► “Y por amor a la memoria llevo sobre mi cara la cara de mi padre” Yehuda Amijai
► En un cuaderno de apuntes bajo el título Manual de Tolerancia escribió lo siguiente: “si quieres que tu hijo sea bueno, hazlo feliz, si quieres que sea mejor, hazlo más feliz. Los hacemos felices para que sean buenos y para que luego su bondad aumente su felicidad”
► Mi predilección por él lo llevó a preferirme, porque los padres no quieren igual a todos los hijos, aunque lo disimulen, sino que en general quieren más, precisamente a los hijos que más los quieren a ellos, es decir, en el fondo, a quienes más los necesitan.
► Al final de sus días acabó diciendo que su ideología era un híbrido: cristiano en religión, por la figura amable de Jesús y su evidente inclinación por los más débiles; marxista en economía, porque detestaba la explotación económica y los abusos infames de los capitalistas; y liberal en política, porque no soportaba la falta de libertad y tampoco las dictaduras, ni siquiera la del proletariado, pues los pobres en el poder, al dejar de ser pobres, no eran menos déspotas y despiadados que los ricos en el poder.
► (…) mi mamá logró imponer su voluntad, con ese carácter firme y constante, mezclado con una indestructible alegría de fondo que no ha dejado nunca de acompañarla hasta el día de hoy, y que la hacen una persona inmune a los rencores y a los disgustos duraderos. Luchar contra su firmeza vestida de alegría ha sido siempre imposible.
► Por este ejemplo de los dos, mis hermanas y yo sabemos, hoy en día, que hay un único motivo por el que vale la pena perseguir algún dinero: para poder conservar y defender a toda costa la independencia mental, sin que nadie nos pueda someter a un chantaje laboral que nos impida ser lo que somos.
► Fueron años de dicha, digo, pero la felicidad está hecha de una sustancia tan liviana que fácilmente se disuelve en el recuerdo, y si regresa a la memoria lo hace con un sentimiento empalagoso que la contamina y que siempre he rechazado por inútil, por dulzón y en últimas por dañino para vivir el presente: la nostalgia.
► Sentir el único consuelo que se siente en la tristeza, que es el de hundirse más en la tristeza, hasta ya no poderla soportar
► Bertolt Brecha “íbamos cambiando de país como de zapatos, desesperados cuando en alguna parte sólo había injusticia, pero no indignación. También el odio contra la bajeza desfigura las facciones. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Ustedes sin embargo, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, piensen en nosotros con indulgencia”
► Para distinguirnos de los demás animales, para justificar nuestro paso por la tierra, hay que ambicionar metas superiores al solo goce de la vida. La fijación de metas distingue a unos hombres de otros. Y aquí lo más importante no es alcanzar dichas metas, sino luchar por ellas. Todos no podemos ser protagonistas de la historia.
► “Decía Montaigne que la filosofía era útil porque enseñaba a morir. Para mi, que en este proceso de nacimiento-muerte que llamamos vida estoy más cercano a la última etapa que a la primera, el tema de la muerte se va haciendo cada vez más simple, más natural y aun diría que – no ya como tema sino como realidad – más deseable. Y no es porque esté desengañado de nada ni de nadie. Tal vez todo lo contrario. Porque creo que he vivido plenamente, intensamente, suficientemente”
► Borges. Epitafio. Ver entrada Borges
► El buen Antonio Machado, a punto de caer Barcelona, cuando era ya inminente la derrota en la Guerra Civil, escribió lo siguiente: “se ignora que el valor es virtud de los inermes, de los pacíficos –nunca de los matones-, y que a última hora las guerras las ganan siempre los hombres de paz, nunca los jaleadores de la guerra. Sólo es valiente quien puede permitirse el lujo de la animalidad que se llama amor al prójimo, y es lo específicamente humano.”
► “Ayer se fue, mañana no ha llegado, / hoy se está yendo sin parar un punto, / soy un fue, y un será, y un es cansado …” decía Quevedo al referirse a la fugacidad de nuestra existencia
► …Como todos los hombres somos hermanos, en cierto sentido, porque lo que pensamos y decimos se parece, porque nuestra manera de sentir es casi idéntica…
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