domingo, 23 de octubre de 2016

Pastoral americana – Philip Roth

Algo se había apoderado de él, ordenándole que se detuviera. Algo le había convertido en un lugar común humano. Algo le había advertido: no debes ir a contrapelo de nada.

Así sabemos que estamos vivos, porque nos equivocamos.

El interrogatorio constante a que se somete el adulto consciente nunca fue algo que estorbara a mi hermano. Obtuvo el significado de su vida de alguna otra manera. No quiero decir que fuese un hombre sencillo. Algunos le consideraban así, debido a la amabilidad que derrochó durante toda su vida. Pero Seymour no fue nunca un hombre tan sencillo. Sin embargo, tardó algún tiempo en hacer examen de conciencia, y si hay algo peor que hacer examen de conciencia demasiado pronto es hacerlo demasiado tarde. Aquella bomba hizo saltar su vida en pedazos. La verdadera víctima de la bomba fue él.

¿Cómo podía él, con su bondad minuciosamente calibrada, haber sabido que los riesgos de ser obediente eran tan altos? Uno se decanta por la obediencia para reducir los riesgos. Una mujer guapa, una casa hermosa, dirige sus negocios como si practicara hechicería. Maneja correctamente la fortuna de su padre. Vivía a fondo esta versión del paraíso. Así es como vive la gente de éxito. Son buenos ciudadanos, se sienten afortunados y agradecidos, Dios les sonríe. Hay problemas, pero ellos se adaptan. Y entonces todo cambia y se vuelve imposible. Ya nada sonríe a nadie. ¿Y entonces quién puede adaptarse? He aquí una persona que no está hecha para un funcionamiento deficiente de la vida, y no digamos para lo imposible. ¿Pero quién está hecho para lo imposible que va a suceder? ¿Quién está hecho para la tragedia y lo incomprensible del sufrimiento? Nadie. La tragedia del hombre que no está hecho para la tragedia..., ésa es la tragedia de cada hombre.

¿Sabes lo que te pasa? Que siempre tratas de mitigarlo todo, siempre intentas ser moderado, nunca dices la verdad si crees que va a herir los sentimientos de alguien, siempre estás transigiendo, siempre eres complaciente, siempre procuras encontrar el lado brillante de las cosas. Tienes modales, lo aceptas todo con paciencia, eres el colmo del decoro. El chico que jamás infringe el código. Haces cuanto la sociedad te dicta. Decoro…, escupes decoro a la cara de todo el mundo.

Pero nunca tuviste que elegir, nunca, porque él dejó que te salieras con la tuya, como lo ha hecho siempre todo el mundo. Y por eso, hasta la fecha, nadie sabe quién eres. No te has revelado, eso es lo que ocurre Seymour, no te has revelado. Por eso tu propia hija decidió prescindir de ti y actuar por su cuenta. Nunca te expresas con franqueza sobre nada, y ella te odiaba por eso. Mantienes en secreto lo que piensas, no eliges nunca. 

La vida es un breve periodo de tiempo durante el que estamos vivos. 

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