De no ser por esa hambre, a buen seguro habría echado en el olvido aquellos tiempos, aquellos años tan largos, en los que faltaba de todo. Ser feliz es no tener que recordar. ¿Fui infeliz? No lo sé. Simplemente recuerdo haberme despertado un día, haber conocido por fin el éxtasis de las sensaciones saciadas.
Y además el nombre de la casa era tan bonito, "Hoy". Le recordaba a Xenia, esa capacidad suya de disfrutar de cada instante, de amar la vida sin ilusiones, sin falsa amargura.
No le cabía en la cabeza que Xenia pudiese tenerle envidia, ser de esas personas que no aceptan la felicidad de los demás.
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