jueves, 14 de julio de 2011

Los enamoramientos - Javier Marías

Es otro de los inconvenientes de padecer una desgracia: al que la sufre los efectos le duran mucho más de lo que dura la paciencia de quienes se muestran dispuestos a escucharlo y acompañarlo, la incondicionalidad nunca es muy larga si se tiñe de monotonía.

La amistad no se transfiere, si acaso se usurpa.

La fuerza de los hechos es tan espantosa que todo el mundo acaba por estar más o menos conforme con su propia historia, con lo que le pasó y lo que hizo y lo que dejó de hacer, aunque crea que no o no se lo reconozca.

Cuando no provocamos inmediatas pasiones, creemos que la lealtad y la presencia acabarán siendo premiadas y teniendo más durabilidad y más fuerza que cualquier arrebato o capricho. En estos casos sabemos que nos sentiremos difícilmente halagadas aunque se cumplan nuestras expectativas mejores, pero sí calladamente triunfantes, si en efecto éstas se cumplen. (...) Sí, todos somos remedos de gente que casi nunca hemos conocido, gente que no se acercó o pasó de largo en la vida de quienes ahora queremos (...) No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, sólo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, los saldos, y es con eso poco noble con lo que se erigen los más grandes amores y se fundan las mejores familias, de eso provenimos todos, producto de la casualidad y el conformismo, de los descartes y las timideces y los fracasos ajenos, y aun así daríamos cualquier cosa a veces por seguir junto a quien rescatamos un día de un desván o una almoneda, o nos tocó en suerte a los naipes o nos recogió de los desperdicios.

... con un poco más de mala suerte y unos cuantos más enamorados de quienes sólo se dejan querer y no rechazan ni corresponden...

el enamoramiento todavía posee el atractivo de la revelación, por lo general somos capaces de interesarnos por cualquier asunto que interese o del que nos hable el que amamos.

...nada tan tentador como entregarse a otro, y hacer nuestros sus problemas y sumergirnos en su existencia, que al no ser la nuestra ya es más leve por eso...

...con el convencimiento que otorga carecer de toda esperanza...

Cuando uno desea algo largo tiempo, resulta muy difícil dejar de desearlo, quiero decir admitir o darse cuenta de que ya no lo desea o de que prefiere otra cosa. La espera nutre y potencia ese deseo, lo solidifica y lo vuelve pétreo, y entonces nos resistimos a reconocer que hemos malgastado años aguardando una señal que cuando por fin se produce ya no nos tienta, o os da infinita pereza acudir a su llamada tardía de la que ahora desconfiamos, quizá porque no nos conviene movernos.

...es agradable sentirse amado por quien nada te va a pedir... yo me retiraré cuando decidas que basta...

En toda relación desigual y sin nombre ni reconocimiento explícito, alguien tiende a llevar la iniciativa, a llamar y a proponer encontrarse, y la otra parte tiene dos posibilidades o vías para alcanzar la misma meta de no esfumarse y desaparecer en seguida, aunque crea que de todas formas será ese su destino final. Una es limitarse a esperar, no dar nunca un paso, confiar en que pueda añorársela y en que su silencio y su ausencia resulten insoportables o preocupantes, porque todo el mundo se acostumbra pronto a lo que se regala o lo que hay. La segunda vía es intentar colare con disimulo en la cotidianidad de ese alguien, persistir sin insistir, hacerse sitio con pretextos varios, llamar no a proponer nada- eso está vedado aún- sino a consultar cualquier cosa, a pedir consejo o un favor, a contar lo que nos ocurre -la manera más eficaz y drástica de involucrar- o a dar alguna información; estar presente, actuar como recordatorio de uno mismo, tararear en la distancia, zumbar, dar lugar a un hábito que se instala imperceptiblemente y como a hurtadillas, hasta que un día ese alguien se descubre echando en falta la llamada....

La corrección de los sentimientos es lenta, desesperadamente gradual. Uno se instala en ellos y se hace muy difícil salirse...

...a la espera de que apareciera alguien que me trajera debilidad, y por quien la tuviera... para mí es el único modo de reconocer ese término que todo el mundo emplea con desenvoltura pero que no debería ser tan fácil puesto que no lo conocen muchas lenguas, sólo el italiano además de la nuestra (...): el enamoramiento.
Hasta se nos hacen imprescindibles algunas (personas), la fuerza de la costumbre es inmensa y acaba por suplir casi todo, incluso por suplantarlo. Puede suplantar el amor, por ejemplo; pero no el enamoramiento, conviene distinguir entre los dos aunque se confundan no son lo mismo... Lo que es muy raro es sentir debilidad, verdadera debilidad por alguien y que nos la produzca, que nos haga débiles.

Por idiotas que fueran, como en realidad lo son todos los sentimientos cuando se los describe o explica o simplemente se enuncian...

El que no esperaba nada acaba exigiendo, el que se acercaba con devoción y modestia se torna tiránico e iconoclasta, el que mendigaba sonrisas o atención o besos de la persona amada se hace de rogar y se vuelve soberbio, y se los escatima ahora a esa misma persona a la que la mera llovizna del tiempo ha subyugado. (...) Uno ignora lo que el tiempo hará de nosotros con sus capas finas que se superponen indistinguibles, en qué es capaz de convertirnos.

Cuentos Rusos - Tosltói, Chéjov, Gógol, Pushkin

Karma - Tolstoi. (cuento popular hindú, del que Tolstoi escribió: me ha gustado mucho este cuentecillo tanto por su ingenuidad como por su profundidad. Sorprende especialmente la exaltación de la certeza... de que el rechazo del mal y la aceptación del bien sólo se obtienen gracias al esfuerzo de uno mismo, de que no existe y no puede existir modo alguno de alcanzar el bien común o el del individuo salvo a través del esfuerzo personal. Esta exaltación se hace particularmente palpable al demostrar que lo que es bueno para una sola persona sólo es un verdadero bien cuando se convierte en un bien común)

Las tres preguntas- Tolstoi
El momento más adecuado es sólo uno, ahora, y es el más importante porque solo entonces somos dueños de nosotros mismos; la persona más importante es aquella con quien te encuentras ahora, porque nadie puede saber si podrá tratar con alguna otra persona; y la tarea más importante es hacer el bien, porque solo para eso ha sido enviado el hombre a esta vida.

Karma - Tolstoi
"Todo aquel que hiere a los demás, se hace el mal así mismo. Todo aquel que ayuda a los otros, se hace el bien a sí mismo. Deje de considerarse un ser aislado y encontrará el camino de la verdad. A aquel cuya visión ha ensombrecido Maya con su velo, la humanidad se le muestra dividida en infinitos sujetos. Y tal persona no puede comprender el significado del amor desinteresado hacia todo ser vivo".
Cualquier persona puede salvarse siempre que elimine de su alma la idea de la individualidad.
La idea de la individualidad vivia aún en Kandata (famoso bandido). Él no conocía la fuerza milagrosa del verdadero anhelo de al ascensión en busca del camino de la justicia. Es un anhelo sutil, como una tela de araña, pero que sustenta a millones de personas, y cuanta más gente trepa por la tela de araña más fácil le resulta a todos y cada uno de ellos. Sin embargo, en el momento en que se apodera del corazón del hombre la idea de que la tela de araña es suya, que el bien de la justicia le pertenece sólo a él y que nadie le apartará de él, el hilo se rompe y el hombre se precipita hacia ese estado anterior de persona aislada. La individualidad en las personas es una maldición, y por el contrario, su asociación es una bendición. El infierno no es otra cosa que el egoísmo, mientras que el nirvana es la vida en común...

El séptimo velo - Juan Manuel de Prada

Grande es la fuerza de la memoria, grande de verdad, Dios mío. Es como un depósito oculto inmenso e infinito. ¿Quién puede llegar hasta el fondo? Es una fuerza propia de mi alma que pertenece a mi naturaleza. Pero ni yo mismo puedo abarcar todo lo que soy. San Agustín, las confesiones.

Como casi todas las madres, la mía sólo concebía para mí el mejor porvenir, incluso cuando, por imperativo cronológico, mi porvenir se iba achicando.

Las sospechas, aunque crezcan sobre un terreno más yermo que las certezas, aunque no las abone sino la ofuscación y enferma imaginación, arraigan y crecen mucho más rápidamente.

Una mujer nunca es feliz si no tiene que cuidar de algo o de alguien.

El olvido no es una enfermedad de la memora, sino una condición de su salud y de su vida. Théodule. Ribot

El emperador - Ryszard Kapuscinski

Se promulgan demasiadas leyes, se dan demasiado pocos ejemplos. Saint-just: escritos escogidos

Nuestro hijo debe de haber empezado a pensar. Se ha vuelto muy, pero que muy triste. (...) ¿Para qué saber si es mejor ignorar? ¿Para qué ir a lo difícil pudiendo escoger lo fácil? ¿Para qué gastar saliva cuando el callar es bueno? ¿Para qué meterse en los asuntos del Imperio si en nuestra propia casa hay tanto que hacer, tanto que comprar?

Para treinta millones largos de súbditos se imprimían diariamente veinticinco mil ejemplares de periódicos. Pero Nuestro Señor opinaba que incluso la prensa más adicta no debía aparecer en abundancia, pues tal exceso con el tiempo podría crear el hábito de leer y de ahí no hay más que un paso al hábito de pensar, y ya se sabe la de disgustos, sinsabores, tormentos y quebraderos de cabeza que esto acarrea. Porque una cosa puede estar escrita con lealtad pero ser leída sin ella.