritu- de corresponder. Me agradaba la pasividad. De la actividad sólo me atraía el mínimo necesario para estimular, para no dejar que se olvide la actividad amorosa de quien amaba
  • Las sociedades están dirigidas por agitadores de sentimientos, no por agitadores de ideas
  • El ridículo es el golpe que nos devuelve la inteligencia; hay una buena parte de la inteligencia de la que no conozco sino el golpe
  • Los principios esenciales del liberalismo, que son el respeto a la liberta del Hombre y la libertad de Espíritu, o, en otras palabras, el individualismo y la tolerancia, o incluso en una única frase, el individualismo fraternal
  • Guardar siempre la memoria del mártir Jacques de Molay, maestro de los templarios, y combatir siempre y en todo lugar, a sus tres asesinos: la ignorancia, el fanatismo y la tiranía

martes, 17 de agosto de 2010

El mejor relato del mundo y otros no menos buenos - Rudyard Kipling (Selección W. Somerset Maugham)

El mejor relato del mundo
  • Sobre la Metempsícosis) -- Usted es cristiano, y en sus libros tienen ustedes prohibido comer el fruto del Árbol del Conocimiento; de lo contrario, no morirían ustedes jamás. ¿Cómo iban todos ustedes a tener miedo a la muerte si superan lo que su amigo no sabe que en el fondo sabe? Miedo da que me caiga un puntapié, pero no tengo miedo a la muerte, porque sé lo que sé. A ustedes no les da miedo el puntapié, pero tienen miedo a la muerte
Al final del trayecto
  • ¡No lo soporte! ¡Tapémosle la cara! ¿Existe en la tierra motivo de terror tal que pueda transformar así el rostro de un hombre? Es espeluznante. --- No, no hay terror... en la tierra. Mottram se asomó por encima de su hombro y miró el cadáver.
El cerro de Greenhow
  • Me pregunto yo cuándo ha sido listo un jovenzuelo como tú o como también fui yo, para el caso. Y eso que la estupidez es el único camino seguro por el que se llega a la sabiduría, sé bien lo que digo, no en vano lo he probado
  • Dicen que los ricos son unos estirados y unos presumidos, pero si quieres un orgullo de hierro forjado y una respetabilidad a ultranza no encontrarás a nadie como a los pobres que van a la iglesia casi a diario
  • ¿Ya has visto a tu novia? me dice. Sí, ya la he visto. Bueno, pues nos tomamos una pinta los dos juntos y haces todo lo que puedas por olvidarla, me dice. Sí sargento, ahora la olvido. Y desde entonces no he hecho otra cosa que olvidarla.
El chico de la leña
  • Es una muchacha muy reposada, con grandes dotes para la música. Viene siempre con sus partituras. Le gusta componer, fíjate. Y por lo general se pasa el día entero trabajando... -- ¿Hablabais de Miriam? (...) --- Suena un poco judío eso de Miriam.
El hombre que iba a ser rey
  • Hermano de un príncipe y amigo de un mendigo con tal que sea digno
  • La Ley, como reza la fórmula, prescribe una justa conducta de vida que no es por cierto fácil de cumplir. Muchas veces he sido amigo de un mendigo, bien que en circunstancias que nos impedían a ambos saber si el otro era digno o no. Todavía he de ser hermano de un príncipe, aunque en cierta ocasión conocí y traté a fondo a quien iba a ser de veras rey...
  • Muy amable. En menos de una semana tendremos trabajo de sobra, gracias. Ser un rey no es tan fácil como parece. Cuando hayamos puesto en orden nuestro reino ya se lo haremos saber. Así podrá venir usted a echarnos una mano con todo el lío del gobierno.
Las conquistas de William
  • He sido más valeroso que todos los notables, pero algo de más bravura se me pide, que es mantenerlo en silencio. John Donne, La promesa
  • No sería de extrañar que las tías jamás hubieran dado su visto bueno a una muchacha que (...) respondía indistintamente al nombre de William o al de Bill, (...) y que miraba a los hombres despacio y con intención, a los ojos, incluso después de que estos le hubiesen hecho proposiciones matrimoniales y ella las hubiera rechazado.
Ellos: buenísimo cuento de fantasmas

Los hermanos de Mowgli
  • Shere Kan era el tigre que vivía cerca del río a veinte millas de allí
El milagro de Purun Bhagat
  • Nada había tan lejos de su ánimo como los milagros. Creía que todas las cosas eran en sí un gran milagro, y cuando un hombre llega a saber eso ya sabe algo a partir de lo cual puede continuar sus meditaciones. Sabía con toda certeza que no había nada grande y nada pequeño en este mundo: noche y día se desvivía por meditar y llegar así al corazón de las cosas, al lugar mismo del cual procedía su alma
Sin el beneficio del clero
  • Holden se marchó a su bungalow y comenzó a entender que no estaba solo en el mundo; asimismo, entendió que tenía miedo por lo que le sucediera a otra persona [hijo/mujer], lo cual viene a ser el más dulce y satisfactorio de los miedos que conoce el hombre.