miércoles, 30 de diciembre de 2009

Antología poética - Rubén Darío

Wagner a Augusta Holmes, su discipula, dijo un día: "Lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mi"

SONATINA
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. (...)

BOUQUET
(...)
Yo, al enviarte versos, de mi vida arranco
la flor que te ofrezco, blanco serafín.
¡Mira cómo mancha tu corpiño blanco
la más roja rosa que hay en tu jardín

EL FAISAN
Dijo sus secretos el faisán de oro:
En el gabinete mi blanco tesoro,
de sus claras risas el divino coro,

las bellas figuras de los gobelinos,
los cristales llenos de aromados vinos,
las rosas francesas en los vasos chinos.

(Las rosas francesas, porque fue allá en Francia
donde en el retiro de la dulce estancia
esas frescas rosas dieron su fragancia.)

La cena esperaba. Quitadas las vendas,
iban mil amores de flechas tremendas
en aquella noche de Carnestolendas.

La careta negra se quitó la niña,
y tras el preludio de una alegre riña
apuró mi boca vino de su viña.

Vino de la viña de la boca loca,
que hace arder el beso, que el mordisco invoca.
¡Oh los blancos dientes de la loca boca!

En su boca ardiente yo bebí los vinos,
y, pinzas rosadas, sus dedos divinos
me dieron las fresas y los langostinos.

Yo la vestimenta de Pierrot tenía,
y aunque me alegraba y aunque me reía,
moraba en mi alma la melancolía.

La carnavalesca noche luminosa
dio a mi triste espíritu la mujer hermosa,
sus ojos de fuego, sus labios de rosa.

Y en el gabinete del café galante
ella se encontraba con su nuevo amante,
peregrino pálido de un país distante.

Llegaban los ecos de vagos cantares
y se despedían de sus azahares
miles de purezas en los bulevares.

Y cuando el champaña me cantó su canto,
por una ventana vi que un negro manto
de nube, de Febo cubría el encanto.

Y dije a la amada un día: ?¿No viste
de pronto ponerse la noche tan triste?
¿Acaso la Reina de luz ya no existe?

Ella me miraba. Y el faisán cubierto
de plumas de oro: ?«¡Pierrot, ten por cierto
que tu fiel amada, que la Luna ha muerto!»

GARÇONNIERE
Cómo era el instante, dígalo la musa
que las dichas trae, que las penas lleva:
la tristeza pasa, velada y confusa;
la alegría, rosas y azahares nieva.

Era en un amable nido de soltero,
de risas y versos, de placer sonoro;
era un inspirado cada caballero,
de sueños azules y vino de oro.

Un rubio decía frases sentenciosas:
negando y amando las musas eternas
un bruno decía versos como rosas,
dos sonantes rimas y palabras tiernas.
(...)

MARGARITA
¿Recuerdas que querías ser una Margarita
Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cuando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá.
Tus labios escarlatas de púrpura maldita
sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
«Sí… no… sí… no…» ¡y sabías que te adoraba ya!
Después, ¡oh flor de Histeria! llorabas y reías;
tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas, eran mías.
Y en una tarde triste de los más dulces días,
la Muerte, la celosa, por ver si me querías,
¡como a una margarita de amor, te deshojó!

A MARGARITA DEBAYLE
(...)
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

DEZIR
Reina Venus, soberana
capitana
de deseos y pasiones,
en la tempestad humana
por ti mana
sangre de los corazones.
Una copa me dio el sino
y en ella bebí tu vino
y me embriagué de dolor,
pues me hizo experimentar
que en el vino del amor
hay la amargura del mar.

Di al olvido el turbulento
sentimiento,
y hallé un sátiro ladino
que dio a mi labio sediento
nuevo aliento,
nueva copa y nuevo vino.
Y al llegar la primavera,
en mi roja sangre fiera 20
triple llama fue encendida:
yo al flamante amor entrego
la vendimia de mi vida
bajo pámpanos de fuego.

En la fruta misteriosa,
ámbar, rosa,
su deseo sacia el labio,
y en viva rosa se posa,
mariposa,
beso ardiente o beso sabio.
¡Bien haya el sátiro griego
que me enseñó el dulce juego!

En el reino de mi aurora
no hay ayer, hoy ni mañana;
danzo las danzas de ahora
con la música pagana.

OTRO DEZIR
(...)
arderá mi sangre loca,
y en el vaso de tu boca
te sorberé el corazón.

QUE EL AMOR NO ADMITE CUERDAS REFLEXIONES
Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura
nos enciende el pensamiento
la locura.

No pidas paz a mis brazos
que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos
y son de incendio mis besos;
y sería vano intento
el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento
la locura.

Clara está la mente mía
de llamas de amor, señora,
como la tienda del día
o el palacio de la aurora.
Y al perfume de tu ungüento
te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento
la locura.

Mi gozo tu paladar
rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar:
Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento
en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento
la locura.

LA ESPIGA
Mira el signo sutil que los dedos del viento
hacen al agitar el tallo que se inclina
y se alza en una rítmica virtud de movimiento.
Con el áureo pincel de la flor de la harina

trazan sobre la tela azul del firmamento
el misterio inmortal de la tierra divina
y el alma de las cosas que da su sacramento
en una interminable frescura matutina.

Pues en la paz del campo la faz de Dios asoma.
De las floridas urnas místico incienso aroma
el vasto altar en donde triunfa la azul sonrisa;

aún verde está y cubierto de flores el madero,
bajo sus ramas llenas de amor pace el cordero
y en la espiga de oro y luz duerme la misa.


AMA TU RITMO
Ama tu ritmo y ritma tus acciones
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina
del pájaro del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.

CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro
¡ya te vas para no volver...!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

La otra fue más sensitiva,
y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y le mató, triste y pequeño
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón

poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad:

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!...
Cuando quiero llorar, no lloro,
¡y a veces lloro sin querer!

¡Y las demás!, en tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
si no pretexto de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!...
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer...

¡Mas es mía el Alba de oro!

X
El verso sutil que pasa o se posa
sobre la mujer o sobre la rosa,
beso puede ser, o ser mariposa.

En la fresca flor el verso sutil;
el triunfo de Amor en el mes de abril:
Amor, verso y flor, la niña gentil.

Amor y dolor. Halagos y enojos.
Herodías ríe en los labios rojos.
Dos verdugos hay que están en los ojos.

¡Oh, saber amar es saber sufrir!
Amar y sufrir, sufrir y sentir,
y el hacha besar que nos ha de herir…

¡Rosa de dolor, gracia femenina;
inocencia y luz, corola divina!
y aroma fatal y cruel espina…

Líbranos, Señor, de abril y la flor
y del cielo azul y del ruiseñor,
de dolor y amor, líbranos, Señor

DIVINA PSIQUIS
¡Divina Psiquis, dulce Mariposa invisible
que desde los abismos has venido a ser todo
lo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible
forma la chispa sacra de la estatua de lodo!

Te asomas por mis ojos a la luz de la tierra
y prisionera vives en mí de extraño dueño:
te reducen a esclava mis sentidos en guerra
y apenas vagas libre por el jardín del sueño.

Sabia de la Lujuria que sabe antiguas ciencias,
te sacudes a veces entre imposibles muros,
y más allá de todas las vulgares conciencias
exploras los recodos más terribles y oscuros.
(...)

XVII
¡Carne, celeste carne de la mujer! Arcilla
-dijo Hugo-, ambrosía más bien, ¡oh maravilla!,
la vida se soporta,
tan doliente y tan corta,
solamente por eso:
roce, mordisco o beso
en ese pan divino
para el cual nuestra sangre es nuestro vino.
En ella está la lira,
en ella está la rosa,
en ella está la ciencia armoniosa,
en ella se respira
el perfume vital de toda cosa.
(...)

"¡AY, TRISTE DEL QUE UN DÍA...!"
¡Ay, triste del que un día en su esfinge interior
pone los ojos e interroga! Está perdido.
¡Ay del que pide eurekas al placer o al dolor!
Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido.

Lo que el árbol desea decir y dice al viento,
y lo que el animal manifiesta en su instinto,
cristalizamos en palabra y pensamiento.
Nada más que maneras expresan lo distinto.

MELANCOLÍA
Hermano, tu que tienes la luz, dime la mía.
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy bajo tempestades y tormentas,
ciego de ensueño y loco de armonía.

Ese es mi mal. Soñar. La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
dejan caer las gotas de mi melancolía.

Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo;
a veces me parece que el camino es muy largo,
y a veces que es muy corto...

Y en este titubeo de aliento y agonía,
cargo lleno de penas lo que apenas soporto.
¿ No oyes caer las gotas de mi melancolía ?

DE OTOÑO
Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!

LO FATAL
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Kokoro - Natsume Soseki

Sensei no reaccionaba al cariño de la gente porque se despreciaba a sí mismo y no por menosprecio a los demás.

El recuerdo de haberse arrodillado ante una persona en un futuro te hace querer pisarle la cabeza. Yo prefiero evitar el respeto de hoy para no recibir el agravio de mañana. Mejor aguantar mi soledad actual y no una soledad futura que sería horrorosa. La gente de hoy, nacida bajo el signo de la libertad, la independencia y la autoestima, debe, en justa compensación, saborear esta soledad.

Tal vez, haya bastante diferencia entre mi idea de la ética y la idea de la ética de los jóvenes de ahora. Aún así, aunque me equivoque, esa moral viene de mi. No es un traje alquilado con el que uno se viste un rato. Por eso pienso que mi moral podría servirte de referencia a ti, que ahora estás desarrollando tu propia personalidad.

Desde entonces, mi prima y yo éramos amigos. Sabrás también que nunca ocurre enamoramiento entre hermano y hermana. Tal vez estoy repitiendo algo que reconoce todo el mundo, pero creo que entre un hombre y una mujer que son buenos amigos y se ven muchas veces no hay esa frescura tan estimulante y necesaria para el enamoramiento. Para captar el perfume del incienso, hay que olerlo en el momento de quemarse; para saborear al máximo el sake, hay que degustarlo en el instante de meterlo en la boca por primera vez. Igualmente, en el impulso del amor, debe existir un punto clave en el tiempo. Si ese punto se deja pasar, si una persona se acostumbra a la otra, puede surgir el cariño, pero el nervio del enamoramiento poco a poco se va paralizando.

La mía fue una respuesta tal vez banal, pero para mi era una respuesta viva. Yo creo que dar una opinión banal con el corazón caliente es más vivo que dar una opinión original con la cabeza fría. El cuerpo se mueve gracias a la sangre. Las palabras vivas no sólo sirven para hacer vibrar el aire, sino que también pueden agitar poderosamente el corazón humano.

El yo que tú conoces es el resultado de una personalidad ensuciada con el polvo del camino de la vida.

Sumando todas esas actitudes de la señora, llegué a la conclusion de que había conquistado la confianza de la familia. Incluso, descubrí que tal confianza se remontaba a nuestro primer encuentro. Yo, que entonces recelaba de todo el mundo, me sentía ahora totalmente aturdido por este descubrimiento. Di en pensar que las mujeres eran más ricas en poder intuitivo que los hombres y que, por esa misma razón, hay tantas mujeres engañadas en el mundo. Es divertido pensar que nunca se me había ocurrido analizar mi confianza en la señorita, basada ni más ni menos que en la intuición.

Yo adopté la línea de no oponerme a él en lo posible. La táctica era sacar el hielo al sol para que se derritiera y transformara en agua tibia.

En esa discusión recuerdo haber utilizado una y otra vez la palabra "humano". K me dijo que bajo ese término, yo ocultaba todas mis debilidades.

Soy de la opinión de que las mujeres tienden, en mayor medida que los hombres, a disfrutar más al ser amadas como objetos exclusivos de amor, aunque el amor se salga del camino correcto, que cuando ese amor comprende a toda la humanidad.

martes, 8 de diciembre de 2009

El desierto de los tártaros - Dino Buzzati

Tendido en el camastro, fuera del halo de la lámpara de petróleo, mientras dejaba correr la imaginación a propósito de su propia vida, Giovanni Drogo, en cambio, fue presa de improviso del sueño y, entretanto, aquella noche precisamente —oh, si lo hubiera sabido, tal vez no habría tenido ganas de dormir—, comenzaba para él la irreparable fuga del tiempo.

Hasta entonces, había avanzado por la despreocupada edad de la primera juventud, un camino que de niño parece infinito, por el que los años transcurrenlentos y con paso imperceptible, por lo que nadie nota su marcha. Caminamos plácidamente, mirando en derredor con curiosidad, no hay necesidad alguna de apresurarse, nadie apremia por detrás y nadie nos espera, también los compañeros avanzan sin pensar y se detienen con frecuencia a bromear. Desde las casas, en las puertas, los mayores saludan, comprensivos, y hacen señas para indicar el horizonte con sonrisas de inteligencia; así, el corazón empieza a latir con deseos heroicos y tiernos, se saborean, la víspera, las cosas maravillosas que se esperan para más adelante; aún no se ven, no, pero es cierto, absolutamente cierto, que un día llegaran.

¿Falta mucho aún? No, basta con cruzar aquel río allí al fondo, sobrepasar aquellas verdes colinas, pero ¿no habremos llegado ya? ¿No serán tal vez esos árboles, esos prados, esa casa blanca lo que buscábamos? Por unos instantes tenemos la impresión de que sí y nos gustaría detenernos. Después oímos decir que lo mejor está más adelante y reanudamos la marcha sin preocupación.
Así continuamos el camino con una espera confiada, y las jornadas son largas y tranquilas, el sol brilla alto en el cielo y parece que no tenga ganas de bajar nunca al ocaso.
Pero en determinado momento, casi instintivamente, volvemos la vista atrás y vemos que una verja ha quedado cerrada a nuestras espaldas y corta el camino de regreso. Entonces sentimos que algo ha cambiado, el sol ya no parece inmóvil, sino que se desplaza ¡ay!, rápidamente, apenas hay tiempo de mirarlo cuando ya se precipita hacia el confín del horizonte, nos damos cuenta de que las nubes no se estancan en las azules ensenadas del cielo, sino que huyen amontonándose unas sobre otras, con su ansiedad; comprendemos que el tiempo pasa y que el camino deberá acabar algún día.
Cierran a nuestras espaldas una pesada verja, la atrancan con velocidad fulmínea y no nos da tiempo de regresar, pero Giovanni Drogo en aquel momento dormía inocente y sonreía en el sueño, como los niños.
Pasarían días antes de que Drogo comprendiera lo que había sucedido. Sería entonces como un despertar. Miraría, incrédulo, en derredor; después oiría un alboroto de pasos que se acercarían a su espalda, acudiría la gente, despertada antes que él y corriendo con mayor ansia, y lo adelantaría para llegar a tiempo. Sentiría el latido del tiempo escandir con avidez la vida. Ya no se asomarían a las ventanas figuras risueñas, sino rostros inmóviles e indiferentes y, si él preguntara cuánto camino faltaba, harían también una señal para indicar, sí, el horizonte, pero sin bondad ni alegría algunas. Entretanto los compañeros se perderían de vista, alguno quedaría atrás exhausto, otro habría huido más adelante, ya sólo sería un minúsculo punto en el horizonte.
Detrás de aquel río —diría la gente—, diez kilómetros más y habrás llegado, pero en cambio, nunca se acabaría, las jornadas resultarían cada vez más breves, los compañeros de viaje más escasos, en las ventanas habría apáticas figuras pálidas que menearían la cabeza.
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No se habían adaptado a la existencia común, a las alegrías de la gente habitual, a un destino mediocre; vivían, codo con codo, con la misma esperanza, sin decir palabra nunca al respecto, porque no se daban cuenta o simplemente porque eran soldados, con el celoso pudor de su alma.
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Si sólo hubiera sido por el sonar de las trompetas - y aunque se hubiesen oído canciones de guerra y desde el Norte hubieran llegado mensajes inquietantes -, Drogo se habría marchado igualmente, pero había ya en él el torpor de las costumbres, la vanidad militar, el amor doméstico a los muros cotidianos. Con el monótono ritmo del servicio, cuatro meses había bastado para enviscarlo.
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Drogo permaneció solo y se sintió practicamente feliz. Saboreaba con orgullo su decisión de quedarse, el amargo gusto de dejar las pequeñas alegrías seguras por un gran bien a largo e incierto plazo (y tal vez subyaciera el consolodar pensamiento de que siempre tendría tiempo para marcharse).
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Al final Drogo entendió y un lento escalofrío le recorrió la espalda. Era el agua, era una lejana cascada fragorosa que bajaba por los salientes de los peñascos vecinos. El viento que hacía oscilar el larguísimo corro, el misterioso juego de los ecos, el diferente sonido de las piedras que recorría lo convertían en una voz humana, que hablaba y hablaba: palabras de nuestra vida, que siempre se estaba a punto de comprender, pero no, nunca.
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En cambio la existencia de Drogo había quedado como paralizada. La misma jornada, con cosas idénticas se había repetido centenares de veces sin dar un paso adelante. El río del tiempo pasaba por encima de la Fortaleza, resquebrajaba las murallas, arrastraba hacia abajo polvos y fragmentos de piedra, limaba los escalones y las cadenas, pero por Drogo pasaba en vano: no había logrado aún engancharlo en su fuga.
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"Todos más o menos, nos obstinamos en esperar, pero es un absurdo, basta con pensarlo un poco"
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Se hacía la ilusión, Drogo, de ejercer una gloriosa venganza a largo plazo, creía tener aún una inmensidad de tiempo a su disposición, renunciaba así a la vulgar lucha por la vida cotidiana. Llegará un día en que ajustaremos todas las cuentas con creces, pensaba, pero entretanto, los otros se lanzaban, se disputaban el paso ávidamente para ser los primeros, adelantaban en la carrera a Drogo, sin hacerle caso siquiera, lo dejaban atrás. Él los veía desaparecer al fondo, perplejo, presa de dudas insólitas: ¿y si hubiese estado equivocado en realidad? ¿Y si fuera un hombre común y corriente, a quien por derecho sólo le corresponde un destino mediocre?
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Entretanto el tiempo corría, su silencioso latido escande, cada vez más presuroso la vida, no podemos detenernos ni siquiera un instante, ni siquiera para echar una ojeada atrás. "¡Deténte, deténte!" nos gustaría gritar, pero comprendemos que es inútil. Todo huye -los hombres, las estaciones, las nubes- y de nada sirve aferrarse a las piedras, resistir sobre algún escollo, los dedos, cansados, se abren, los brazos se aflojan inertes; nos vemos arrastrados de nuevo por el río, que parece lento, pero nunca se detiene.
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Poco a poco se iba debilitando la confianza. Resulta difícil creer en algo cuando estamos solos y no podemos hablar con nadie al respecto. Precisamente por aquel tiempo se dio cuenta Drogo de que los hombres, aun cuando se estimen, permanecen siempre distantes, de que si uno sufre, el dolor es totalmente suyo, ningún otro puede hacerse cargo ni siquiera de una parte mínima, de que, si uno sufre, no por ello sienten los otros dolor, aun cuando haya gran amor de por medio, y eso provoca la soledad de la vida.
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Se conservaba en él, absurdo, refractario a los años, desde la época de la juventud, aquel profundo presentimiento de cosas fatales, una obscura certeza de que lo bueno de la vida estaba aún por comenzar.

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar - Anna Gavalda

Lugares parís: café literario Les Deux-Magots, El chiquito en rue saint-benoît, botella de côte de nuits, Gevrey-Chambertin del 86, calle Eugène-Gonon de melun, vino Gruaud-Larose

Le digo que mi corazón es como una gran bolsa vacía, una bolsa sólida, en la que podría meter todo un bazar y sin embargo, no hay nada dentro

El curioso incidente del perro a medianoche - Mark Haddon

El problema de monty hall (En el concurso la búsqueda de un nuevo coche tras las puertas, el jugador elige inicialmente la puerta 1. El presentador le abre la puerta 3 y le revela que hay una cabra y le ofrece la posibilidad de elegir la puerta 2 en vez de la 1)

La gente cree en Dios porque el mundo es muy complicado. Creen que es muy improbable que algo tan complicado como una ardilla voladora o el ojo humano o un cerebro llegue a existir por casualidad. Pero deberían pensar lógicamente, y si pensaran lógicamente, verían que sólo pueden hacerse esa pregunta porque eso ya ha sucedido y ellos existen. Hay billones de planetas en los que no hay vida, pero en esos planetas no hay nadie con cerebro para darse cuenta. Y es como si toda la gente en el mundo arrojara monedas al aire: a alguien acabaría por salirle cruz 5.698 veces seguidas y se creerían muy especiales. Pero no lo serían, porque habría millones de personas a quienes no les saldría cruz 5.698 veces.

En la Tierra hay vida por culpa de un accidente, pero un tipo de accidente muy especial. Y para que ese accidente ocurra de esa manera especial, tienen que darse 3 Condiciones. Y éstas son

1. Las cosas tienen que hacer copias de sí mismas (esto se llama Duplicación)

2. Tienen que cometer pequeños errores al hacer eso (esto se llama Mutación)

3. Esos errores tienen que ser los mismos en sus copias (esto se llama Herencia)

martes, 10 de noviembre de 2009

El Arte de insultar – Arthur Schopenhauer

  • La astrología. Una prueba maravillosa de la subjetividad miserable de los seres humanos, que hace que éstos lo refieran todo a sí mismos y pasen desde cualquier idea a sus propias personas sin solución de continuidad, lo proporciona la astrología, que retrotrae el movimiento de los grandes cuerpos celestes al pobre yo, y vincula los cometas con las trifulcas y necedades terrenales
  • El centro del universo. Si se le diera a cada cual a escoger entre su propia destrucción y la del resto del mundo, no necesito decir qué decisión tomaría la mayor parte de la gente. Ello demuestra que cada uno se coloca a sí mismo en el centro del universo, refiere todo a sí mismo y sopesa cualquier cosa que suceda (como por ejemplo los cambios más importantes en el destino de los pueblos) por las repercusiones que pueda tener sobre su interés, convirtiendo a estas últimas por muy insignificantes y circunstanciales que sean, en el objeto principal de sus reflexiones. … El único mundo que cada cual conoce y del que tiene noticia es el que lleva en su interior, como representación, y por eso se coloca en su centro. De ahí que cada uno sea lo máximo para sí mismo
  • El deseo sexual. El deseo sexual, sobre todo cuando está concentrado debido a su fijación en una mujer partícula, por el enamoramiento, es la quintaesencia de la gran estafa de este bendito mundo; pues aunque es indecible, infinito y desmedido lo que promete, es muy poco lo que cumple
  • El destino. La “lucha del hombre contra el destino” es una noción ridícula, sino por otra cosa, al menos porque implica una pugna contra un oponente invisible. Si además se toma en cuenta la omnipotencia del destino, se concluirá que intentar combatirlo es la más absurda de las pretensiones
  • Dios como persona. Cuando se estudia el budismo a partir de sus fuentes, de repente se ve todo claro: ni rastro del necio discurso acerca de un mundo creado a partir de la nada, ni de un sujeto que aparece de súbito para construirlo. ¡Fuera con esta basura!
  • El erudito. Para quien estudia con el propósito de comprender las cosas, los libros y las investigaciones son meros peldaños de una escalera con la que se asciende hasta la cima del conocimiento: en cuanto un peldaño ha permitido ascender un paso, hay que abandonarlo. La mayoría de la gente, en cambio, estudia para llenar su memoria y no utiliza los peldaños de la escalera para ascender, sino que los desmonta y se los echa al hombre para llevárselos, alegrándose del creciente peso de su carga. Permanecen siempre abajo ya que sostienen aquello que debería sostenerlo a ellos
  • El Estado ético. El fin exclusivo del Estado es proteger a los individuos unos de otros, y al conjunto de ellos de los enemigos externos. Algunos filosofastros alemanes de los tiempos venales que corren quisieran desfigurarlo, convirtiéndolo en una instancia moralizadora, educadora y edificante; tras lo cual acecha por supuesto el propósito jesuítico de suprimir la libertad individual y el desarrollo autónomo del sujeto, hasta convertir a éste en una mera rueda de la maquinaria estatal y religiosa, como sucede en China
  • La fe. La fe es como el amor: no se la puede obtener por la fuerza
  • Fe y saber. El saber está hecho de un material más duro que la fe, de manera que cuando ambos chocan, esta última es la que se resquebraja
  • El hombre un animal egoísta. La motivación más importante y fundamental del ser humano, como de los animales, es el egoísmo, es decir el ansia irrefrenable de existir y llevar una vida agradable
  • El hombre un mecanismo de relojería. Los hombres se parecen a mecanismos de relojería a los que se les da cuerda y que funcionan sin saber por qué lo hacen; cada vez que un hombre es concebido y nace, el reloj de una vida humana es rebobinado de nuevo, para que repita una y otra vez la misma cantaleta tocada ya innumerables veces, frase por frase y compás por compás, con variaciones insignificantes
  • El hombre un ser social. Un grupo de puerco espines se apiñaron densamente un frío día de invierno para obtener calor y salvarse de morir congelados. Muy pronto, sin embargo, sintieron las púas recíprocas, lo que los obligó a separarse de nuevo. Cada vez que la necesidad de calentarse los reunía, volvía a presentarse aquel otro inconveniente, por lo que siempre se veían arrastrados entre uno y otro tipo de sufrimiento, hasta que finalmente encontraron una moderada distancia entre ellos que les permitía soportar su situación. Así, la necesidad de vivir en sociedad, nacida del vacío y de la monotonía del yo interior, atrae a los seres humanos los unos hacia los otros; pero sus numerosos rasgos desagradables y errores imperdonables vuelven a separarlos. La distancia intermedia, que terminan por hallar y hace posibles su convivencia, viene dada por la amabilidad y las buenas costumbres. A aquel que no guarda esa distancia se le advierte en Inglaterra: ¡Keep your distance! Es cierto que esa distancia satisface sólo a medias la necesidad de obtener calor recíproco; pero al menos evita que se sienta el dolor de las púas. Quien disponga, sin embargo, de suficiente calor interno hará bien en mantenerse alejado de la sociedad, para así no molestar ni ser molestado.
  • Kant y el derecho a mentir. L’homme a reçu la parole pour pouvoir cacher sa pensée
  • La lectura. Leer significa pensar en cabeza ajena, en lugar de hacerlo con la propia
  • La masa. La multitud tiene ojos y oídos, pero no mucho más; a lo sumo una paupérrima capacidad para juzgar, e incluso escasa memoria
  • El monoteísmo. La intolerancia es consustancial al monoteísmo; un Dios que gobierna solo es, en esencia, un Dios envidioso que no tolera a otros dioses en su cercanía
  • La moral. Acaso una mirada retrospectiva hacia los más de dos mil años de infructuosos esfuerzos por dotar a la moral de un fundamento seguro consiga enseñarnos que no existe una moral natural independiente de las instituciones humanas y que la moral es simplemente un artefacto, un recurso inventado para controlar mejor al egocéntrico y malvado género humano
  • Placer y dolor. El dolor es el elemento positivo que se anuncia por sí solo; la satisfacción y los placeres son lo negativo, mera supresión de aquél
  • La religión. La humanidad crece dentro del traje de la religión como un niño dentro de su ropa; se haga lo que se haga, la ropa terminará por desbaratarse. Las religiones son hijas de la ignorancia que no sobreviven a su madre
  • Rostros desagradables y estúpidos. Una mirada lastimosa lo es, por lo general, realmente.
  • La vida. La vida oscila como un péndulo, entre el dolor y el aburrimiento
  • La voluntad. El instinto sexual es el núcleo de la voluntad de vivir y por ello en él se concentra todo deseo; de ahí que yo en mis escritos haya denominado a los genitales como el punto focal de la voluntad

lunes, 9 de noviembre de 2009

Arte de buen vivir – Arthur Schopenhauer

  • Prólogo Dolores Cástrillo Mirat
    - “De nobis ipsis silemus” estas palabras que encabezan La Crítica de la Razón Pura, relevan de manera ejemplar la pática conjuración del elemento biográfico e individual que caracteriza al racionalismo moderno (Callemos acerca de nosotros mismos)
    - La filosofía de Schopenhauer es la primera en poner como absoluto el condicionamiento de las funciones intelectuales por las funciones afectivo-inconscientes, es decir por la voluntad. Con ello sale a la luz la inevitable parcialidad que se esconde tras el juego de los conceptos de apariencia neutra y objetiva. La inquebrantable exigencia de la veracidad de Schopenhauer conduce pues, en rigurosa lógica, a negar el concepto de verdad. ¿Cómo podría subsistir el mito de lo absoluto incondicionado, una vez que ha sido detectada la presencia de ese callado huésped que los filósofos se obstinaran en silencio hasta ahora? … Hacer aflorar en el discurso el yo empírico supone una modificación estilística que conlleva aparejada la negación de las pretensiones de verdad y objetividad que hasta ahora se había atribuido la filosofía construida según el modelo científico.
    - Su intuición genealógica es sólo el paso previo hacia esa experiencia del absurdo de un Querer que nada quiere, salvo a sí mismo. Como hemos visto, el Querer irracional lo gobierna todo, incluido el intelecto. Todas nuestras metas y verdades, objetivos provienen de la Voluntad, pero, y ahí radica el absurdo, también desembocan en ella
    - Detrás de la insatisfacción propia del deseo se esconde un secreto más sombrío aún: las tendencias humanas no son solamente imposibles de satisfacer, sino ante todo, falsas. El fin que persiguen nuestros deseos es ilusorio, una pura intuición teatral. “si el deseo no se atiene a lo que promete, no es porque mienta haciendo espejear en el horizonte unos bienes inaccesibles: el lugar preciso de su mentira es el de presentarse como tendencia, cuando en realidad no es ni una cosa ni otra… De ahí la paradoja schopenhaueriana del hombre prisionero de cadenas ficticias, esclavo de tendencias que no tienden… Tan decepcionante, pero ciertamente menos absurdo, sería un mundo donde las tendencias, por inalcanzables que pudieran ser, estuviesen al menos fundadas con motivo y tendieran en realidad y no sólo en apariencia. Pero el análisis del Querer revela una ausencia de finalidad en el origen mismo de todos los fines que sugiere” C. Rosset
    - Y así la vida del hombre se encuentra atrapada en el círculo infernal del Querer, que hace alternar sin tregua, espera, satisfacción ilusoria y de nuevo, dolor de la espera, sin que se pueda jamás salir de su círculo
    - En el seno de un Querer eternamente repetido, el tiempo ya no cumple su misión fundamental: la de hacer advenir al por-venir. Al contrario, todos los acontecimientos están ya fijados de antemano en una inmovilidad originaria: el futuro no es más que la muerta repetición del pasado. El mundo según Schopenhauer, está muerto desde siempre. Creemos que vive pero en el fondo no es más que el simulacro de una vida postiza “gobernados por la necesidad, obran como si fuesen libres y se creen activos y vivientes mientras que son pasivos y muertos”
    - La vida de los hombres vulgares en quienes predomina el impulso inarticulado y monocorde de la volición oscila como un péndulo entre el dolor y el aburrimiento. Parecidos a estos “relojes a los que se les ha dado cuerda y andan sin saber por qué”, cuando el cese de sus obligaciones les permite un desahogo trata de matar el tiempo libre con el ajetreo de la vida social u otras actividades suplementarias, para evitar caer presa del tedio y protegerse así de la angustiosa revelación del sinsentido de su vida que de algún modo ya presienten.
    - Su doctrina del absurdo da paso a una ética que en su forma más radical propone la autoaniquilación de esa potencia ciega de la voluntad en la que el alma es poseída por un todo que lo rebasa; y en su forma empírica, adaptada al plano de lo posible, propone el aislamiento del individuo frente a un mundo que se le ha vuelto ajeno y hostil

  • Es una gran locura perder en el interior para ganar en el exterior… no obstante Goethe lo ha hecho. Por lo que a mí me toca, mi genio me ha arrastrado enérgicamente por el camino contrario
  • La parte objetiva de la actualidad y de la realidad está en manos de la suerte, y es por consiguiente variable; la mitad subjetiva somos nosotros mismos; es por lo tanto inmutable en su parte esencial. Así a pesar de todos los cambios exteriores, la vida de cada hombre lleva, de un extremo a otro, el mismo carácter: se le puede comparar a una serie de variaciones sobre el mismo tema. Nadie puede salir de su individualidad
  • Goethe dijo “pueblo y lacayo conquistador, reconocen cada vez, que el supremo bien de los mortales es sólo la personalidad” el diván
  • Así pues la condición primera y más esencial para la felicidad de la vida es que existimos, la personalidad; aun cuando no fuese sino porque obra constantemente y en todas las circunstancias, esto bastaría para explicarla; pero además no está sometida a la fortuna como los bienes de las otras dos categorías y no puede sernos arrebatada.
  • Lo que está en nosotros, lo subjetivo, se sustrae a nuestro poder; establecido jure divino, se mantiene invariable durante toda la vida.
  • Lo único que podemos hacer, por nuestra parte, es emplear esta personalidad tal como se nos ha dado, en provecho nuestro; por consiguiente no perseguir sino las aspiraciones que le corresponden; no buscar sino el desarrollo que les es apropiado, evitando cualquier otro; no escoger por tanto sino el estado, la ocupación el género de vida que le conviene
  • En la buena como en la mala fortuna, salvo la eventualidad de una gran desgracia, lo que sucede a un hombre en su vida es de menos importancia que la manera de sentirlo, es decir, la naturaleza y el grado de sensibilidad bajo todos los aspectos.
  • No es lo que son objetivamente y en realidad las cosas, sino lo que son para nosotros, en nuestra percepción, lo que nos hace felices o desgraciados. Esto lo expresó bien Epicteto: conmueven a los hombres no las cosas, sino sus apreciaciones sobre las cosas
  • Una ojeada general nos hace descubrir dos enemigos de la felicidad humana: son el dolor y el tedio
  • El hombre inteligente aspirará ante todo, a evitar cualquier dolor, cualquier molestia y a encontrar el reposo y el ocio; buscará pues una vida tranquila, modesta, defendida de los importunos… así pues la superioridad de la inteligencia conduce a la insociabilidad. (…) El individuo colocado en el extremo opuesto, desde el momento en que la necesidad le da tiempo para tomar aliento, buscará a toda costa pasatiempos y sociedad
  • Con razón dijo pues Aristóteles “la felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos”
  • Aristóteles en la verdad a Nicomaco: dice que todo goce supone una actividad y que por consiguiente el empleo de una fuerza, y no puede existir sin ella. Esta doctrina aristotélica hace consistir la felicidad del hombre en el libre ejercicio de sus facultades predominantes
  • Lo que cada cual busca y ama ante todo, tanto en la simple conversación como forzosamente en el servicio público, es la inferioridad del otro
  • Entre las cosas que uno posee no he contado mujer e hijos, porque más bien es uno poseído por ellos. Con más razón se podría incluir a los amigos.
  • A medida que conozcamos la superficialidad y la futilidad de los pensamientos, los límites reducidos de las nociones, la mezquindad de los sentimientos, lo absurdo de las opiniones (…) entonces comprenderemos que atribuir mucho valor a la opinión de los hombres es hacerles demasiado honor
  • Aunque el orgullo se execre y repruebe en general, estoy no obstante, tentado de creer que eso proviene principalmente de los que no tiene nada de que puedan enorgullecerse
  • La modestia es una virtud inventada principalmente para uso de los pícaros, porque exige que cada cual hable de sí como si fuese uno
  • La opinión de los demás sobre nosotros no puede tener valor para nosotros sino en cuanto que determina o puede determinar eventualmente su conducta para con nosotros
  • El sexo femenino lo reclama y espera absolutamente todo del sexo masculino, todo lo que desea y todo lo que es necesario; el sexo masculino no exige al otro, ante todo y directamente, más que una sola cosa. (…) para que el arreglo pueda llevarse a cabo es necesario que todas las mujeres se mantengan firmes y demuestren esprit de corps. Se presentan entonces como un todo, en filas compactas, ante la masa entera del sexo masculino como ante un enemigo común
  • Sócrates, muchas veces expuesto a recibir golpes, un día recibió una patada, la aceptó sin incomodarse y dijo a uno que se extrañaba de eso “si un asno me hubiese pegado ¿iría a pedirle explicaciones?
  • Hamlet “un discurso elocuente duerme en el oído de un necio”
  • El valor atribuido a la opinión es completamente desproporcionado e irracional hasta el punto de que Hobbes ha podido decir “Todo goce del alma, toda satisfacción proviene de que al compararse con los demás pueda uno tener una elevada opinión de sí mismo”
  • Considero como regla suprema de toda sabiduría en la vida la proposición enunciada por Aristóteles en su moral a Nicomaco “no el placer sino la ausencia de dolor es lo que persigue el sabio”. La verdad de esta sentencia se funda en que todo placer y toda felicidad son de naturaleza negativa, y el dolor es, por el contrario, de naturaleza positiva. … El hombre más feliz es pues el que pasa la vida sin grandes dolores, tanto en lo moral como en lo físico, y no el que tiene de su parte las alegrías más vivas o los goces más intensos. Querer medir por éstos la felicidad de una existencia es recurrir a una medida falsa. Si a un estado libre de dolor viene a agregarse la ausencia de tedio, entonces se logra la felicidad en la tierra en lo que tiene de esencial, porque lo demás no es más que una quimera. Síguese de ahí que nunca hay que comprar placeres a costa de dolores, puesto que eso sería pagar algo negativo y quimérico con algo positivo y real
  • Goethe “el que quiere despojarse de un mal sabe siempre lo que quiere; el que busca más de lo que tiene, es más ciego que un atacado de cataratas. Lo que recuerda ese hermoso adagio francés, le Vieux est l’ennemi de bien
  • No pasa mucho tiempo sin que la experiencia llegue a hacernos comprender que felicidad y placer son una fata morgana que visible de lejos solamente desaparece cuando uno se acerca a él
  • Es pues prudente rebajar a una escala muy modesta nuestras pretensiones a los placeres, a las riquezas, a las posiciones, a los honores, etc porque éstas son las que nos traen mayores infortunios; esta lucha por la felicidad, el esplendor y los goces. Pero esa conducta es ya perspicaz y prudente sólo porque es muy fácil ser extraordinariamente desgraciado y porque es, no difícil, sino completamente imposible ser muy feliz
  • Cuando se quiere apreciar la condición de un hombre desde un punto de vista de su felicidad, no se debe enterar uno de lo que le divierte, sino de lo que le entristece, porque cuanto más insignificante sea en sí lo que le aflige, más feliz será el hombre
  • Horacio “¿Para qué fatigas el espíritu débil con proyectos eternos?
  • Un punto importante para la sabiduría en la vida es la proporción, en la cual consagramos una parte de nuestra atención al presente y otra al porvenir, a fin de que uno no nos eche a perder el otro
  • Es pues completamente insensato rechazar una buena hora presente o echarla a perder por inquietud del porvenir o por disgusto del pasado. Dediquemos el tiempo oportuno a la inquietud y hasta al arrepentimiento
  • Toda restricción hace feliz, cuando más reducido es nuestro círculo de visión, de acción y de contacto, más felices somos; cuanto más vasto es más atormentados o inquietos nos sentimos
  • La máxima de Pitágoras: pásese revista antes de dormirse por la noche, lo que se ha hecho por el día
  • Bastarse a sí mismo, ser todo en todo por sí y poder decir “todo lo llevo conmigo” esa es seguramente, para nuestra felicidad, la condición más favorable. Así pues no debemos cansarnos de repetir la máxima de Aristóteles “la felicidad es de los que se bastan a sí mismos”. … Este sentimiento de poder bastarse por completo, es lo que impide al hombre de valor y rico en el interior, hacer a la vida en común los grandes sacrificios que exige y menos buscarla a costa de una notable abnegación de sí mismo. Es el sentimiento opuesto lo que hace a los hombres vulgares tan sociables y tan acomodaticios; en efecto, les es más fácil resistir a los demás que a sí mismos
  • Los progresos de la inclinación al retiro y al aislamiento no es algo puramente natural, provocada directamente por la necesidad, es más bien solamente el efecto de la experiencia adquirida y meditada; se consigue especialmente después de haberse convencido de la miserable condición moral e intelectual de la mayoría de los hombres. Voltaire “la terre est couverte de gens qui ne méritent pas qu’on leur parle »
  • La envidia es natural a los hombres, sin embargo es un vicio y una desgracia a la vez
  • Nada nos sustrae mejor a la violencia del exterior que la violencia de nosotros mismos; he aquí la significación de esta sentencia de Séneca “si quieres someter todas las cosas a ti mismo, sométete primero a la razón”. Además esta violencia sobre nosotros mismos la tenemos siempre en nuestro poder y en un caso extremo, o bien cuando se fija en nuestro punto más sensible, tenemos la facultad de aflojarla un poco, mientras que la presión exterior no tiene para nosotros consideraciones, miramiento ni compasión. Por eso es prudente prevenir ésta con la otra
  • La vida está en movimiento ha dicho Aristóteles con razón, del mismo modo que nuestra vida física consiste únicamente en un movimiento incesante, así también nuestra vida interior e intelectual exige una ocupación constante
  • Vencer obstáculos es la plenitud del goce en la existencia humana, ya estos obstáculos sean de naturaleza material como en la acción y el ejercicio, o de naturaleza espiritual como en el estudio y las investigaciones
  • Nadie puede ver por encima de sí mismo. Quiero decir con eso, que no se puede ver en otro más de lo que es uno mismo, porque cada cual no puede comprender a otro sino en la medida de su propia inteligencia
  • La Rochefoucauld ha observado muy exactamente que es difícil estimar mucho a un hombre y armarle mucho a la vez. Hay que escoger, pues, entre mendigar el amor o el aprecio de las personas. Helvecio “le degré d’esprit nécessaire pour nous plaire, est une mesure assez exacte du degré d’esprit que nous avons ». Sucede todo lo contrario cuando se trata del aprecio de las personas; no se les arranca sino luchando cuerpo a cuerpo; así que lo ocultan las más de las veces. Por eso nos proporciona una satisfacción interior mucho mayor; está en proporción con nuestro valor, lo cual no es cierto directamente del amor a las personas, porque éste es subjetivo y el aprecio objetivo.
  • Esta lastimosa subjetividad de los hombres, que les hace referirlo todo a ellos y volver, desde cualquier punto de partida, inmediatamente y en línea recta, hacia su persona, está superabundantemente fomentada por la astrología, que refiere la marcha de los granes cuerpos del universo al tímido yo, y que encuentra una correlación entre los cometas en el cielo y las querellas y miserias en la tierra.
  • Los hombres se parecen a los niños que toman malas costumbres cuando se les misma, así que no hay que ser ni muy indulgente ni muy amable para con nadie. … Lo que no pueden sufrir los hombres, sobre todo, es la idea de que uno necesite de ellos; va siempre seguida inevitablemente de arrogancia y de presunción. … Quien no aprecia se hace apreciar (proverbio italiano)
  • Se puede olvidarlo todo excepto a uno mismo, excepto a su propio ser. En efecto, el carácter es absolutamente incorregible, porque todas las acciones humanas parten de un principio íntimo, en virtud del cual un hombre debe obrar siempre lo mismo en idénticas circunstancias y no puede obrar de otra manera. Leed mi Memoria premiada sobre la sedicente libertad de la voluntad y desterrad toda ilusión
  • Hay excepciones, las hay incomprensiblemente importantes, y las diferencias entre las individualidades son inmensas; pero considerado en conjunto, el mundo es malo; los salvajes se devoran entre sí, y los civilizados se engañan mutuamente, y he aquí lo que se llama la marcha del mundo
  • El egoísmo de la naturaleza humana es de tal manera opuesto a este sentimiento de la amistad, que la amistad verdadera forma parte de esas cosas, de las que no se sabe, como de la gran serpiente de mar, si pertenecen a la fábula o existen en algún lugar
  • La Rochefoucauld “Dans l’adversité de nos meilleurs amis, nous trouvons toujours quelque chose que ni nous deplâit pas ». Los que habitualmente se llaman amigos, apenas pueden en esas ocasiones reprimir el estremecimiento insignificante, la ligera sonrisa de la satisfacción. Hay pocas cosas que ponen a las personas tan de buen humor como el relato de alguna calamidad que a uno le ha sobrevenido poco ha, o la confesión sincera que se les hace de alguna debilidad personal.
  • Los amigos se dicen sinceros; los sinceros son los enemigos; así que para aprender a conocerse a sí mismo se debiera tomar su censura como se tomaría una medicina amarga
  • Gracián dijo con razón “para ser bien quisto, el único medio es vestirse la piel del más simple de los brutos”. Revelar talento y juicio ¿no es una manera desfigurada de acusar a los otros su incapacidad y necedad? Una naturaleza vulgar se rebela a la vista de una naturaleza opuesta: el fautor secreto de la rebeldía es la envidia.
  • La cortesía se funda en una convención tácita para no notar unos en otros la miseraia moral e intelectual de la condición humana y para no echársela en cara mutuamente, de donde resulta, en beneficio de ambas partes, que se revela con menor facilidad.
  • En general, vale más manifestar la razón por todo lo que se calla que por todo lo que se dice. Efecto de prudencia es en el primer caso, de vanidad en el segundo.
  • Máximas árabes “lo que enemigo no debe saber, no lo digas a tu amigo” “del árbol del silencio cuelga su fruto: la tranquilidad” “debo guardar mi secreto, es mi prisionero; en cuanto lo suelto, me convierto yo en su prisionero”
  • “Ni amar ni odiar”, esta regla encierra la mitad de toda sabiduría “no decir nada y no creer nada”, he ahí la otra mitad. En verdad debiéramos volver la espalda a un mundo que hace necesarias reglas como éstas y como las siguientes
  • Tres fuerzas dominan el mundo, ha dicho muy exactamente un antiguo: prudencia, fuerza y fortuna, esta última es a mi juicio la más influyente
  • Obrar en virtud de principios abstractos es difícil, y no se consigue sino después de un laborioso aprendizaje y aún entonces, no siempre, pero sí muchas veces son insuficientes estos principios. En cambio, cada cual posee ciertos principios innatos y concretos encerrados en su carne y en su sangre, porque son el resultado de todo su pensar, su sentir y su querer
  • No hay, quizá, ninguna noción para la cual sea tan indispensable la experiencia como para la exacta apreciación de la inconstancia y de la vicisitud de las cosas
  • Nada conserva ese derecho de actualidad/eternidad y sólo el cambio es la cosa inmutable. El hombre prudente es el que no abusa de la estabilidad aparente y prevé además la dirección en que se operará el próximo cambio.
  • El error proviene siempre de una conclusión de efecto a causa
  • Pero nada nos hará soportar con más calma las desgracias que convencernos bien de la verdad que he establecido firmemente en mi obra premiada sobre la libertad de la voluntad, enunciándola así “todo lo que ocurre, desde lo más grande a lo más pequeño, ocurre necesariamente”
  • El hombre de mundo perfecto sería aquel a quien la indecisión nunca le haga quedarse corto y a quien nada haga apurarse tampoco.
  • El valor es después de la prudencia una condición esencial a nuestra felicidad
  • Voltaire “qui n’a pas l’esprit de son âge, de son âge a tout le malheur »
  • La esencia de la poesía, como la de todas las artes, consiste en percibir en cada cosa aislada la idea platónica, es decir, lo esencial y lo que es común a la especie en general; cada objeto nos aparece representado todo su género, y un caso vale por mil.
  • Como lo expresa Spinoza, todas las cosas y las personas “bajo la forma de la eternidad”, cuanto más jóvenes somos, más cada cosa aisladamente representa para nosotros el género entero
  • En la edad madura sabe uno precaverse mejor contra la desgracia; en la juventud, soportarla
  • Sólo en una edad avanzada llega el hombre plenamente al nil admirari (no asombrarse de nada) de Horacio, es decir, a la convicción directa, sincera y firme de la vanidad de todas las cosas y de la inanidad de todas las pompas del mundo; las quimeras han desaparecido.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Je l'aimais - Anna Gavalda

  • On parle toujours du chagrin de ceux qui restent mais as-tu déjà songé à celui de ceux que partent ?
    Le chagrin de ceux par qui le malheur arrive… Ceux qui restent, on les plaint, on les console, mais ceux qui partent ?
    Le courage de ceux qui se regardent dans la glace un matin et articulent distinctement ces quelques mots pour eux seuls : « Ai-je le droit à l’erreur ? » juste ces quelques mots… Le courage de regarder sa vie en face, de n’y voir rien d’ajusté, rien d’harmonieux. Le courage de tout casser, de tout saccager par… par égoïsme ? Par pur égoïsme ? Mais non, pourtant… Alors qu’est-ce ? Instinct de survie ? Lucidité ? Peur de la mort ?
    Le courage de s’affronter. Au moins une fois dans sa vie. De s’affronter, soi. Soi-même. Soi seul. Enfin.
  • Je suis dur dans le travail, mais là, c’est parce que je joue un rôle, tu comprends ? Je suis obligé d’être dur. Obligé de leur faire croire que je suis une terreur. Tu imagines s’ils perçaient mon secret ? S’ils apprenaient que je suis timide ? Que je suis obligé de travailler trois fois plus que les autres pour arriver au même résultat ? Que j’ai un mauvaise mémoire ? Que je suis lent à la comprenette ? Tu te rends compte ? Mais s’ils savaient tout cela, ils me boufferaient tout cru !
  • Les gens de mauvaise foi son très forts pour trouver des prétextes
  • C’est la vie. C’est la vie de presque tout le monde. On biaise, on s’arrange, on a notre petite lâcheté dans les pattes comme un animal familier. On la caresse, on la dresse, on s’y attache. C’est la vie. Il y a des courageux et puis ceux que s’accommodent. C’est tellement moins fatigant de s’accommoder…

domingo, 18 de octubre de 2009

La soledad de los números primos - Paolo Giordano

  • Y Alice sonrió pensando que quizá aquella sería la primera media verdad de los esposos, la primera de las pequeñas grietas que se crean entre dos personas, por las que tarde o temprano la vida introduce su ganzúa y hace palanca
  • Pero tampoco se decidía a marcharse, porque a estas alturas dependía de aquel mundo, se había atado a él con la obstinación con que uno se ata a las cosas que lo perjudican

Saber Perder - David Trueba

  • El deseo trabaja como el viento. Sin esfuerzo aparente. Si encuentra las velas extendidas nos arrastrará a velocidad de vértigo. Si las puertas y contraventanas están cerradas, golpeará durante un rato en busca de las grietas o ranuras que le permitan filtrarse. El deseo asociado a un objeto de deseo nos condena a él. Pero hay otra forma de deseo, abstracta, desconcertante, que nos envuelve como un estado de ánimo. Anuncia que estamos listos para el deseo y sólo nos queda esperar, desplegadas las velas, que sople su viento. Ese es el deseo de desear
  • Estudiad, porque el arte es lo que distingue a los hombres de las bestias
  • Perder amigos es un proceso lento, donde dos íntimos caminan en direcciones separadas hasta distanciarse de manera irremediable
  • Sabe que el único placer del que puede disfrutar es el que provoca esa punzada de dolor, esa especie de desolado conformismo. Está triste, pero al menos la tristeza es suya, la ha fabricado ella con sus expectativas, no se la ha provocado nadie, no es víctima de nadie. Ses siente bien en ese sufrir, no le molesta
  • Los viejos tendemos a ver el mundo precipitarse hacia el abismo, sin darnos cuenta de que somos nosotros los que nos vamos al abismo, el mundo sigue, mal, pero sigue.
  • ¿No era Maurice Chevalier el que decía eso de que la vejez es horrible, pero la única alternativa conocida es peor?
  • La noche es muy traidora, tengo un amigo que decía nunca me he acostado con una mujer horrible, pero me he despertado al lado de cientos
  • En mi opinión la armonía es muy previsible, pero ya sabes que el gusto es una forma de memoria, así que sólo aprecia lo que conoce. Tendría que oírlo más.
  • Dios es la solución a una ecuación que no tiene solución
  • La dependencia es el mayor enemigo del amor
  • No le gustaba sorprenderse jamás por nada, le parecía un rasgo de estupidez, de imprevisión. Era importante adelantarse a las decisiones de los demás para que no te asaltaran de improviso

domingo, 4 de octubre de 2009

L'étranger - Albert Camus

  • J´avais une nature telle que mes besoins physiques dérangeaient souvent mes sentiments
  • Ce qui m'intéresse en ce moment, c'est d'échapper à la mécanique, de savoir si l'inévitable peut avoir un issue
  • Je comprenais très bien que les gens m'oublient après ma mort. Ils n'avaient plus rien à faire avec moi. Je ne pouvais même pas dire que cela était dur à penser
  • Albert Camus s'explique dans une dernière interview, en janvier 1955 :
    « J'ai résumé L'Étranger, il y a longtemps, par une phrase dont je reconnais qu'elle est très paradoxale : “Dans notre société tout homme qui ne pleure pas à l'enterrement de sa mère risque d'être condamné à mort.” Je voulais dire seulement que le héros du livre est condamné parce qu'il ne joue pas le jeu. En ce sens, il est étranger à la société où il vit, où il erre, en marge, dans les faubourgs de la vie privée, solitaire, sensuelle. Et c'est pourquoi des lecteurs ont été tentés de le considérer comme une épave. On aura cependant une idée plus exacte du personnage, plus conforme en tout cas aux intentions de son auteur,si l'on se demande en quoi Meursault ne joue pas le jeu. La réponse est simple : il refuse de mentir. »

Así habló Zaratustra - Friedrich Nietzsche

  • Dios ha muerto, su piedad por el hombre lo ha matado
  • El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda tendida sobre un abismo. Un peligroso cruzar al otro lado, un peligroso quedarse a medio camino, un peligroso mirar atrás, un peligroso echarse a temblar y un peligroso detenerse. La grandeza del hombre radica en que es un puente y no una meta; lo que hay en él digno de ser amado es que es un tránsito y un ocaso. Yo amo a quienes no saben vivir como sea hundiéndose en su ocaso, pues ellos son los que cruzan del otro lado
  • ¿Que eres un esclavo? Entonces no puedes ser amigo. ¿Que eres un tirano? Entonces no puedes tener amigos.
  • El hombre de verdad quiere siempre dos cosas: peligro y juego. Por eso busca a la mujer, que es el más peligroso de los juguetes.
  • Y quien aspira a la gloria ha de desprenderse a tiempo de los honores y ejercer el difícil arte de marcharse a tiempo
  • El querer os hará libres: esa es la verdadera doctrina sobre la voluntad y la libertad que os enseña Zaratustra
  • ¿pretendéis que se os pague por vuestra virtud? ¿queréis el cielo a cambio de la tierra, y la eternidad a cambio de vuestro presente? ¿y ahora os enfadáis conmigo porque os aseguro que no hay nadie que pague ni que contabilice?
  • Quien quiera ser un creador en el ámbito del bien y del mal antes tiene que ser un destructor y quebrantador de valores, y de esta forma, para realizar el mayor bien hay que cometer el mayor mal: en eso consiste la bondad creadora
  • ¿acaso no sabes que el más indispensable es el que manda grandes cosas? Es imperdonable que, teniendo poder, no quieras dominar
  • El amor es el riesgo que corre el que está solo: el amor a cualquier cosa que esté viva. ¡Qué ridícula es mi necesidad y la modestia de mi amor!
  • Quien alaba se imagina que devuelve, pero en realidad está queriendo que le den más
  • Es el hombre la carga más pesada para él mismo. Y ello porque lleva sobre sus hombros demasiadas cargas ajenas. Al igual que le pasa principalmente al hombre fuerte y paciente, en el que mora la veneración ¡cuántas pesadas palabras ajenas, cuántos pesados valores ajenos carga sobre sí!
  • Yo honro las lenguas y los estómagos rebeldes y selectivos que han aprendido a decir "yo", "sí", y "no", porque tragárselo todo y digerir cualquier cosa es propio de cerdos
  • Que de ahora en adelante vuestro honor no venga determinado por el lugar de donde procedéis, sino por aquel a donde os dirigís
  • hasta la peor de las cosas tiene dos lados buenos.
  • ¡El placer es más profundo aún que es el sufrimiento! El dolor dice: ¡pasa! Mas todo placer quiere eternidad, ¡quiere profunda, profunda eternidad!


Prólogo-Enrique López Castellón
  • Alegría y dolor, fuerza y debilidad son hechos que están ahí, que pertenecen a un mundo que escapa a cualquier posible justificación y valoración. No se trata, entonces, de justificar el derecho del fuerte a oprimir o a dominar al débil (nadie tiene derecho a tratar a los demás con mas dureza de cómo se trata a si mismo), sino de negar que el fuerte sea culpable de la miseria de quienes se muestran impotentes a afrontar la vida con la dureza que ello exige. La debilidad de los mediocres no puede empañar el derecho del fuerte a ser feliz en medio del dolor, pues no puede concebirse una vida en la que el gozo no vaya acompañado de sufrimiento. La cuestión está en no multiplicar el sufrimiento más allá de lo necesario. Ésta es la razón de que Nietzche prevenga a los fuertes contra el efecto debilitador de la compasión.
  • Para E. Fink, según Nietzsche, cuanto más poderosa sea una vida influyente y creadora, tanto más introducirá la desigualdad entre los hombres ya que con su nuevo sistema de valores luchará por establecer una jerarquía en las noblezas del alma. Por el contrario, cuanto más débil e impotente sea una vida, tanto más insistirá en la igualdad de todos, tanto más intentará rebajar a los únicos. La voluntad de igualdad no es más que la impotente voluntad de poder de los desafortunados.
  • La esencia del mensaje es que Dios ha muerto para que los individuos se autotrasciendan, para que acepten jugar el juego sin reglas de azar con voluntad de suerte. La muerte de la divinidad única pone al descubierto el carácter de trágica aventura y de juego de la existencia humana
  • Aceptar la vida como juego es asumir los resultados que marcan los dados en todas y cada una de las tiradas, dar por válidos los tantos obtenidos, sean cuales sean, por el inocente placer que se extrae de la acción de jugar. Por ello, quien cree de corazón en la doctrina del eterno retorno aprende a reír como nunca se ha reído; se ve sumido en la más jubilosa y desbordante de todas las embriagueces.

martes, 18 de agosto de 2009

2666 - Roberto Bolaño

  • Benno von Archimboldi
  • El paso de los meses y de los años, que suele ser callado y cruel, le trajo algunas desgracias que hicieron variar sus opiniones
  • La expresión "lograr un fin", aplicada a algo personal, le parecía una trampa llena de mezquindad. A "lograr un fin" anteponía la palabra "vivir" y en raras ocasiones la palabra "felicidad". Si la voluntas se relaciona con una exigencia social, como creía William James, y por lo tanto es más fácil ir a la guerra que dejar de fumar, de Liz Norton se podía decir que era una mujer a la que le resultaba más fácil dejar de fumar que ir a la guerra
  • ...una mujer que a pesar de los años conservaba intacta su determinación, una mujer que no se aferraba a los bordes del abismo, sino que caía al abismo con curiosidad y elegancia. Una mujer que caía al abismo sentada.
  • > El exilio debe de ser algo terrible - dijo Norton, comprensiva. > En realidad-dijo Amalfitano- ahora lo veo como un movimiento natural, algo que, a su manera, contribuye a abolir el destino o lo que comúnmente se considera destino. > Peor el exilio -dijo Pelletier- está lleno de inconvenientes, de saltos y rupturas que más o menos se repiten y que dificultan cualquier cosa importante que uno se proponga hacer. > Ahí precisamente radica -dijo Amalfitano- la abolición del destino. Y perdonen otra vez
  • ¿De qué trata el experimento?, dijo Rosa. ¿Qué experimento?,dijo Amalfitano. El del libro colgado, dijo Rosa. No es ningúnexperimento, en el sentido literal de la palabra, dijo Amalfitano.¿Por qué está allí?, dijo Rosa. Se me ocurrió de repente,dijo Amalfitano, la idea es de Duchamp, dejar un libro de geometríacolgado a la intemperie para ver si aprende cuatro cosasde la vida real. Lo vas a destrozar, dijo Rosa. Yo no, dijo Amalfitano,la naturaleza. Oye, tú cada día estás más loco, dijo Rosa.Amalfitano sonrió. Nunca te había visto hacerle una cosa así aun libro, dijo Rosa. No es mío, dijo Amalfitano. Da lo mismo,dijo Rosa, ahora es tuyo. Es curioso, dijo Amalfitano, así deberíaser pero lo cierto es que no lo siento como un libro que mepertenezca, además tengo la impresión, casi la certeza, de queno le estoy haciendo ningún daño. Pues haz de cuenta que esmío y descuélgalo, dijo Rosa, los vecinos van a creer que estásloco. ¿Los vecinos, los que ponen trozos de vidrio encima de lastapias? Ésos ni siquiera saben que existimos, dijo Amalfitano, yestán infinitamente más locos que yo. No, ésos no, dijo Rosa,los otros, los que pueden ver perfectamente bien lo que pasa ennuestro patio. ¿Alguno te ha molestado?, dijo Amalfitano. No,dijo Rosa. Entonces no hay problema, dijo Amalfitano, no tepreocupes por tonterías, en esta ciudad están pasando cosasmucho más terribles que colgar un libro de un cordel. Unacosa no quita la otra, dijo Rosa, no somos bárbaros. Deja el libroen paz, haz de cuenta que no existe, olvídate de él, dijoAmalfitano, a ti nunca te ha interesado la geometría.
    Por las mañanas, antes de marcharse a la universidad, Amalfitanosalía por la puerta de atrás a beberse los últimos tragos desu café mirando el libro. No había ninguna duda: el papel en elque había sido impreso era bueno y la encuadernación resistíainconmovible los embates de la naturaleza. Los viejos amigos deRafael Dieste habían escogido buenos materiales para brindarleesa especie de homenaje y de despedida un tanto anticipada, eladiós de unos viejos varones ilustrados (o con la pátina de lailustración) a otro viejo varón ilustrado. Amalfitano pensó quela naturaleza del noroeste de México, en aquel lugar preciso desu jardín quebrantado, era más bien exigua. Una mañana,mientras esperaba el autobús que lo llevaría a la universidad, sehizo el firme propósito de plantar césped o pasto, y también decomprar un arbolito ya un poco crecido en alguna tienda dedicadaa tal menester, y de plantar flores a los lados. Otra mañana pensó que cualquier trabajo que se tomara encaminado a hacermás grato el jardín resultaría a la postre inútil, puesto que nopensaba quedarse mucho tiempo en Santa Teresa. Hay que volverya mismo, se decía, ¿pero adónde? Y luego se decía: ¿qué meimpulsó a venir aquí? ¿Por qué traje a mi hija a esta ciudad maldita?¿Porque era uno de los pocos agujeros del mundo que mefaltaba por conocer? ¿Porque lo que deseo, en el fondo, es morirme?Y después miraba el libro de Dieste, el Testamento geométrico, que colgaba impávido del cordel, sujeto por dos pinzas, yle daban ganas de descolgarlo y limpiar el polvo ocre que se lehabía ido adhiriendo aquí y allá, pero no se atrevía
  • ¿Pero qué es la fiesta permanente? Tal vez lo que diferencia a algunos del resto de nosotros, que vivimos en la tristeza cotidiana. Ganas de vivir, ganas de hacerle la lucha, como decía su padre, ¿pero hacerle la lucha a qué, a lo inevitable? ¿Luchar contra quién? ¿Y para conseguir qué? ¿Más tiempo, una certeza, el vislumbre de algo esencial? Como si hubiera algo esencial en este pinche país, pensó, como si lo hubiera en este pinche planeta mamador de su propia verga.
  • ¿Y sabe lo que es tener clase? Ser, en última instancia, soberano. No deberle nada a nadie. No tener que dar explicaciones de nada a nadie.
  • era un tipo de un optimismo fuera de cualquier comprensión
  • El oficial de las SS dijo que la muerte era una necesidad: nadie en su sano juicio, dijo, admitiría un mundo lleno de tortugas o lleno de jirafas. La muerte, concluyó, era la reguladora. El joven erudito Popescu dijo que la muerte, según la sabiduría oriental, sólo era un tránsito. Lo que no estaba claro, dijo, o la menos a él no le quedaba claro, era hacia qué lugar, hacia qué realidad conducía ese tránsito. La pregunta-dijo- es adónde. La respuesta - se respondió a si mismo- es hacia donde mis méritos me lleven.
  • Un escritor de verdad tenía que saber escuchar y saber actuar en el momento justo. Tenía que ser razonablemente oportunista y razonablemente culto. La cultura excesiva despierta recelos y rencores. El oportunismo excesivo despierta sospechas.

domingo, 2 de agosto de 2009

Millenium 1 y 2 - Stieg Larrson

Los hombres que no amaban a las mujeres
La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Lisbeth Salander - Mikael Blomkvist

No hay inocentes; sólo distintos grados de responsabilidad

domingo, 19 de julio de 2009

El arte de tratar con las mujeres - Arthur Schopenhauer

  • Casarse es como meter con los ojos vendados la mano en un saco, y pretender sacar la única anguila entre un montón de serpientes
  • El matrimonio equivale a dividir por la mitad los derechos del marido y multiplicar por dos sus obligaciones
  • La mujer, al igual que el calamar en su tinta, se esconde tras el disimulo y nada en la mentira
  • En las relaciones entre hombres lo natural es la indiferencia; pero en las relaciones entre las mujeres lo natural es la animadversión. Con sólo encontrarse por la calle se miran unas a otras como güelfos y gibelinos
  • La inteligencia no ayuda, al contrario. La falta de inteligencia no perjudica con las mujeres; más bien una capacidad mental sobresaliente o incluso genial, puede ser desfavorable, por salirse de lo corriente.
  • ... entre otras lindezas...

El arte de tener razón - Arthur Schopenhauer

  • La dialéctica erística es el arte de discutir y de discutir de tal modo que uno siempre lleve razón, justa o injustamente. Uno puede pues tener razón objetivo en el asumento mismo y sin embargo carecer de ella a ojos de los presentes. ... ¿A qué se debe esto? A la natural maldad del género humano... La vanidad innata, especialmente susceptible en lo tocante a las capacidades intelectuales, se niega a admitir que lo que hemos empezado exponiendo resulte ser falso y cierto lo expuesto por el adversario... Pero a la vanidad innata se añaden en la mayoría la locuacidad y la innata mala fe.
  • La dialéctica es preciso considerarla únicamente como el arte de llevar razón, sin preocuparse por la verdad objetiva, que es asunto de la lógica. Pero incluso cuando se tiene razón, se necesita la dialéctica para defenderla y uno debe conocer las estratagemas de mala fe para enfrentarse a ellas; es más, uno mismo debe utilizarlas con frecuencia para atacar al adversario con sus propias armas
  • Estratagemas: la ampliación, la homonimia, suscitar la cólera del adversario, personalizar, declararse incompetente con fina ironía
  • La gente corriente tiene un profundo respeto por los expertos de cualquier tipo. No saben que quien hace profesión de una cosa no ama a la cosa sino a su ganancia, ni que quien enseña una cosa raras veces la conoce a fondo, pues a quien la ha estudiado a fondo generalmente le queda poco tiempo para enseñar
  • Los muchos tienen muchas opiniones. Platón. Es decir el vulgus tiene muchas patrañas en la cabeza y si uno quisiera ocuparse de ellas tendría mucho que hacer
  • Por tanto, la única contrarregla segura es la que ya ofrecía Aristóteles en los Tópicos, no discutir con el primero que se presente, sino únicamente con aquellos a quienes se conoce y de los que se sabe que tienen el suficiente entendimiento para no plantear algo demasiado absurdo ... Déjese al resto decir lo que quiera y considérese lo que dice Voltaire la paix vaut encore mieux que la vérité, y hay un refrán árabe que afirma que "del árbol del silencio cuelgan los frutos de la paz"

El arte de conocerse a si mismo - Arthur Schopenhauer

  • Desear tan poco y conocer tanto como sea posible ha sido la máxima principal que ha guiado mi existencia; pues la voluntad es nuestra parte más vulgar y mezquina; como a los genitales, tenemos que ocultarla, aunque unos y otra se hallen en las raíces de nuestro ser.
  • Il y a une prudence supérieure à celle qu'on qualifie ordinairement de ce nom, el consiste à suivre hardiment son caractère, en acceptant avec courage les désavantages et les inconvénients qu'il peut produire. Chamfort
  • Despreciadme si podéis, pero a vuestro riesgo, no al mío. Marco Aurelio
  • Así como la cera, que por naturaleza es dura y quebradiza, se ablanda tanto con el calor que puede adoptar cualquier forma, así uno puede lograr por medio de la cortesía y la amabilidad que incluso personas tercas y hostiles se vuelvan flexibles y favorables. Según ello, la cortesía sería a las persona lo que el calor es a la cera
  • El conocimiento de la sentencia de Plauto El hombre es un lobo para el hombre (homo homini lupus)
  • Como el respeto decrece en proporción al incremento de la confianza...
  • The more I see of men, the less I like of them; if I could but say so of women too, all would be well. Lord Byron
  • La vida de la mayoría de los hombres tanto por su propia naturaleza como por las circunstancias que les rodean, se rige por un plan que pareciera haberles sido impuesto; las circunstancias de su vida podrán variar mucho y modificarse cuando se quiera, pero al final se podrá entrever un cuadro eneral con rasgos uniformes.
  • El prudente no persigue el placer, sino la ausencia de dolor. Aristóteles Ética a Nicómaco
  • No puede menos de ser feliz quien es capaz de valerse por sí solo y hace depender todo de sí mismo. Cicerón
  • El peor envidioso de este mundo es quien a todos toma por sus pares. Goethe

El arte de hacerse respetar - Arthur Schopenhauer

  • Lo bueno si breve dos veces bueno; y aun lo malo si poco no tan malo: más obran quintas esencias, que fárragos. Baltasar Gracián
  • El honor es la opinión que tienen los demás acerca de nosotros
  • Al igual que los actos de los demás relacionados con mi persona me resultan indiferentes a menos que me beneficien o perjudiquen, también su opinión, es decir, el honor, tiene algún valor sólo si posee esta última influencia

Senilidad - Italo Svevo

  • ¿Yo en peligro, a mi edad y con mi experiencia? Brentani hablaba a menudo de su experiencia. Lo que creía poder llamar así era algo procedente de los libros: una gran desconfianza y un gran desprecio de sus semejantes
  • Como hombre, en el sentido auténtico de la palabra, que era, Balli se negaba a recibir, y cuando Brentani se encontraba a su lado, podía tener la sensación de ir acompañado por una de las muchas mujeres a él sometidas
  • La imagen de la muerte basta para coupar todo un intelecto. Los esfuerzos para retenerla o rechazarla son titánicos, porque todas nuestras aterradas fibras la recuerdan después de haberla sentido cerca, todas nuestras moléculas la rechazan en el acto mismo de conservar y producir la vida. La idea de ella es como una cualidad, una enfermedad del organismo. La voluntad no la llama ni la rechaza
  • El muerto está muerto y el consuelo sólo puede venir de los vivos

domingo, 28 de junio de 2009

La música del hambre - J.M.G. Le Clézio

  • Y además el nombre de la casa era tan bonito, "Hoy". Le recordaba a Xenia, esa capacidad suya de disfrutar de cada instante, de amar la vida sin ilusiones, sin falsa amargura.
  • No le cabía en la cabeza que Xenia pudiese tenerle envidia, ser de esas personas que no aceptan la felicidad de los demás.

Bariloche - Andres Neuman

- Vivimos igual que soñamos: solos. Joseph Conrad
- Y entonces me besó distinto, un beso largo y triste que yo no entendí del todo pero que era como definitivo. Fue esa madrugada cuando más pasión sentí, y desde esa vez mi vida va así medio limosneando cachitos de ese sentimiento. No me acuerdo si le dije te quiero o qué le dije, pero lo estuve pensando toda esa noche hasta convencerme de que a partir de ahí sólo iba a poder caber menos dicha y más miedo
- Porque ya lo pensé demasiado; si no puedo vivir como quiero, prefiero no pensar que hay otra vida.

Veinticuatro horas en la vida de una mujer - Stefan Zweig

- Tanta resistencia a reconocer el hecho evidente de que una mujer, en ciertas horas de su vida, pese a su voluntad y a la conciencia de su deber, se encuentra indefensa ante el poder de fuerzas misteriosas, revelaba miedo del propio instinto, miedo del fondo demoníaco de nuestra naturaleza. Y parece que muchas personas experimentan cierto goce en juzgarse más fuertes, más morales y más puras que aquellas que son "fáciles de seducir". Yo personalmente, encuentro más digno que una mujer ceda a su instinto, libre y apasionadamente, que no que, como ocurre por lo general, engañe al marido en sus propios brazos y a ojos cerrados.
- Yo sin embargo, en tanto que persona privada, no veo por qué he de adoptar el papel de juez; prefiero actuar de defensor. Personalmente, me causa mayor satisfacción comprender a los hombres que condenarlos.
- Cinco, diez veces había concentrado mis fuerzas, intentando acercarme a él; pero siempre me hizo retroceder una especie de vergüenza, quizá el instintivo presentimiento de que los desesperados arrastran consigo a quienes tratan de socorrerlos.
- Sólo las personas que han vivido completamente ajenas a la pasión experimentan, al verse presas de ella, esas explosiones repentinas, esas sacudidas huracanadas, como de avalancha; en esos instantes, años enteros de fuerzas no utilizadas se agolpan en el propio corazón.

Carta de una desconocida - Stefan Zweig

- Qué extraño, pensó, y cogió nuevamente la carta. "A ti, que nunca me has conocido", ponía como encabezamiento, como si fuera un título
- No hay nada en el mundo que sea equiparable al secreto amor de una niña que permanece en la penumbra y tiene pocas esperanzas. Es humilde y servil, tan receloso y apasionado como nunca puede serlo el amor inadvertidamente exigente y lleno de deseo de la mujer adulta

lunes, 22 de junio de 2009

La isla - Giani Stuparich

- "Después tengo la intención de volver a trabjar en serio. En estos últimos tiempos no es que haya estado muy contento conmigo: me he abandonado malamente a la pereza.
- Pero... has estado enfermo, papá. -- El hijo sintió de inmediato la superficialidad de sus palabras.
- Oh, es la vida que se va. Me queda ya poco. Pero eso no justifica la inercia. Todo lo contrario"

- "¡Su hijo! Tenían poco que decirse; pero qué sencillo era sentirse unidos.

- "¡La vida, papá, qué sabor tan pasajero, y sin embargo tan saturado de esencia! Es como este viento que trae el aroma del mal: basta respirarlo. Has visto hace poco a esas dos chicas: iban al encuentro de la gustosa nada de la vida y estaban llenas de gozo"

- Todos aquellos cuerpos desnudos en las terrazas, aquellos torsos bruñidos que emergían del agua, aquella ruidosa promiscuidad de hombres y mujeres, aquella mezclanza de formas y de carne joven y vieja, más allá de cualquier pudor, lo produjeron la sensación desagradable de una gusanera: el aspecto de la vida indiferenciada, bullidora

- Bajo aquella luz despiadada, ya no andaban dos hombres por su camino, sino dos payasos. Un muerto y un vivo se hacían compañía en una bufonesca alianza

- ¿Dolor, medio? ¿Presagio de la muerte cercana en el animal perseguido? ¿Por qué los hombres, que intentan comprenderlo todo, rehúyen la conciencia del animal que hay en ellos, que hay en toda criatura viviente?

- Eso es, para ir al vapor, me cogerás tú del brazo, "el bastón de mi vejez".

- El hijo vio empequeñecerse la isla, desvanecerse en el horizonte bajo el inmeso resplandor del mar. Fue aquel el primer momento en el que tuvo la conciencia precisa y simple de lo que perdía al perder a su padre.

jueves, 18 de junio de 2009

El amor de una mujer generosa - Alice Munro

El amor de una mujer generosa
- ¿Puede una persona inventar algo tan diabólico y con tal lujo de detalles? La respuesta es sí. La mente enferma de una persona, la mente de una persona moribunda puede generar todo tipo de basura y organizarla de la manera más convincente
- Rupert dejó las botas en el suelo frente a Enid mientras ella se inclinaba para desabrocharse los zapatos. Enid percibió, bajo el olor del whisky, el amargo aliento de una noche sin sueño y un largo y duro día; sintó el olor de una piel profundamente empapada de sudor, de un hombre de trabajo duro, que ningún lavabo -o al menos el lavado al que se sometía- terminaría de limpiar. No había un solo olor corporal, ni siquiera el olor a semen, que no le resultara familiar, pero había algo nuevo e invasor en el olor de un cuerpo que no se encontraba ni bajo su influencia ni bajo su cuidado. Eso estaba bien.

Yakarta
- Como los juncos bajo la superficie del agua. Contémplalos: observa cómo los juncos oscilan en el agua, vivos pero sin romper jamás la superficie. Y así es como su naturaleza femenina debe vivir en el interior de la naturaleza masculina de él. Sólo entonces ella será feliz y él se sentirá fuerte y pletórico de alegría. Conseguirán vivir el verdadero matrimonio
- Tenía las mismas sospechas. Y nunca me las mencionó. Yo nunca mencioné las mías. Las dos pensábamos que si lo espresábamos con palabras se nos partiría el corazón.

La isla de Cortés
- Ambos Chess y yo proveníamos de hogares en los que el sexo prematrimonial se consideraba algo vergonzoso e imperdonable y en los que el sexo matrimonial no se mencionaba nunca y se olvidaba pronto. Estábamos justo al final de la época en que así se veían las cosas, aunque no éramos conscientes de ello
- Nos parecía que el único afán de los mayores era de casas, de propiedad, de máquinas de cortadoras de césped y congeladores y muros de contención; y, por supuesto, en lo referente a las mujeres, de bebés. Todas esas cosas, pensábamos, las elegiríamos o no elegiríamos en el futuro. Nunca creímos que nada de eso nos llegaría inexorablemente, como la edad o el tiempo. Y ahora que me paro a pensarlo con sinceridad, no nos llegó. Nada llegó sin nuestra elección. Ni siquiera el embarazo. Corrimos el riesgo, aunque únicamente para ver si de verdad éramos adultos, para ver si realmente podía ocurrir.

Las niñas se quedan
Y aun así, qué dolor. Seguir viviendo y acostumbrarse hasta que sólo sea el pasado lo que duela, y no cualquier presente posible.

Nada - Carmen Laforet

Nada (fragment)
"A veces un gusto amargo
un olor malo, una rara
luz, un tono desacorde,
un contacto que desgana,
como realidades fijas
nuestros sentidos alcanzan
y nos parecen que son
la verdad no sospechada..."

- una ciudad grande, adorada en mis sueños por desconocida
- Comprendí en seguida que con los muchachos era imposible el tono misterioso y reticente de las confidencias, al que las chicas suelen ser aficionadas, el encanto de desmenuzar el alma, el roce de la sensibilidad almacenado durante años...
- Hasta entonces nadie a quien yo quisiera me había demostrado tanto afecto y me sentía roída por la necesidad de darle algo más que mi compañía, por la necesidad que sienten todos los seres poco agraciados de pagar materialmente lo que para ellos es extraordinario: el interés y la simpatía.
- Toda mi vida he estado huyendo de mis simples y respetables parientes... Simples pero inteligentes a la vez, en su género, que es lo que les hace tan insoportables... Me gusta la gente con ese átomo de locura que hace que la existencia no sea monótona, aunque sean personas desgraciadas y estén siempre en las nubes, como tú... Personas que, según mi familia, son calamidades indeseables.
- Si supieran que te gusta vagabundear sola por la noche. Que nunca has sabido lo que quieres y que siempre estás queriendo algo...
- Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz.» No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad...
- Me parecía que de nada vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme. Una tremenda congoja fue para mí lo único real en aquellos momentos.
- ¿No le ha sucedido alguna vez atribuir su estado de ánimo al mundo que la rodea?
- Fue ella, la niña, quien me descu-brió la fina urdimbre de la vida, las mil dulzuras del renunciamiento y del amor, que no es sólo pasión y egoísmo ciego entre un cuerpo y alma de hombre y un cuerpo y alma de mujer, sino que reviste nombres de comprensión, amistad, ternura
- En pocos días la vida se me aparecía distinta a como la había concebido hasta entonces. Complicada y sencillísima a la vez. Pensaba que los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizá los que todos los de nuestro alrededor conocen. Tragedias estúpidas. Lágrimas inútiles. Así empezaba a aparecerme la vida entonces).

Poésies - Paul Valéry

Même Féerie
La lune mince verse une lueur sacrée,
Comme une jupe d'un tissu d'argent léger,
Sur les masses de marbre où marche et croit songer
Quelque vierge de perle une gaze nacrée.
Pour les cygnes soyeux qui frôlent les roseaux
De carènes de plume à demi lumineuse,
Sa main cueille et dispense une rose neigeuse
Dont les pétales font des cercles sur les eaux.
Délicieux désert, solitude pâmée,
Quand le remous de l'eau par la lune lamée
Compte éternellement ses échos de cristal,
Quel coeur pourrait souffir l'inexorable charme
De la nuit éclatante au firmament fatal,
Sans tirer de soi-même un cri pur comme une arme?

Fragments du Narcisse
Mais moi, Narcisse aimé, je ne suis curieux
Que de ma seule essence ;
Tout autre n’a pour moi qu’un cœur mystérieux,
Tout autre n’est qu’absence.

Le cimentière marin
Tu n'as que mio por contenir tes craintes!
Mes repentirs, mes doutes, mes contraintes
sont le défaut de ton gran diamant...

lunes, 11 de mayo de 2009

Le Rouge et le Noir. Stendhal

  • Entièrement absorbée, avant l'arrivée de Julien, par cette masse de travail qui, loin de Paris, est le lot d'une bonne mère de famille, Mme de Rênal pensait aux passions, comme nous pensons à la loterie : duperie certaine et bonheur cherché par des fous.
  • Mon Dieu! être heureux, être aimé, n'est-ce que ça?" Telle fut la première pensée de Julien, en rentrant dans sa chambre. Il était dans cet état d'étonnement et de trouble inquiet où tombe l'âme qui vient d'obtenir ce qu'elle a longtemps désiré. Elle est habituée à désirer, ne trouve plus quoi désirer, et cependant n'a pas encore de souvenirs.
  • La parole a été donnée a l'homme pour cacher sa pensée
  • Le bonheur serait-il si près de moi !... La dépense d'une telle vie est peu de chose ; je puis à mon choix épouser Mlle Élisa, ou me faire l'associé de Fouqué... Mais, le voyageur qui vient de gravir une montagne rapide, s'assied au sommet, et trouve un plaisir parfait à se reposer. Serait-il heureux si on le forçait à se reposer toujours?
  • C'était une de ces âmes nobles et romanesques, pour qui apercevoir la possibilité d'une action généreuse, et ne pas la faire, est la source d'un remords presque égal à celui du crime commis.
  • Étrange effet du mariage, tel que l'a fait le XIXe siècle ! L'ennui de la vie matrimoniale fait périr l'amour sûrement, quand l'amour a précédé le mariage.
  • Voilà l'effet des vaines pompes du monde ; vous êtes accoutumé apparemment à des visages riants, véritables théâtres de mensonge. La vérité est austère, monsieur. Mais notre tâche ici-bas n'est-elle pas austère aussi ? Il faudra veiller à ce que votre conscience se tienne en garde contre cette faiblesse : Trop de sensibilité aux vaines grâces de l'extérieur.
  • J'ai assez vécu pour voir que différence engendre haine
  • Après lui avoir donné l'habitude de raisonner juste et de ne pas se laisser payer de vaines paroles, il avait négligé de lui dire que, chez l'être peu considéré, cette habitude est un crime ; car tout bon raisonnement offense.
  • — Mlle de La Mole a l'air d'être maîtresse du plaisir que lui fait son triomphe, dont elle s'aperçoit fort bien. On dirait qu'elle craint de plaire à qui lui parle.
    — Très bien ! voilà l'art de séduire.
  • Une conspiration anéantit tous les titres donnés par les caprices sociaux. Là, un homme prend d'emblée le rang que lui assigne sa manière d'envisager la mort. L'esprit lui-même perd de son empire...
  • Rien ne manque à Croisenois, et il ne sera toute sa vie qu’un duc à demi ultra, à demi libéral, un être indécis toujours éloigné des extrêmes, et par conséquent se trouvant le second partout.
  • Mlle de La Mole avait été, au couvent du Sacré-Coeur, l'objet des flatteries les plus excessives. Ce malheur jamais ne se répare. On lui avait persuade qu'à cause de tous ses avantages de naissance, de fortune, etc., elle devait être plus heureuse qu'une autre. C'est la source de l'ennui des princes et de toutes leurs folies.
  • – «Ce remords va me poursuivre toute ma vie, non pour elle, il est tant de maîtresses !
    – Mais il n'est qu'un honneur ! dit le vieux don Diègue (Corneille Le Cid)
  • Julien était fort embarrassé, il ne savait comment se conduire, il n'avait pas d'amour du tout. Dans son embarras, il pensa qu'il fallait oser, il essaya d'embrasser Mathilde.
  • L'amour de tête a plus d'esprit sans doute que l'amour vrai, mais il n'a que des instants d'enthousiasme; il se connaît trop, il se juge sans cesse; loin d'égarer la pensée, il n'est bâti qu'à force de pensées.
  • Mais si je prends de ce plaisir avec tant de prudence et de circonspection, ce ne sera plus un plaisir pour moi. LOPE DE VEGA
  • Mme de Rênal trouvait des raisons pour faire ce que son coeur lui dictait: cette jeune fille du grand monde ne laisse son coeur s'émouvoir que lorsqu'elle s'est prouvé par bonnes raisons qu'il doit être ému.

jueves, 26 de marzo de 2009

Si te dicen que caí. Juan Marsé

  • Cuenta que al levantar el borde de la sábana que cubría el rostro del ahogado, en la cenagosa profundidad de pantano de sus ojos abiertos, revivió un barrio de solares ruinosos y tronchados geranios atravesado de punta a punta por silbidos de afilador, un aullido azul. Y que a pesar de las elegantes sienes plateadas, la piel bronceada y los dientes de oro que lucía el cadáver, le reconoció; que todo habían sido espejismos, dijo, en aquel tiempo y en aquellas calles, incluido este trapero que al cabo de treinta años alcanzaba su corrupción final enmascarado de dignidad y dinero.
  • Ya soy mayor, ya soy memoria y a partir de hoy no podréis conmigo, brujas
  • Se paró un momento y se quedó quieto, mirando la calle en pendiente. Podía reconstruir la calle Escorial de memoria, casa por casa, esquina por esquina. Se volvió para mirar tras de él la sombría mole del templo firmemente asentado, aculado en su ayer miserable y violento. Fue como si una sombra de ese ayer, desplazándose con sigilo, pasara por su lado y le rozara, dejando prendido en alguna parte de su cuerpo un jirón sedoso, uan telaraña negra. Se volvió otra vez, y, unos metros más allá, ella había dejado de empujar la silla y le miraba esperando algo. Pero el celador no entendía esa mirada. Ninguna palabra, ninguna expresión vino a sustituir aquel snentido que a él se le escapaba, hasta que su mano tropezó con la mantilla y comprendió. La mantilla se había enganchado en su hombro al pasar ella y colgaba de una crin que traspasaba la guata. Cabizbajo, con líquido en los ojos y en las palabras, devolvió la prenda disculpándose, ella murmuró gracias y siguió su camino empujando la silla de ruedas.
  • Hombres de hierro, forjados en tantas batallas, soñando como niños.

domingo, 1 de marzo de 2009

L'Éducation sentimentale. Gustave Flaubert

  • Il souhaitait connaître les meubles de sa chambre, toutes les robes qu’elle avait portées, les gens qu’elle fréquentait ; et le désir de la possession physique même disparaissait sous une envie plus profonde, dans une curiosité douloureuse qui n’avait pas de limites
  • Elle ressemblait aux femmes des livres romantiques. Il n’aurait voulu rien ajouter, rien retrancher à sa personne. L’univers venait tout à coup de s’élargir. Elle était le point lumineux où l’ensemble des choses convergeait ; et, bercé par le mouvement de la voiture, les paupières à demi closes, le regard dans les nuages, il s’abandonnait à une joie rêveuse et infinie.
  • Des doutes succédaient à leurs emportements d’espoir. Après des crises de gaieté verbeuse, ils tombaient dans des silences profonds
  • Républicain austère, il suspectait de corruption toutes les élégances, n’ayant d’ailleurs aucun besoin, et étant d’une probité inflexible.
  • Il l'aimait sans arrière-pensée, sans espoir de retour, absolument ; et, dans ces muets transports, pareils à des élans de reconnaissance, il aurait voulu couvrir son front d'une pluie de baisers. Cependant, son souffle intérieur l'enlevait comme hors de lui ; c'était une envie de se sacrifier, un besoin de dévouement immédiat, et d'autant plus fort qu'il ne pouvait l'assouvir.
  • Maintenant, il haïssait toutes les femmes ; et des pleurs l’étouffaient, car son amour était méconnu et sa concupiscence trompée.
  • Il y a des hommes n'ayant pour mission parmi les autres que de servir d'intermédiaires; on les franchit comme des ponts, et l'on va plus loin
  • Elle fit un haussement d’épaules. Qui donc l’affligeait ? Etait-ce, par hasard, qu’on ne l’aimait pas ? « Oh ! moi, on m’aime toujours ! Elle ajouta : — Reste à savoir de quelle manière.
  • Elle le regarda ironiquement. — Eh bien, et ce mariage ? — Quel mariage ? — Le vôtre ! — Moi ? Jamais de la vie ! Elle fit un geste de dénégation. — Quand cela serait, après tout ? On se réfugie dans le médiocre, par désespoir du beau qu’on a rêvé !
  • Ses jolis yeux humides pétillaient d’une passion tellement puissante, que Frédéric l’attira sur ses genoux et il se dit : » Quelle canaille je fais » en s’applaudissant de sa perversité.
  • Elle lui envoyait des fleurs ; elle lui fit une chaise en tapisserie ; elle lui donna un porte-cigares, une écritoire, mille petites choses d’un usage quotidien, pour qu’il n’eût pas une action indépendante de son souvenir. Ces prévenances le charmèrent d’abord, et bientôt lui parurent toutes simples.
  • Elle n’avait plus que trente mille livres de rente, sans compter l’hôtel, qui en valait de dix-huit à vingt, peut-être. Bien que ce fût de l’opulence pour Frédéric, il n’en ressentait pas moins une déception. Adieu ses rêves, et toute la grande vie qu’il aurait menée ! L’honneur le forçait à épouser Mme Dambreuse. Il réfléchit une minute ; puis, d’un air tendre:— J’aurai toujours ta personne !
  • Les coeurs des femmes sont comme ces petits meubles à secret, pleins de tiroirs emboîtés les uns dans les autres ; on se donne du mal, on se casse les ongles, et on trouve au fond quelque fleur desséchée, des brins de poussière - ou le vide !
  • Frédéric soupçonna Mme Arnoux d’être venue pour s’offrir ; et il était repris par une convoitise plus forte que jamais, furieuse, enragée. Cependant, il sentait quelque chose d’inexprimable, une répulsion, et comme l’effroi d’un inceste. Une autre crainte l’arrêta, celle d’en avoir dégoût plus tard. D’ailleurs, quel embarras ce serait ! - et tout à la fois par prudence et pour ne pas dégrader son idéal, il tourna sur ses talons et se mit à faire une cigarette.
  • Adieu, mon ami, mon cher ami ! Je ne vous reverrai jamais ! C’était ma dernière démarche de femme. Mon âme ne vous quittera pas. Que toutes les bénédictions du ciel soient sur vous ! » E elle le baisa au front, comme une mère. Mais elle parut chercher quelque chose, et lui demanda des ciseaux. Elle défit son peigne ; tous ses cheveux blancs tombèrent. Elle s’en coupa, brutalement, à la racine, une longue mèche. « Gardez-les ! Adieu ! » Quand elle fut sortie, Frédéric ouvrit sa fenêtre, Mme Arnoux, sur le trottoir, fit signe d’avancer à un fiacre qui passait. Elle monta dedans. La voiture disparut. Et ce fut tout.
  • Après thermidor, des terroristes organisèrent une confrérie toute pareille, ce qui prouve que la bêtise est féconde

domingo, 1 de febrero de 2009

Tu rostro mañana. 3 Veneno y sombra y adiós. Javier Marías

* Todo tiene su tiempo para ser creído. (...) la gente cree lo que quiere creer, y por eso es tán lógico y fácil que todo tenga su tiempo para ser creído. (...) todo el mundo está dispuesto a volver la vista y a distraerse, a negar lo que está delante y a no oír nada de lo que se grita, (...) y a modificar cuanto haga falta de los hechos y de lo acontecido, pero sobre todo de su pensamiento, de sus sentidos, de su memoria y de su anticipación del futuro, que a veces se toma por presciencia. (...) es la constante letanía que tergiversa el pasado, el porvenir y el presente, así nunca nada está fijo ni a salvo, ni es seguro ni tampoco es cierto.

* La mayoría de la gente niega el azar, lo destesta, la mayoría de la gente es tonta

* "Fue necesario defendía a mi Dios, a mi Rey, mi patria, mi cultura, mi raza; mi bandera, mi leyenda, mi lengua, mi clase, mi espacio; mi honor, a los míos, mi caja fuerte, mi monedero y mis calcentinas. Y en resumen, tuve miedo. " El miedo, que exculpa tanto como el amor, del que es tan fácil decir y creer "es más fuerte que yo, no está en mi mano evitarlo", o que permite recurrir a la frase "es que yo te quiero tanto", como explicación de los actos, como coartada o disculpa o atenuante.

*páginas 58-59-60 geniales sobre los derechos post-conquista ocasionales. "y me ha reventado que me llamaran por teléfono más tarde diciendo "hola soy yo", como si el trato carnal ya pretérito confiriera exclusividad o unicidad, o acentuara la identidad, o garantizara un alto grado de ocupación de mis pensamientos, o me obligara a reconocer una voz de la que acaso -eso con suerte- brotó sólo un gemido, o unos cuantos educadamente"

* Pese a su edad provecta nunca me imaginaba el mundo sin él, o a él sin el mundo

* Es una mujer hecha y derecha, habrá ya cruzado lo que Joseph Conrad llamaba la línea de sombra, o estará a punto de hacerlo. Ya sabes, la edad en que la vida se encarga de uno, sies que no se ha hecho cargo de ella uno antes. La línea que separa lo cerrado de lo abierto, la página escrita de la página en blanco: allí donde empiezan a agotarse las posibilidades, porque las que uno descarta se van volviendo irrecuperables y están más perdidas cada día que uno cumple. Cada fecha de penumbra; o de memoria, que es lo mismo.

*Cuando las fuerzas están parejas, es entonces cuando se deponen las armas

*Lo que las personas anuncian o proclaman respecto a esa cuestión, respecto a su carácter valeroso o pusilánime, no sirve para nada. (...) La gente se imagina, cómo responderá, de acuerdo con sus deseos o con sus temores; pero casi ninguno tenemos certeza de cómo reaccionarermos en una situación de riesgo. (...) Nunca tenemos garantizados el arrojo ni el pánico.

*Es increíble lo mal que nos vemos todos, a nosotros mismos, lo mal que nos calibramos y que calculamos nuestras fuerzas y debilidades. Hasta los más dotados y los más entrenados en ahondar en el prójimo y descifrarlo nos volvemos tuertos y tontos cuando nos miramos. La falta de perspectiva, eso será, y la imposibilidad de observarnos sin saber a la vez que nos estamos viendo.

*Pedir un favor es fácil y cómodo, lo difícil y desazonante es oír la petición y tener que decidir si acceder o negarse.

*Un antes y un después nunca se sueldan

*Quién sabe quién nos sustituye, sólo sabemos que se nos sustituye siempre, en todas las ocasiones y en todas las circunstancias y en cualquier desempeño, sin que importen el vacío o la huella que creyéramos haber dejado o dejáramos en efecto (...)

*Lo que se finge que no ha ocurrido y siempre es tácito acaba por no haber sucedido, aunque sepamos lo contrario: ambas cosas son ciertas, lo que escribió Jorge Manrique en las Coplas por la muerte de su padre, (...) 'si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado' y exactamente lo opuesto, y entonces podremos dar lo pasado por no venido, por no venido cuanto nos ha pasado y nuestra vida entera por no habida

*Si alguien ya no quiere estar con uno, uno tiene que aguantarse. A solas, y sin estar pendiente de la observación o la evolución de ese alguien, a la caza de señales y a la espera de vuelcos. (...). Uno sabe siempre cuándo ya no se lo quiere, si está dispuesto a enterarse: cuándo todo se ha reducido a costumbre, o a falta de arrojo para ponerle término, o a deseo de no armar revuelo y de no hacer dado, o miedo vital o económico, o a mera ausencia de imaginación, la mayoría de la gente no es capaz de imaginarse otra vida que la que lleva y ya sólo por eso no la cambia (...)

*La capacidad de aguante de muchas mujeres es infinita, (...) piensan que con ellas él será distinto, que se enmendará o mejorará o cambiará y que se le harán indispensables por tanto, a veces me ha parecido que redimir a alguien era para ellas una forma -ingenua, ilusa- de asegurarse la incondicionalidad de ese alguién "no puede vivir sin mi".

*los individuos llevan sus probabilidades en el interior de sus venas

*Presume not that I am the thing I was (Enrique IV-Shakespeare) No presumas que soy lo que fui

*Mi padre aún piensa en un mondo en el que los hechos dejaban huella y la conciencia solía hablar. No siempre, desde luego, pero sí a la mayoría. Ahora en cambio es al revés: resulta fácil acallarla o amordazarla...

*"Porque nadie es conocido por otro mejor que por sí mismo, y sin embargo, nadie se conoce tan bien que puedar estar seguro de su conducta de mañana" San Agustín

*Epílogo. "Todo está ahí a la vista, en realidad todo es visible desde muy pronto en las relaciones..., basta con atreverse a mirarlo, un solo instalnte encierra el germen de muchos años venideros y casi de nuestra historia entera... y si queremos la vemos y la recorremos ya, a grandes rasgos" (...) "pero nadie quiere ver nada y así nadie ve casi nunca lo que está delante (...) es como si a menudo fuéramos en contra de nuestro conocimiento (...) y la explicación ha de ser simple...: es sólo que sabemos y lo detestamos; que no toleramos ver; que odiamos el conociiento, y la certidumbre, y el convencimiento; y nadie quiere convertirse en su propio dolor y su fiebre..."