sábado, 26 de junio de 2010

Dos crímenes - Jorge Ibargüengoitia

- Me cuesta trabajo explicar lo que siento cuando canta la Chamuca. En primer lugar me enorgullece que una mujer tan bella sea mía: es morena, tiene los ojos muy grandes, los labios carnosos, los dientes magníficos, de sus orejas cuelgan arracadas, su cuerpo podría ser el monumento a la raza. Pero también es un poco ridícula. Cuando canta abre la boca, entrecierra los ojos, y suelta alaridos de pasión ficticia. Me siento incómodo, pero me aguanto, porque considero que cada quien tiene derecho a expresarse como pueda. Es mi filosofía
- Ni por un momento me pasó por la cabeza, ni por la de la Chamuca tampoco, la idea de que si uno es inocente no tiene nada que temer.
- Tengo la impresión de que esta muchacha anda poniéndote las nalgas por delante.
- No sé cómo me atreví, en una casa tan respetable como la de mi tío Ramón Tarragona, a salir al corredor encuerado. No sólo encuerado, sino con una erección. Afortunadamente no me vio ni el cenzontle, porque en la noche Zenaida cubría la jaula con una toalla vieja. Había luna. Llegué a la puerta del cuarto de Lucero e hice girar la perilla. Nunca oí perilla - y después puerta- girar tan silenciosamente. El ruido de mi circulación, en mis sienes, en cambio, era estruendoso. Cerré la puerta con mucho cuidado. Tardé un rato en distinguir a Lucero, que dormía boca abajo, despatarrada, con los brazos abiertos y las manos a los lados de la almohada, la cara hacia el otro extremo del cuarto, ocupando casi toda la cama que era ancha.
- En ese momento entró Amalia. ¡Qué distintas se ven las mujeres cuando ha hecho uno el amor con ellas! No me pareció tan ridícula. Se había pintado de azul los párpados y se había puesto rimel en las pestañas.
- "Déjame como estaba" es una canción que trata de un hombre que tiene una experiencia amorosa muy triste, porque las mujeres no son como él esperaba. Cuando la amante se despide, él exige que lo deje como estaba antes de conocerla "sin amor ni dolor ni nada"
- Nací en un rancho perdido, mi padre fue agrarista, me dicen el Negro, y la única de mi familia que llegó a ser rica empezó siendo puta y con sólo echar una firma perdí catorce millones de pesos. Decir que estoy jodido es poco.

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