domingo, 4 de diciembre de 2011

El sueño del celta - Mario Vargas Llosa

Cada uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino muchos. Y estas personalidades sucesivas, que emergen las unas de las otras, suelen ofrecer entre sí los más raros y asombrosos contrastes. José Enrique Rodó - Motivos de Proteo

Roger Casement
Mi idea de la civilización se podría sintetizar diciendo que es la de una sociedad donde se respeta la propiedad privada y la libertad individual.

Una vez más se dijo que su vida había sido una contradicción permanente, una sucesión de confusiones y enredos truculentos, donde la verdad de sus intenciones y comportamientos quedaba siempre, por obra del azar o de su propia torpeza, oscurecida, distorsionada, trastrocada en mentira.

Ese muchacho es alguien fuera de lo común, sin duda. Por su inteligencia y por su entrega a una causa. Su cristianismo es el de esos cristianos que morían en los circos romanos devorados por fieras. Pero, también, el de los cruzados que reconquistaron Jerusalén matando a todos los impíos judíos y musulmanes que encontraron, incluidas mujeres y niños. El mismo celo ardiente, la misma glorificación de la sangre y la guerra. Te confieso Roger, que personas así, aunque sean ellas las que hacen la Historia, a mí me dan más miedo que admiración.

domingo, 13 de noviembre de 2011

1984 - George Orwell

La guerra es la paz
la libertad es la esclavitud
la ignorancia es la fuerza

Winston comprendía que ya estaba muerto. Le parecía que sólo ahora, en que empezaba a poder formular sus pensamientos, era cuando había dado el paso definitivo. Las consecuencias de cada acto van incluidas en el acto mismo.

El que controla el pasado controla también el futuro. El que controla el presente controla el pasado.

La ortodoxia significa no pensar, no necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la inconsencia.

Le sorprendió que en los momentos de crisis no estemos luchando nunca contra un enemigo externo, sino siempre contra nuestro propio cuerpo.

Cuando ella dijo que no podía venir, había sentido como si lo estafaran. Pero en aquel momento la multitud los aplastó el uno contra el otro y sus manos se unieron y ella le acarició los dedos de un modo que no despertaba su deseo, sino su afecto. Una honda ternura, que no había sentido hasta entonces por ella, se apoderó súbitamente de él.

En realidad no había escapatoria. E incluso el único plan posible, el suicidio no estaban dispuestos a llevarlo a efecto. Dejar pasar los días y las semanas, devanando un presente sin futuro, era lo insistivo, lo mismo que nuestros pulmones ejecutan el movimiento respiratorio siguiente mientras tienen aire disponible.

Confesar no es traicionar. No importa lo que digas o hagas, sino los sentimientos. Si pueden obligarme a dejarte de amar... ésa sería la verdadera traición. (...) Eso es verdad. No pueden penetrar en nuestra alma. Si podemos sentir que merece la pena seguir siendo humanos, aunque este no tenga ningún resultado positivo, los habremos derrotado.

Durante todo el tiempo de que se tiene noticia, probablemente desde fines del período neolítico, ha habido en el mundo tres clases de personas: los Altos, los Medianos y los Bajos. (...) Los fines de estos tres grupos son inconciliables. Los Altos quieren quedarse donde están. Los Medianos tratan de arrebatarles sus puestos a los Altos. La finalidad de los Bajos, cuando la tienen -porque su principal característica es hallarse aplastados por las exigencias de la vida cotidiana-, consiste en abolir las distinciones y crear una sociedad en que todos los hombres sean iguales.

La estructura general de la sociedad, en el vértie de la pirámide está el Gran Hermano. Éste es infalible y todopoderoso.
Esta peculiar trabazón de elementos opuestos -conocimiento con ignorancia, cinismo con fanatismo- es una de las características distintivas de la sociedad.

De la nariz al cielo - Luigi Pirandello

Algunas noches, incluso ha llegado a pensar que él, que hace la luz, hace también las sombras. Porque no se puede dar una cosa sin su contrario. Aquel que nace, muere. Y la sombra es como la muerte que sigue a un cuerpo que camina.

Aquí estaba: el deseo, al no poder la mano ávida, alargaba un suspiro. Y quién sabe cuántos y cuántos no venían aquí a pasear justo por eso, para no suspirar como él en ese momento: ¡Si fuera mío!
Porque el destino de las cosas que son de todos que no sea, en realidad, de nadie.

Tanto tú como yo tenemos a punto, hasta ahora, dentro de nosotros, el mecanismo del civismo, y dejamos que la basura de todas nuestras acciones, de todos nuestros pensamientos, de todos nuestros sentimientos se nos pose muy callada, a escondidas, en el fondo de la conciencia. Pero, haz que uno, al que se le haya averiado el mecanismo, se ponga a mirarte como te he mirado yo. No ya de broma, como lo he hecho yo, sino en serio, y te remueva sin que te lo esperes, desde el fondo de la conciencia, todo el poso de esa basura que llevas dentro, ¡y dime si no te asustas!

A veces el agua marina, en ciertas playas solitarias, tiene una limpidez tan tersa y transparente que, por mucho que se desee sumergirse en ella para obtener el placer más delicioso, se siente casi una sagrada condición a enturbiarla.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Esencia y hermosura - María Zambrano

La vida no cabe ya dentro de la mezquindad del ánimo, de la estrechez del corazón, de la mirada que saca y saca cuenta, de la consideración utilitaria y egoísta de "lo mío para mí" y etc etc -que luego resulta ser lo menos egoísta, quiero decir que es contraria al verdadero amor de sí-

Toda moral, toda arquitectura ética nos propone un tipo ejemplar de vida, un hombre arquetípico. No es sino eso: exigencia que no se nos presenta de dejar de ser lo que somos para ser otra cosa.

La reconstrucción, la integración de un mundo estructurado; la vuelta a un universo que conexione al hombre sin disolverle ni encadenarle; el retorno a la fe, a una fe timonel de la inteligencia y no su prisión; el reconocimiento de la legitimidad del instinto, de la pasión, de lo irracional, ¿no podrían ser la base y la meta de las tareas de nuestros días?

Es la religión un basar la vida sobre hondos, oscuros cimientos irracionales, por profundos, superiores a toda razón; y el liberalismo, un afán de cimentarla en el claro discurso racional, única guía de actividad. Y tal fue el fuerte rechazarse mutuo, que bien claro puede hoy observarse el curioso suceso del área de difusión efectiva de la doctrina liberal. Sólo en los lugares donde la misma religión se hizo liberal, se humanizó, admitiendo la diversidad y autonomía del individuo, sólo allí arraigó fecundamente el liberalismo moral y político.

Tampoco el individuo, por fuerte que sea, puede existir aislado: necesita, para ser sentido, sentirse vinculado a algo, referirse a algo, llevar a alguien tras de sí. Es una figura -no un punto-, pero incompleta en su actualidad. (Por eso tal vez toda la vida sea un girar. Incompleto, sin base de sustentación en sí mismo, el individuo, como peón inestable, sólo moviéndose alrededor de un eje encuentra su equilibrio.)

... toda expresión requiere una cierta violencia. En rigor, la expresión nace en la queja, y la queja implica una cierta rebeldía, una independencia y una afirmación de existencia de quien se queja, que así se defiende y así se afirma. Puede ser ésta la razón de que el hombre haya alcanzado la más alta cima de expresión, mientras que la mujer, normalmente, apenas balbucea. La mujer no se queja, no se rebela, ni se revela, queda oculta detrás de los acontecimientos que la conmueven; detrás de ellos, sentada como en el fondo de su casa. El hombre en cambio, se queja, y en quejarse está su poder de expresión, su capacidad maravillosa de dar forma a lo que por él pasa.

De ahí nace el drama de toda existencia: de que en la vida humana lo que menos cuenta, en ocasiones, es la realidad, ya que es la posibilidad la que determina el vértigo, la que acude al señalado dándole ánimo, confortando su corazón, y como brisa alada sobre su frente, en los días de angustia, es ella también la que se muestra al que fía en su voluntad solamente para ser desarmado, para ser sumido en su vértigo.

...la envidia es infinita y se se posa sobre algo, lo hace de esa manera endemoniada, es decir sin reposo alguno. Porque, al fijarse, la envidia no hace sino tomar un punto de apoyo para apacentar su hambre. .... Y la envidia sólo se fija en la realidad para tomar nuevo brío, para acrecentar su hambre. Porque la envidia es el hambre de realidad, es la enfermedad de la realidad, y por eso es la enfermedad del español, tan realista.

Según Plantón-en el Protágoras- la sentencia "conócete a ti mismo" fue consagrada por los Siete Sabios a Apolo en Delfos, junto con la otra no menos célebre: "nada en demasía". Una ofrenda de la sabiduría remota, de la tradición del saber, de donde, de inmediato - Tales de Mileto- surge la filosofía con su pregunta. Una pregunta no dirigida ya a los dioses, sino a la mente humana. Una actitud nueva, esta de conocer todas las cosas y el ser de las cosas por cuenta del hombre en una soledad nueva.

... el corazón, que con su música rescata el crujir de las entrañas, que se resecan cuando no les llega ni una lágrima desde los ojos, que, fijos sólo para ver, ya no lloran; puro cristal, pura retina. Sólo para ver sirven los ojos, solamente para ver, se ha creído-se sigue creyendo. Y así, los ojos que no lloran se confunden.

Aquí reside lo trágico de la condición humana: que el hombre se conoce a sí mismo antes que pensando, actuando, haciendo; sabe después de haber actuado. Que, cuando hace algo, aquello que más responde a sus pasiones, a sus anhelos, lo hace sin saber qué está haciendo. (...) En el interior del hombre anida oscuramente la esperanza y aun, bajo ella, el anhelo. "Vivir es anhelar", ha dicho Ortega y Gasset. El anhelo es la primera manifestación de la vida humana.

El anhelo es un signo de vacío. El hombre podría definirse –una de tantas posibles definiciones– como el ser que alberga dentro de sí un vacío; el vacío sólo aparece en la vida humana. El anhelar es como la respiración del alma. Presupone un vacío que ha de llenarse; ese dentro que es la vida dondequiera que se muestre. En el ser humano este vacío es metafísico, podría decirse, puesto que nada lo calma. Un vacío activo, que es llamada y tensión. Sólo por el simple hecho de anhelar, el hombre se dispararía al hacer historia, es decir: a ir más allá de aquello que le rodea. Y aún más: a destruir lo que encuentra para sustituirlo por algo diferente, nuevo. Pues que el simple anhelar es por esencia destructor. Por ser algo abstracto, tiende a hacer el vacío allí donde encuentra un lleno, y también por su trascender, pues nada de lo que encuentra le satisface. Y esto ya nos avisa de una curiosa condición del ser humano. Y es su espontánea tendencia a la destrucción. El ser conservador es algo no espontáneo. Y así se explica el carácter coactivo, aplastante, de todo orden social y aun moral, en un principio. Aunque lo propiamente moral se constituye fuera de oda coacción, de toda imposición. En consecuencia sólo se vivirá moralmente cuando se haya vencido esta tendencia espontánea a la destrucción. Cuando el hombre haya salido de este modo de vida en que es espontáneamente destructor, vivirá del todo moralmente. No necesitará de un orden impuesto.

Y cada vez que se nace o renace, y aun en el ir naciendo de cada día, hay que aceptar esa herida en el ser, esta escisión entre el que mira, que puede identificarse con lo mirado –y así lo anhela–, y el otro: el que siente a oscuras y en silencio, entre la noche del sentido, donde ningún sentido lleva ningún mensaje. Y hay que aprender a soportarlo.

Vivir es un trabajo que parece en instantes imposible de cumplir; el trabajo de recorrer la larga procesión de los instantes, de oponer una resistencia al tiempo. Resistir al tiempo es la primera acción que requiere el estar vivo; luego, saber que el “aquí” es muy concreto, muy determinado, y no se le conoce. Si supiera dónde estoy exactamente, sabría lo que tengo que hacer. Pero las “circunstancias” no fuerzan sino al que ya ha elegido.

Basta amar de verdad a alguien para que sepamos de lo corruptible de nuestra condición. Porque el amor busca la identidad, la crea… y su imagen, la imagen inevitable, se hace por eso abstracta como un jeroglífico, como un signo sagrado o una cifra indescifrable; algo que entra más bien ya en el reino de lo numérico. ¿Qué hay como el número para albergar estas dos condiciones que lo amado tiene para el que ama: pureza y enigma?

Y si el amor va a ser compartido, vivido, hay que soportar la vida de lo que se ama… y si no, todo se hace más fácil, como lo fue al fin para don Quijote, para Dante, para todos los grandes estrategas de amor, que supieron ser esclavos siendo en verdad libres, es decir: ganar voluntad.

Claros del Bosque

  • Aparece la conciencia de todo y de sí mismo ante todo. El yo sí mismo se alza y pretende erigirse en ser y medida de todo lo que ve y de lo que así él mismo se oculta. Se muestra y se oculta el existente, él, por sí mismo; es su libertad que ejercita y afila como un arma contra todo lo que se le opone.
  • Desde siempre el ser ha estado escondido y por ello, se ha preguntado el hombre a sí mismo acerca de él y ha preguntado. ¿Habría sido así acaso si él, el ser humano, no hubiera sentido en sí, dentro de sí un ser, el suyo escondido? Y aun si no se hubiese visto —un tanto ya desde afuera— como un ser escondido. Y así, el conocimiento que busca nace del anhelo de darse a conocer, que acompañará siempre a las formas más objetivamente logradas del conocimiento.
  • Mas el vivir humanamente, parece ser que sea eso, que consista en eso, en un anhelar y apetecer apaciguados por instantes de plenitud en el olvido de sí mismo, que los reavivan luego, que los reencienden.
  • Y mientras el ser que se ha recibido tiende a esconderse, un algo, alma habría que llamarlo, tiende a salir del interior del recinto.
  • De condición alada y dada a partir, se conduce como una paloma. Vuelve siempre hasta que un día se va llevándose al ser donde estuvo alojada. y así se sigue ante este suceso a la espera de que vuelva o de que se haya posado en algún lugar de donde no tenga ya que partir, hecha al fin una con el ser que se llevó consigo, y que este irse haya sido para ella la vuelta definitiva al lugar de su origen hacia el que se andaba escapando tan tenazmente.
  • El que despierta con ella, con esta su alma que no es propiedad suya antes de usar vista y oído, se despliega, al orientarse se abre sin salir de sí, deja la guarida del sueño y del no-ser: ser y vida unidamente se orientan hacia allí donde el alma les lleva. Renace. 
  • Centro también el corazón porque es lo único que de nuestro ser da sonido. Otros centros ha de haber, mas no suenan. 
  • Ya que el hombre padece por no haber asistido a su propia creación. Y a la creación de todo el universo conocido y desconocido. Su ansia de conocer no parece tener otra fuente que ese ansia de no haber asistido a la creación entera desde la luz primera, desde antes: desde las tinieblas no rasgadas.
  • Se queda sordo y mudo en ocasiones, circunstancialmente, el corazón. Se sustrae encerrándose en impenetrable silencio o se va lejos. Deja entonces todo el lugar a las operaciones de la mente que se mueven así sin asistencia alguna, abandonadas a sí mismas. Y al menos entre nosotros, los occidentales, tan reacios al silencio, las percepciones se convierten en seguida en juicio dentro de una actitud imperativa; esa actitud que precede al contenido del juicio, a lo «juzgado». 
  • Casa de la vida y cauce, es difícil que el corazón encuentre su propia realidad, que se sienta a sí mismo en pureza y unidad. Lo que quiere decir, sin reflejarse, sin mirarse, fuera de sí, viéndose en algún espejo que le dé su imagen, sin ansia alguna tampoco de ser mirado por alguien que sea su igual, que le devuelva una imagen que anexionarse. Y sin buscar complemento ni anejo alguno; en soledad.
  • Hay un género de soledad que comienza por ser no un aislamiento, sino un haberse desposeído de toda propiedad. Un quedarse a solas, más que por no tener compañía, por haberse extinguido ese sentir de lo propio, por haberse abolido la ley de la apropiación. Y con ella la colonización que obliga a salirse de sí mismo continuamente, a cuidar de lo otro sabiéndolo «otro», o en otro, para que le pertenezca.
  • Pues que en lo humano ningún movimiento, aunque sea del corazón, aparece libre de intención, sino en instantes privilegiados. Y en la intención hay como una proposición de sí mismo, un proponerse ser algo o alguien. La falta de inocencia es aquí donde mayormente se hace sentir, en estos movimientos del ser, anteriores a toda moral.
  • Ya que hay una íntima, indisoluble correlación entre inocencia y universalidad. Sólo el hombre dotado de un corazón inocente podría habitar el universo.
  • En esta ofrenda del corazón, vaso, cáliz del dolor, se actualiza, se convierte en acto el padecer que se continúa, y que se arrastra durante tiempos indefinidos sin unidad, como una liana que se enreda en la razón sin dejarla libre: La razón en ejercicio se desembaraza de esta pasividad serpentina, de este gemir, y la voluntad acaba por lograr el ensordecimiento del corazón mismo, centro del oír en grado eminente. Esa sordera del corazón que, protegiéndolo, le traiciona

Suite francesa - Irène Némirovsky

Era un hombre estricto: sus escrúpulos religiosos le vedaban un sinfín de deseos y el temor por su reputación lo mantenía alejado de lugares inconvenientes.

...lo que más le gustaba eran sus ojos, de un azul franco, que le producían la misma sensación de frescura que su copa "Tus ojos me quitan la sed", murmuraba.

...el enfermero con todo el optimismo inherente a su profesión...

... de pronto una mancha oscura se deslizaba por el cielo cuajado de estrellas y las risas cesaban; todo el mundo permanecía atento. No era inquietud propiamente dicha, sino una extraña tristeza que tenía poco de humano, porque no comportaba ni valentía ni esperanza. Así es como los animales esperan la muerte. Así es como el pez atrapado en al red ve pasar una y otra vez la sombra del pescador.

En su interior, se mezclaban de un modo curioso la necesidad de proteger de la madre y la necesidad de protección de la mujer.

Felices o desgraciados, los acontecimientos extraordinarios no cambian el alma de un hombre, sino que la precisan, como un golpe de viento que se lleva las hojas muertas y deja al desnudo la forma de un árbol; sacan a la luz lo que permanecía en la oscuridad y empujan el espíritu en la dirección en que seguirá creciendo.

Era taciturno y estaba revestido de una triple armadura de pudor: masculino, campesino francés. Ella no sabía ni qué odiaba ni qué amaba, sólo que era capaz de amar y de odiar.

Los seres apasionados son simples; ella lo odia y ya está. Dichosos los que pueden amar y odiar sin disimulos, sin vacilaciones, sin matices.

... y con la perfidia que nunca abandona ni a la mejor de las mujeres...

lanzó una mirada como la que Chateaubriand atribuye a su padre diciendo "sus centelleantes pupilas parecían salir disparadas y atravesar a la gente como balas"

Los ojos de las dos mujeres se encontraron. Los de la costurera tenían una mirada astuta, vigilante e impertérrita; parecía una gata que tiene un pájaro entre las zarpas, y si alguien intenta quitárselo, levanta el hocico y maúlla con arrogancia, como diciendo "¡Que te has creído tú eso! ¿Quién lo ha cazado, tú o yo?"

Ese es el principal problema de nuestro tiempo, individuo o comunidad, porque la guerra es la obra común por excelencia.

¿Ha oído hablar de esos ciclones que se desatan en los mares del sur? Si he entendido bien mis lecturas, forman una especie de círculo cuyo borde consiste en una sucesión de tormentas, mientras que el centro permanece inmóvil, de tal modo de un pájaro o una mariposa que se encontrara en el ojo del huracán no sufriría ningún daño, ni siquiera se le arrugarían las alas, mientras a su alrededor se producen terribles estragos. ¡Mire esta casa! ¡Mírenos a nosotros tomando vino de Frontignan y comiendo bizcochos, y piense en lo que está ocurriendo en el mundo!

La buena educación sirve precisamente para corregir las reacciones instintivas de los seres humanos.

El colombre - Dino Buzzati

El colombre
- Eso que ves aparecer en el agua y que nos sigue no es ninguna cosa. Es nada más y nada menos que un colombre, el pez más temido por los marineros en todos los mares del mundo. Es un tiburón tremendo y misterioso, más astuto que el hombre. Por motivos que quizá no se conozca nunca, elige a su víctima y, una vez que la ha elegido, la sigue durante años y años, durante toda la vida, hasta que consigue devorarla. Y lo más extraño es que nadie puede divisarlo, salvo la propia víctima y las personas de su misma sangre
- Grandes son las satisfacciones que se obtienen de una vida laboriosa, acomodada y tranquila, pero la atracción del abismo es todavía mayor

La creación
Como muchos otros animales, tenia cuatro extremidades, pero a juzgar por los dibujos, sólo utilizaba dos para caminar. (...) Su figura no era ágil, armónica y compacta como la de los pájaros, los peces o los coleópteros, sino desgarbada, torpe y en cierto modo inacabada, como si el diseñador se hubiera desanimado y cansado en el momento más inoportuno. (...)
- éste es el hombre y ésta la mujer. (...) será el único ser dotado de razón en toda la creación, el único que podrá darse cuenta de tu existencia, el único que te sabrá adorar...
- ¡ay ay ay! ¿quieres decir que será un intelectual? - dijo el todopoderoso. Hazme caso hijo mío. Mantente alejado de los intelectuales. Por fortuna, hasta ahora el universo está libre de ellos. Y quiera el cielo que continúe así hasta el fin de los tiempos. No niego, muchacho, que tu invención sea ingeniosa. Pero ¿sabes decirme cuál sería el posible resultado? Quizá ese ser esté dotado de cualidades excepcionales, pero, a juzgar por su aspecto, me da la impresión de que sería fuente de una enorme cantidad de problemas. En una palabra, me complace tu arrojo. Es más, me encantaría concederte una medalla. Pero no me parece prudente aceptar tu proyecto. En cuanto se le diera un poco de cuerda, este tipo sería capaz, antes o después, de provocar una gran desgracia. No, no, olvidémoslo.

La lección de 1980

El secreto del escritor.
El mundo está lleno de aflicciones, pero las punzadas de la envidia se encuentran entre las heridas más sangrientas, profundas, difíciles de cicatrizar, y en general, más dignas de piedad.

La caída del santo
¿Feliz? No, todo lo contrario. Pero en lo más íntimo de su ser había algo bellísimo que no conseguía captar, que era recuerdo y presentimiento al mismo tiempo y que lo llamaba como una luz encendida en el remoto horizonte. Allí estaba la felicidad, la paz del alma, la satisfacción del amor. Esa llamada era la vida y para alcanzarla valía la pena sufrir.

Muchacha que se precipita

Estas ruinas que ves - Jorge Ibargüengoitia

Gloria no tiene remedio. El día en que ella haga el amor por primera vez y tenga su primer orgasmo, el corazón va a estallar.

Los pasos de López - Jorge Ibargüengoitia

jueves, 14 de julio de 2011

Los enamoramientos - Javier Marías

Es otro de los inconvenientes de padecer una desgracia: al que la sufre los efectos le duran mucho más de lo que dura la paciencia de quienes se muestran dispuestos a escucharlo y acompañarlo, la incondicionalidad nunca es muy larga si se tiñe de monotonía.

La amistad no se transfiere, si acaso se usurpa.

La fuerza de los hechos es tan espantosa que todo el mundo acaba por estar más o menos conforme con su propia historia, con lo que le pasó y lo que hizo y lo que dejó de hacer, aunque crea que no o no se lo reconozca.

Cuando no provocamos inmediatas pasiones, creemos que la lealtad y la presencia acabarán siendo premiadas y teniendo más durabilidad y más fuerza que cualquier arrebato o capricho. En estos casos sabemos que nos sentiremos difícilmente halagadas aunque se cumplan nuestras expectativas mejores, pero sí calladamente triunfantes, si en efecto éstas se cumplen. (...) Sí, todos somos remedos de gente que casi nunca hemos conocido, gente que no se acercó o pasó de largo en la vida de quienes ahora queremos (...) No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, sólo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, los saldos, y es con eso poco noble con lo que se erigen los más grandes amores y se fundan las mejores familias, de eso provenimos todos, producto de la casualidad y el conformismo, de los descartes y las timideces y los fracasos ajenos, y aun así daríamos cualquier cosa a veces por seguir junto a quien rescatamos un día de un desván o una almoneda, o nos tocó en suerte a los naipes o nos recogió de los desperdicios.

... con un poco más de mala suerte y unos cuantos más enamorados de quienes sólo se dejan querer y no rechazan ni corresponden...

el enamoramiento todavía posee el atractivo de la revelación, por lo general somos capaces de interesarnos por cualquier asunto que interese o del que nos hable el que amamos.

...nada tan tentador como entregarse a otro, y hacer nuestros sus problemas y sumergirnos en su existencia, que al no ser la nuestra ya es más leve por eso...

...con el convencimiento que otorga carecer de toda esperanza...

Cuando uno desea algo largo tiempo, resulta muy difícil dejar de desearlo, quiero decir admitir o darse cuenta de que ya no lo desea o de que prefiere otra cosa. La espera nutre y potencia ese deseo, lo solidifica y lo vuelve pétreo, y entonces nos resistimos a reconocer que hemos malgastado años aguardando una señal que cuando por fin se produce ya no nos tienta, o os da infinita pereza acudir a su llamada tardía de la que ahora desconfiamos, quizá porque no nos conviene movernos.

...es agradable sentirse amado por quien nada te va a pedir... yo me retiraré cuando decidas que basta...

En toda relación desigual y sin nombre ni reconocimiento explícito, alguien tiende a llevar la iniciativa, a llamar y a proponer encontrarse, y la otra parte tiene dos posibilidades o vías para alcanzar la misma meta de no esfumarse y desaparecer en seguida, aunque crea que de todas formas será ese su destino final. Una es limitarse a esperar, no dar nunca un paso, confiar en que pueda añorársela y en que su silencio y su ausencia resulten insoportables o preocupantes, porque todo el mundo se acostumbra pronto a lo que se regala o lo que hay. La segunda vía es intentar colare con disimulo en la cotidianidad de ese alguien, persistir sin insistir, hacerse sitio con pretextos varios, llamar no a proponer nada- eso está vedado aún- sino a consultar cualquier cosa, a pedir consejo o un favor, a contar lo que nos ocurre -la manera más eficaz y drástica de involucrar- o a dar alguna información; estar presente, actuar como recordatorio de uno mismo, tararear en la distancia, zumbar, dar lugar a un hábito que se instala imperceptiblemente y como a hurtadillas, hasta que un día ese alguien se descubre echando en falta la llamada....

La corrección de los sentimientos es lenta, desesperadamente gradual. Uno se instala en ellos y se hace muy difícil salirse...

...a la espera de que apareciera alguien que me trajera debilidad, y por quien la tuviera... para mí es el único modo de reconocer ese término que todo el mundo emplea con desenvoltura pero que no debería ser tan fácil puesto que no lo conocen muchas lenguas, sólo el italiano además de la nuestra (...): el enamoramiento.
Hasta se nos hacen imprescindibles algunas (personas), la fuerza de la costumbre es inmensa y acaba por suplir casi todo, incluso por suplantarlo. Puede suplantar el amor, por ejemplo; pero no el enamoramiento, conviene distinguir entre los dos aunque se confundan no son lo mismo... Lo que es muy raro es sentir debilidad, verdadera debilidad por alguien y que nos la produzca, que nos haga débiles.

Por idiotas que fueran, como en realidad lo son todos los sentimientos cuando se los describe o explica o simplemente se enuncian...

El que no esperaba nada acaba exigiendo, el que se acercaba con devoción y modestia se torna tiránico e iconoclasta, el que mendigaba sonrisas o atención o besos de la persona amada se hace de rogar y se vuelve soberbio, y se los escatima ahora a esa misma persona a la que la mera llovizna del tiempo ha subyugado. (...) Uno ignora lo que el tiempo hará de nosotros con sus capas finas que se superponen indistinguibles, en qué es capaz de convertirnos.

Cuentos Rusos - Tosltói, Chéjov, Gógol, Pushkin

Karma - Tolstoi. (cuento popular hindú, del que Tolstoi escribió: me ha gustado mucho este cuentecillo tanto por su ingenuidad como por su profundidad. Sorprende especialmente la exaltación de la certeza... de que el rechazo del mal y la aceptación del bien sólo se obtienen gracias al esfuerzo de uno mismo, de que no existe y no puede existir modo alguno de alcanzar el bien común o el del individuo salvo a través del esfuerzo personal. Esta exaltación se hace particularmente palpable al demostrar que lo que es bueno para una sola persona sólo es un verdadero bien cuando se convierte en un bien común)

Las tres preguntas- Tolstoi
El momento más adecuado es sólo uno, ahora, y es el más importante porque solo entonces somos dueños de nosotros mismos; la persona más importante es aquella con quien te encuentras ahora, porque nadie puede saber si podrá tratar con alguna otra persona; y la tarea más importante es hacer el bien, porque solo para eso ha sido enviado el hombre a esta vida.

Karma - Tolstoi
"Todo aquel que hiere a los demás, se hace el mal así mismo. Todo aquel que ayuda a los otros, se hace el bien a sí mismo. Deje de considerarse un ser aislado y encontrará el camino de la verdad. A aquel cuya visión ha ensombrecido Maya con su velo, la humanidad se le muestra dividida en infinitos sujetos. Y tal persona no puede comprender el significado del amor desinteresado hacia todo ser vivo".
Cualquier persona puede salvarse siempre que elimine de su alma la idea de la individualidad.
La idea de la individualidad vivia aún en Kandata (famoso bandido). Él no conocía la fuerza milagrosa del verdadero anhelo de al ascensión en busca del camino de la justicia. Es un anhelo sutil, como una tela de araña, pero que sustenta a millones de personas, y cuanta más gente trepa por la tela de araña más fácil le resulta a todos y cada uno de ellos. Sin embargo, en el momento en que se apodera del corazón del hombre la idea de que la tela de araña es suya, que el bien de la justicia le pertenece sólo a él y que nadie le apartará de él, el hilo se rompe y el hombre se precipita hacia ese estado anterior de persona aislada. La individualidad en las personas es una maldición, y por el contrario, su asociación es una bendición. El infierno no es otra cosa que el egoísmo, mientras que el nirvana es la vida en común...

El séptimo velo - Juan Manuel de Prada

Grande es la fuerza de la memoria, grande de verdad, Dios mío. Es como un depósito oculto inmenso e infinito. ¿Quién puede llegar hasta el fondo? Es una fuerza propia de mi alma que pertenece a mi naturaleza. Pero ni yo mismo puedo abarcar todo lo que soy. San Agustín, las confesiones.

Como casi todas las madres, la mía sólo concebía para mí el mejor porvenir, incluso cuando, por imperativo cronológico, mi porvenir se iba achicando.

Las sospechas, aunque crezcan sobre un terreno más yermo que las certezas, aunque no las abone sino la ofuscación y enferma imaginación, arraigan y crecen mucho más rápidamente.

Una mujer nunca es feliz si no tiene que cuidar de algo o de alguien.

El olvido no es una enfermedad de la memora, sino una condición de su salud y de su vida. Théodule. Ribot

El emperador - Ryszard Kapuscinski

Se promulgan demasiadas leyes, se dan demasiado pocos ejemplos. Saint-just: escritos escogidos

Nuestro hijo debe de haber empezado a pensar. Se ha vuelto muy, pero que muy triste. (...) ¿Para qué saber si es mejor ignorar? ¿Para qué ir a lo difícil pudiendo escoger lo fácil? ¿Para qué gastar saliva cuando el callar es bueno? ¿Para qué meterse en los asuntos del Imperio si en nuestra propia casa hay tanto que hacer, tanto que comprar?

Para treinta millones largos de súbditos se imprimían diariamente veinticinco mil ejemplares de periódicos. Pero Nuestro Señor opinaba que incluso la prensa más adicta no debía aparecer en abundancia, pues tal exceso con el tiempo podría crear el hábito de leer y de ahí no hay más que un paso al hábito de pensar, y ya se sabe la de disgustos, sinsabores, tormentos y quebraderos de cabeza que esto acarrea. Porque una cosa puede estar escrita con lealtad pero ser leída sin ella.

domingo, 24 de abril de 2011

Vida de Rainer Maria Rilke: La belleza y el espanto - Antonio Pau

Deja que todo te suceda: la belleza y el espanto (El libro de las horas)
Mira los amantes: acaban de conocerse y qué pronto se mienten (Los apuntes de Malte Laurids Brigge)

Apágame los ojos y te seguiré viendo,
Cierra mis oídos, y te seguiré oyendo,
Sin pies te seguiré,
Sin boca continuaré invocándote.
Arráncame los brazos, te estrechará
Mi corazón, como una mano.
Párame el corazón, y latirá mi mente.
Lanza mi mente al fuego
Y seguiré llevándote en la sangre
(el libro de las horas)

No puedes esperar que vaya Dios a ti
Para decirte: Existo.
Un Dios que revelara su fuerza
No tendría sentido.
Debes saber que Dios te atraviesa
Como un sople, desde el origen.
Y si arde tu corazón, y nada se percibe,
Entonces es que actúa dentro de ti.
(Para festejarme)

Vecino Dios, si a veces te molesto
Con duros golpes en las noches largas,
Es porque apenas te oigo respirar
Y sé que siempre estás solo en tu cuarto.
Y si algo necesitas, y no hay nadie
Que te acerque un sorbo hasta la boca:
Yo te escucho siempre. Hazme una señal.
Estoy muy cerca.
(el libro de las horas)

¿Qué vas a hacer, Señor, cuando yo muera?
Yo soy tu cántaro (¿y cuando me rompa?)
Yo soy tu bebida (¿Y cuando me vierta?)
Yo soy tu vestidura, soy tu oficio,
Conmigo pierdes tú sentido.
Después de mí no tendrás casa en la que
Te saluden palabras íntimas y cálidas…
(…) ¿qué harás Señor, entonces? Tengo miedo.
(el libro de las horas)

La soledad es como la lluvia,
porque sube del mar y avanza hacia la noche.
De llanuras lejanas y perdidas
sube hasta el cielo, que siempre la recoge.
Y sólo desde el cielo cae en la ciudad.

Llueve soledad en horas indecisas
cuando todas las sendas apuntan hacia el día
y cuando los cuerpos, que no encontraron nada,
se apartan unos de otros, defraudados y tristes;
y cuando los seres que mutuamente se odian
deben dormir juntos en una misma cama.

Entonces la soledad se arrastra con los ríos
(Soledad - El libro de las imágenes)

Mira: así es la muerte en la vida. Una y otra
se cruzan como en una alfombra.
Los hilos corren, y lo que resulta
es sólo un dibujo, visto desde fuera.
Cuando alguien muere, eso no es la muerte.
Muerte es cuando alguien vive sin saberlo.
Muerte es cuando alguien no puede ni morirse.
Muerte es muchas cosas que no pueden ni siquiera enterrarse.
En nosotros es diario el morir y el nacer,
y nosotros vivimos distraídos,
igual que la naturaleza no se detiene sobre uno y otro,
y sobre ambos discurre, sin tristeza,
sin interés siquiera. Pena y gozo
son hilos, sólo hilos, para quien nos mira.
(La princesa blanca - El libro de las imágenes)

"Dios no es decible - Gott ist nicht sagbar", para Rilke la relación del hombre con Dios es sentimiento, no creencia y menos aún saber. Y sentimiento sin contenido, sentimiento puro. "Forzar el corazón a que crea que es verdad algo no tiene sentido". "Dios es una dirección dada al amor"

"A mi juicio el matrimonio no se trata de crear una rápida comunidad derribando y allanando todas las barreras, sino que, por el contrario, creo que el buen matrimonio es aquel en que cada uno de los cónyuges se convierte en custodio de la soledad del otro, demostrándole todo momento que es acreedor a la máxima confianza. Una identificación o fusión entre dos personas es imposible, y si en algún caso se da, se produce una limitación del pleno desenvolvimiento y libertad de una parte o de ambas".

Yo tengo muertos, y los dejé ir,
y estaba sorprendido de verlos tan serenos,
tan pronto acostumbrados a estar muertos, a quedarse quietos,
tan ajenos a lo que era su destino. Pero tú no, tú vuelves,
vuelves siempre; me rozas, me rondas, quieres
chocar con algo que resuene a ti,
que te revele.
(Elegía a Paula Modersohn-Becker)

(...)
¿Y nosotros? ¿Sabes tú acaso de dónde procedemos?
oh, nuestros caminos son como el bosque y la noche.
¿Quién sabe nuestro origen, nuestra edad y riqueza?
Las llamas, temerosas y débiles, que llevan nuestras lámparas
no iluminan si quiera las figuras

-menos aún el largo recorrido del camino-

Y esto es vivir: no conocer a nada ni a nadie,
verlo todo, temblar, no entender nada, -
y arder un rato con la luz más clara
como arde una vela entre gentes extrañas.
(poema a clara)

El consejo que da Rilke es sutil: ahonde en sus preguntas. Toda pregunta que el hombre se hace a sí mismo lleva en su entraña una respuesta. No se trata de eludir esa respuesta, sino de buscarla en la pregunta misma. "Intente encariñarse con las preguntas mismas, como si fuesen habitaciones cerradas o libros escritos en un idioma muy extraño. No busque de momento las respuestas que necesita. No le pueden ser dadas, porque usted no sabría vivirlas aún. Y se trata precisamente de vivirlo todo. Viva usted ahora sus preguntas. Quizá luego, sin darse cuenta, se vaya adentrando poco a poco en las respuestas, y un día lejano se encuentre con que ya las está viviendo también".

Mira los amantes:
apenas empiezan a hacerse confidencias
y ya se están mintiendo.

Tú haces mi soledad. Sólo yo puedo transformarte.
Eres un rato tú, luego un murmullo,
luego un perfume sin rastro.
Ay, en mis brazos lo he perdido todo,
pero tú sólo renacerás de nuevo:
porque nunca te he retenido, te conservo
weil ich niemals dich anhielt, halt ich dich fest.
(Los apuntes de Malte Laurids Brigge)

"Si este libro contiene amargos reproches, no están en absoluto dirigidos a la vida: al contrario, es la constatación continua de que es por falta de fuerza, por distracción y por errores heredados, por lo que nos perdemos casi enteramente las innumerables riquezas de aquí que nos han sido destinadas".

De ver pasar barrotes su mirada
se ha cansado tanto que no ve ya nada.
le parece que hubiera mil barrotes
y tras los mil barrotes ningún mundo. (...)
(la pantera - Nuevos poemas)

No sabemos nada de ese viaje al más allá,
que nada comparte con nosotros. No tenemos razón
para mostrar asombre, amor u odio
a la muerte, a la que una máscara
de trágico lamento deforma extrañamente.
(Experiencia de la muerte)

Los ojos me miran a través de los libros
se acostumbran a beber todo diluido
en lugar de morder el hueso de la realidad.
(en Venecia)

¿Quién si yo gritara, me oiría desde los coros
de los ángeles? Y si uno de repente me acercara
a su corazón: me desvanecería por su existencia
más fuerte. Porque lo bello no es otra cosa
que el comienzo de lo terrible, que podemos soportar,
que admiramos, porque serenamente desdeña
destrozarnos. Todo ángel es terrible.
(Elegías Duino)

...Ven cuando debas. Todo esto
llegará a través de mí hasta tu aliento.
Por ti lo he contemplado yo,
sin nombre, largo tiempo,
lo he mirado desde la pobreza
y lo he amado tanto como si tú no lo hubieses ya asumido.
(...)
porque hay algo en el aire oscuro
que te hace comprenderte, porque tú me olvidas,
porque tú no escuchas, porque eres una mujer:
cuando lo pienso, cuando pienso cuánta ternura
he sumergido en la sangre,
en la sangre silenciosa del corazón
de tantas cosas que he querido, sin estremecimiento...
(A la esperada)

¿Por qué andar cargando con cosas extrañas
sobre sí mismo, como quizá el portador
de un cesto del mercado, que se va cargando más y más,
y que fuera de otro, y no pudiera decir:
Señor, para qué este banquete?
(...)
Sea pétreo mi ánimo,
y la obra cotidiana del pastor me resulte posible;
(Trilogía Española)

¿Puedes tú imaginarte que desde hace años
viajo como un extraño entre extraños?
Y al fin tú me llevas hacia casa.
(Magda v. Hattingberg)

A todo ser lo abarca un solo espacio: el espacio
interior del universo. Quietas las aves vuelan
a través de nosotros. Oh, quiero crecer,
miro hacia fuera, y está en mí creciendo el árbol.

Me preocupo, y está la casa en mí.
Quisiera protegerme, y el cobijo está en mí.
Todo lo que he amado: en mí reposa
la imagen de la creación y se deshace en llanto.
(Munich)

Regreso: ¿a dónde? Los brazos duelen
y las miradas, todas, se equivocan.
Partir: ¿a dónde? Lo lejano está en el corazón
y la distancia te hace equivocarte
al tomar cualquier camino. ¿Qué nos queda?

Nada: sólo ser. (...)
(Heimkehr)

Pues la contemplación tiene una barrera.
Y el mundo contemplado
quiere crecer en el amor.
Ya has hecho la obra de la vista,
haz ahora la obra del corazón.
Con las imágenes que hay en ti prisioneras; pues tú
las dominaste, pero no las conoces
(Wendung)

Oh estrella precipitada en el abismo,
que una vez vi desde un puente:
no he de olvidarte nunca. ¡Siempre en pie!
(Der Tod)

Piensan que aún vivo, sólo porque me muevo,
y hace tiempo que vivo detenida en bronce
unida a ti en el bajorrelieve de Chagall
sobre nuestra cama de matrimonio, hecha de piedra.
(poema escrito por Claire Goll)

No dudes que tu infancia, esa inefable
fidelidad a lo celeste, no revocada por el destino
-incluso para el preso que se pudre en la oscura celda-,
ha velado maternalmente hasta el fin. Pues cuida
sin atenerse al tiempo, el corazón. Incluso al enfermo (...)
(Lass dir, dass Kindheit war...)

Carta latina de Petrarca, en la que el poeta toscano contaba su subida al monte Ventoso: lo que había descubierto, al subir a la cima, no era un gran paisaje, sino un hondo horizonte interior.

¿Quién nos ha hecho girar, para que siempre,
por más que hagamos, tengamos el gesto
del que se marcha? Igual que ése, en la
última colina que le muestra el valle entero,
se vuelve, se detiene, y se demora:
así vivimos, siempre en despedida.
(Octava Elegía)

Y nosotros, que pensamos en una alegría
ascendente, sentimos la emoción
que casi nos trastorna
cuando cae algo feliz.
(Décima Elegía)

"El sentido de mi trabajo ha consistido en testimoniar (...) la unidad entre la vida y la muerte. Reconocer y afirmar los dos aspectos del mundo: el sueño y la vigilia, la luz y la oscuridad, la voz y el silencio, la presencia y la ausencia. Todos esos contrarios aparentes coinciden en un punto, en un sitio, en un lugar en que cantan el himno de sus bodas. Y ese lugar es, de momento nuestro corazón. Manifestar la identidad de lo Espantoso y lo Radiante, de esas dos caras de una misma y divina cabeza, de esa única cara que no se divide sino a causa de las circunstancias de quien la mira"
La actitud ante el riesgo no debe ser la huida, sino la serena aceptación del riesgo "mantenernos es lo difícil"

Felicidad: gira fatigosamente sobre su propia rueda,
cansada, sin estar nunca totalmente dispuesta;
pero la alegría está pronta y florece al momento,
y nos hace adentrarnos en la primavera
(Guter Tag)

"Cuando se ama a una persona se desea siempre que se vaya, para poder soñar con ella". "El amor vive en la palabra y muere en las acciones"

Marina, cómo caen las estrellas y mueren en el cosmos.
No nos arrojemos a cualquier estrella y hagamos que sean aún más las caídas.
(Elegie a Marie Tsvietáieva)

En definitiva, ellos ya no nos necesitan, los que se han ausentado prematuramente:
se desacostumbra uno de lo terrenal, suavemente, como
a los dulces pechos de la madre. Pero nosotros
que tan grandes misterios necesitamos, y para quienes
tantas veces surge del dolor tan feliz avance, ¿podríamos existir sin ellos?
(Primera Elegía)

"En ningún lugar hay mundo más que dentro"
"Hay que ser valientes. Hay que ser valientes para lo más extraño, asombre e inexplicable que pueda ocurrir"
"Sólo quien esté hecho a todo, quien no excluya nada, ni aun lo más misterioso, viviará como algo real la relación con otro y dará profundidad a su propia existencia"

Para encontrar a Dios hay que ser feliz
porque los que con angustia lo inventan
van muy rápido y buscan poco
la intimidad de su ausencia ardiente.
...
El final de todo será hermoso.
(Novena Elegía)

Las Mil Y Una Noches - Antología


  • Hicimos el bien y nos pagaron con su contrario; esto, por mi vida, es propio de gente perversa. Quien hace el bien a desconocidos recibe la misma recompensa que el que protege a una hiena

  • No hay cuerpto que esté libre de envidia

  • La injusticia se oculta en el alma; si es fuerte, aparece; si es débil, permanece oculta

  • Si el mundo ha sido generoso contigo, sé tú generoso con todos los que te rodean antes de que la buena fortuna huya. La generosidad no la destruirá si se acerca ni la avaricia hará que permanezca si se va.

  • Vivieron en medio de la felicidad, placer y alegría hasta que llegó el destructor de todos los deleites y el que disgrega a todas las sociedades humanas

La gota de miel


- Has de saber, rey - explicó el ministro-, que, según me han contado, había un cazador que cazaba fieras en el campo. Cierto día entró en una caverna de las que se encuentran en la montaña y encontró un agujero lleno de miel de abeja. Tomó parte de aquella miel en un odre que llevaba consigo, se lo puso al hombro y si dirigió a la ciudad en compañía de su perro de caza, por el que sentía gran cariño. Se detuvo junto a la tienda de un hombre que comerciaba con aceite y le enseño la miel. El comerciante se la compró, y a continuación, abrió el odre y extrajo la miel para examinarla. Del odre cayó una gote de miel sobre la que se lanzó un pájaro. Pero el comerciante tenía un gato que dio un salto para atrapar al pájaro. El perro lo vio, y saltando a su vez, mató al gato. El comerciante, por su parte, se echó sobre el perro del cazador y lo mató. El cazador, asimismo saltó sobre el comerciante y lo mató. El comerciante vivía en un pueblo y el cazador en otro y los conciudadanos de ambos oyeron hablar de lo que había sucedido, tomaron sus armas e instrumentos de guerra y se atacaron unos a otros. En encontraron los dos bandos y las espadas no cesaron de voltear hasta que murieron todos. Sólo Dios, ensalzado sea, sabe cuántos eran.

El violin de Rothschild y otros relatos


  • La concisión es la hermana del talento / El arte de escribir es el arte de abreviar / Sé hablar brevemente de cosas largas

En Camino: "Todas las ciencias que hay en el mundo tienen un único y mismo pasaporte sin el cual carecen de sentido: ¡tienen que aspirar a la verdad! ... Lo irrisorio del caso es que cada ciencia, como ocurre con una fracción periódica, tiene principio pero no tiene fin." "Mi último dogma ha sido la no oposición al mal".


Terror: "En general, lo que más temo es la rutina de la vida, de la que ninguno de nosotros puede evadirse. En mis actos no puedo distinguir lo verdadero de lo falso y eso me preocupa. Me doy cuenta de que las circunstancias de mi vida y educación me han reducido en un angosto círculo de mentiras, de que mi vida entera consiste un día tras otro en averiguar cómo engañarme a mí mismo y engañar a los otros sin notarlo. Me aterra la idea de que no me escaparé a esta red de mentiras hasta el día de mi muerte. (...) Yo no comprendo a la gente, amigo mío, y le tengo miedo. Me asusta mirar a los campesinos y no tengo idea de por qué fin superior sufren o para qué viven. Si el propósito de la vida es placer, entonces son superfluos, innecesarios. Pero si el propósito de la vida es la pobreza, la ignorancia crasa e irremediable, entonces no veo para quién ni para qué es necesario este tormento. No entiendo nada ni a nadie."

Les Fleurs du Mal - Charles Baudelaire

Au Lecteur
La sottise, l'erreur, le péché, la lésine,
Occupent nos esprits et travaillent nos corps,
Et nous alimentons nos aimables remords,
Comme les mendiants nourrissent leur vermine.

Nos péchés sont têtus, nos repentirs sont lâches;
Nous nous faisons payer grassement nos aveux,
Et nous rentrons gaiement dans le chemin bourbeux,
Croyant par de vils pleurs laver toutes nos taches.
(…)
Mais parmi les chacals, les panthères, les lices,
Les singes, les scorpions, les vautours, les serpents,
Les monstres glapissants, hurlants, grognants, rampants,
Dans la ménagerie infâme de nos vices,

II en est un plus laid, plus méchant, plus immonde!
Quoiqu'il ne pousse ni grands gestes ni grands cris,
Il ferait volontiers de la terre un débris
Et dans un bâillement avalerait le monde;

C'est l'Ennui! L'oeil chargé d'un pleur involontaire,
II rêve d'échafauds en fumant son houka.
Tu le connais, lecteur, ce monstre délicat,
— Hypocrite lecteur, — mon semblable, — mon frère!

Correspondances
La nature est un temple où de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses paroles;
L'homme y passe à travers des forêts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.

Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se répondent.

Il est des parfums frais comme des chairs d'enfants,
Doux comme les hautbois, verts comme les prairies,
- Et d'autres, corrompus, riches et triomphants,

Ayant l'expansion des choses infinies,
Comme l'ambre, le musc, le benjoin et l'encens,
Qui chantent les transports de l'esprit et des sens.


L'ennemi
Ma jeunesse ne fut qu’un ténébreux orage,
Traversé çà et là par de brillants soleils ;
Le tonnerre et la pluie ont fait un tel ravage,
Qu’il reste en mon jardin bien peu de fruits vermeils.

Voilà que j’ai touché l’automne des idées,
Et qu’il faut employer la pelle et les râteaux
Pour rassembler à neuf les terres inondées,
Où l’eau creuse des trous grands comme des tombeaux.

Et qui sait si les fleurs nouvelles que je rêve
Trouveront dans ce sol lavé comme une grève
Le mystique aliment qui ferait leur vigueur ?

– Ô douleur ! ô douleur ! Le Temps mange la vie,
Et l’obscur Ennemi qui nous ronge le cœur
Du sang que nous perdons croît et se fortifie !


La Vie antérieure
J’ai longtemps habité sous de vastes portiques
Que les soleils marins teignaient de mille feux,
Et que leurs grands piliers, droits et majestueux,
Rendaient pareils, le soir, aux grottes basaltiques.

Les houles, en roulant les images des cieux,
Mêlaient d’une façon solennelle et mystique
Les tout-puissants accords de leur riche musique
Aux couleurs du couchant reflété par mes yeux.

C’est là que j’ai vécu dans les voluptés calmes,
Au milieu de l’azur, des vagues, des splendeurs
Et des esclaves nus, tout imprégnés d’odeurs,

Qui me rafraîchissaient le front avec des palmes,
Et dont l’unique soin était d’approfondir
Le secret douloureux qui me faisait languir.


L'Homme et la mer
Homme libre, toujours tu chériras la mer!
La mer est ton miroir; tu contemples ton âme
Dans le déroulement infini de sa lame,
Et ton esprit n'est pas un gouffre moins amer.

Tu te plais à plonger au sein de ton image;
Tu l'embrasses des yeux et des bras, et ton coeur
Se distrait quelquefois de sa propre rumeur
Au bruit de cette plainte indomptable et sauvage.

Vous êtes tous les deux ténébreux et discrets:
Homme, nul n'a sondé le fond de tes abîmes;
Ô mer, nul ne connaît tes richesses intimes,
Tant vous êtes jaloux de garder vos secrets!

Et cependant voilà des siècles innombrables
Que vous vous combattez sans pitié ni remords,
Tellement vous aimez le carnage et la mort,
Ô lutteurs éternels, ô frères implacables!

Le portrait
La Maladie et la Mort font des cendres
De tout le feu qui pour nous flamboya.
De ces grands yeux si fervents et si tendres,
De cette bouche où mon coeur se noya,

De ces baisers puissants comme un dictame,
De ces transports plus vifs que des rayons,
Que reste-t-il ? C'est affreux, ô mon âme !
Rien qu'un dessin fort pâle, aux trois crayons,

Qui, comme moi, meurt dans la solitude,
Et que le Temps, injurieux vieillard,
Chaque jour frotte avec son aile rude...

Noir assassin de la Vie et de l'Art,
Tu ne tueras jamais dans ma mémoire
Celle qui fut mon plaisir et ma gloire !

Semper eadem
«D'où vous vient, disiez-vous, cette tristesse étrange,
Montant comme la mer sur le roc noir et nu?»
— Quand notre coeur a fait une fois sa vendange
Vivre est un mal. C'est un secret de tous connu,

Une douleur très simple et non mystérieuse
Et, comme votre joie, éclatante pour tous.
Cessez donc de chercher, ô belle curieuse!
Et, bien que votre voix soit douce, taisez-vous!

Taisez-vous, ignorante! âme toujours ravie!
Bouche au rire enfantin! Plus encor que la Vie,
La Mort nous tient souvent par des liens subtils.

Laissez, laissez mon coeur s'enivrer d'un mensonge,
Plonger dans vos beaux yeux comme dans un beau songe
Et sommeiller longtemps à l'ombre de vos cils!

Confession
(…)
Que bâtir sur les coeurs est une chose sotte;
Que tout craque, amour et beauté,
Jusqu'à ce que l'Oubli les jette dans sa hotte
Pour les rendre à l'Eternité!»

J'ai souvent évoqué cette lune enchantée,
Ce silence et cette langueur,
Et cette confidence horrible chuchotée
Au confessionnal du coeur.

L'invitation au voyage
(...)
Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
Luxe, calme et volupté.

L'Irréparable
(...)
Adorable sorcière, aimes-tu les damnés?
Dis, connais-tu l'irrémissible?
Connais-tu le Remords, aux traits empoisonnés,
À qui notre coeur sert de cible?
Adorable sorcière, aimes-tu les damnés?

L'Irréparable ronge avec sa dent maudite
Notre âme, piteux monument,
Et souvent il attaque ainsi que le termite,
Par la base le bâtiment.
L'Irréparable ronge avec sa dent maudite!


Le Revenant
Comme les anges à l'oeil fauve,
Je reviendrai dans ton alcôve
Et vers toi glisserai sans bruit
Avec les ombres de la nuit;

Et je te donnerai, ma brune,
Des baisers froids comme la lune
Et des caresses de serpent
Autour d'une fosse rampant.

Quand viendra le matin livide,
Tu trouveras ma place vide,
Où jusqu'au soir il fera froid.

Comme d'autres par la tendresse,
Sur ta vie et sur ta jeunesse,
Moi, je veux régner par l'effroi.


Spleen II - III
J'ai plus de souvenirs que si j'avais mille ans.

Je suis comme le roi d'un pays pluvieux,
Riche, mais impuissant, jeune et pourtant très-vieux,
Qui, de ses précepteurs méprisant les courbettes,
S'ennuie avec ses chiens comme avec d'autres bêtes.

À une passante
La rue assourdissante autour de moi hurlait.
Longue, mince, en grand deuil, douleur majestueuse,
Une femme passa, d'une main fastueuse
Soulevant, balançant le feston et l'ourlet;

Agile et noble, avec sa jambe de statue.
Moi, je buvais, crispé comme un extravagant,
Dans son oeil, ciel livide où germe l'ouragan,
La douceur qui fascine et le plaisir qui tue.

Un éclair... puis la nuit! — Fugitive beauté
Dont le regard m'a fait soudainement renaître,
Ne te verrai-je plus que dans l'éternité?

Ailleurs, bien loin d'ici! trop tard! jamais peut-être!
Car j'ignore où tu fuis, tu ne sais où je vais,
Ô toi que j'eusse aimée, ô toi qui le savais!

La Destruction
Sans cesse à mes côtés s'agite le Démon;
II nage autour de moi comme un air impalpable;
Je l'avale et le sens qui brûle mon poumon
Et l'emplit d'un désir éternel et coupable.

Parfois il prend, sachant mon grand amour de l'Art,
La forme de la plus séduisante des femmes,
Et, sous de spécieux prétextes de cafard,
Accoutume ma lèvre à des philtres infâmes.

II me conduit ainsi, loin du regard de Dieu,
Haletant et brisé de fatigue, au milieu
Des plaines de l'Ennui, profondes et désertes,

Et jette dans mes yeux pleins de confusion
Des vêtements souillés, des blessures ouvertes,
Et l'appareil sanglant de la Destruction!

La Fontaine de Sang
Il me semble parfois que mon sang coule à flots,
Ainsi qu'une fontaine aux rythmiques sanglots.
Je l'entends bien qui coule avec un long murmure,
Mais je me tâte en vain pour trouver la blessure.

À travers la cité, comme dans un champ clos,
Il s'en va, transformant les pavés en îlots,
Désaltérant la soif de chaque créature,
Et partout colorant en rouge la nature.

J'ai demandé souvent à des vins captieux
D'endormir pour un jour la terreur qui me mine;
Le vin rend l'oeil plus clair et l'oreille plus fine!

J'ai cherché dans l'amour un sommeil oublieux;
Mais l'amour n'est pour moi qu'un matelas d'aiguilles
Fait pour donner à boire à ces cruelles filles!

La Béatrice
(…)
J'aurais pu (mon orgueil aussi haut que les monts
Domine la nuée et le cri des démons)
Détourner simplement ma tête souveraine,
Si je n'eusse pas vu parmi leur troupe obscène,
Crime qui n'a pas fait chanceler le soleil!
La reine de mon coeur au regard nonpareil
Qui riait avec eux de ma sombre détresse
Et leur versait parfois quelque sale caresse.

Le Voyage
À Maxime du Camp
Pour l'enfant, amoureux de cartes et d'estampes,
L'univers est égal à son vaste appétit.
Ah! que le monde est grand à la clarté des lampes!
Aux yeux du souvenir que le monde est petit!

lunes, 10 de enero de 2011

Amigo invisible...

La Mesa Moderna - El Doctor Thebussem

- Por algo advirtió Don Quijote que el comenzar las cosas es tenerlas medio acabadas

- humilde personalidad que, en sus cortos alcanzas, cree menos peligrosa la prosecución tranquila de un mal establecido, que la introducción impremeditada de un bien poco estudiado

- Vestir bien no es presentarse bien vestido en un baile, sino ir bien vestido todos los días; comer bien no es dar banquetes en Pascua o Carnaval, sino tener una mesa decente en los días pares y nones del año

- Es peligroso enumerar sólo los triunfos cuando alguien puede tener interés en referir las derrotas


Historia del Zapatero Bandarra Insigne Cazador de Brujas - Dr Refilando. Pufff


Secretos para Agradar - Baronesa Staffe

Siendo la costumbre una segunda naturaleza, es fácil desterrar las malas acudiendo a tiempo.

jueves, 6 de enero de 2011

Conversación en La Catedral - Vargas Llosa

¿En qué momento se había jodido el Perú?

Yo haría cualquier cosa por saber en qué momento me jodí (Santiago, Zavalita)

A veces se zambullían en un cine, a veces recorrían librerías, a veces emprendían como una aventura largas caminatas por la ciudad. Asexuada, fraternal, la amistad parecía también eterna.

¿Había sido ese segundo año, Zavalita, al ver que no bastaba aprender marxismo, que también hacía falta creer? A lo mejor te había jodido la falta de fe, Zavalita. ¿Falta de fe para creer en Dios, niño? Para creer en cualquier cosa, Ambrosio. (...) Lo peor era tener dudas Ambrosio, y lo maravilloso poder cerrar los ojos y decir Dios existe, o Dios no existe, y creerlo. (...) Lo que le angustiaba era tener dudas, Aída, no poder estar seguro Jacobo. Agnosticismo pequeño burgués, Zavalita, idealismo disimulado, Zavalita. ¿Aída no tenía ninguna duda, Jacobo creía con puntos y comas lo que decía Politzer? Las dudas eran fatales, decía Aída, te paralizan y no puedes hacer nada, y Jacobo ¿pasarse la vida escarbando ¿será cierto?, torturándose ¿será mentira? en vez de actuar? El mundo no cambiaría nunca, Zavalita. Para actuar había que creer en algo, decía Aída, y creer en Dios no había ayudado a cambiar nada, y Jacobo: preferible creer en el marxismo que podía cambiar las cosas, Zavalita. (...) Y toda la vida queriendo creer en algo -dice Santiago-. Y toda la vida mentira, no creo. ¿Había sido la falta de fe, Zavalita, no habría sido la timidez? (...) -Porque soy como esos animalitos que ante el peligro se encogen y quedan quietos esperando que los pisen o les corten la cabeza -dice Santiago-. Sin fe y además tímido es como sifilítico y leproso a la vez.

lunes, 3 de enero de 2011

Poésies - Stéphane Mallarmé

RENOUVEAU

Le printemps maladif a chassé tristement
L'hiver, saison de l'art serein, l'hiver lucide,
Et dans mon être à qui le sang morne préside
L'impuissance s'étire en un long bâillement.

Des crépuscules blancs tiédissent sous le crâne
Qu'un cercle de fer serre ainsi qu'un vieux tombeau,
Et, triste, j'erre après un rêve vague et beau,
Par les champs où la sève immense se pavane

Puis je tombe énervé de parfums d'arbres, las,
Et creusant de ma face une fosse à ce rêve,
Mordant la terre chaude où poussent les lilas,

J'attends, en m'abîmant que mon ennui s'élève...
Cependant l'azur rit sur la haie et l'éveil
De tant d'oiseaux en fleur gazouillant au soleil.

ANGOISSE

Je ne viens pas ce soir vaincre ton corps, ô bête
En qui vont les péchés d'un peuple, ni creuser
Dans tes cheveux impurs une triste tempête
Sous l'incurable ennui que verse mon baiser :

Je demande à ton lit le lourd sommeil sans songes
Planant sous les rideaux inconnus du remords,
Et que tu peux goûter après tes noirs mensonges,
Toi qui sur le néant en sais plus que les morts.

Car le Vice, rongeant ma native noblesse
M'a comme toi marqué de sa stérilité,
Mais tandis que ton sein de pierre est habité

Par un coeur que la dent d'aucun crime ne blesse,
Je fuis, pâle, défait, hanté par mon linceul,
Ayant peur de mourir lorsque je couche seul.

BRISE MARINE

La chair est triste, hélas ! et j'ai lu tous les livres.

HÉRODIADE

Triste fleur qui croît seule et n'as pas d'autre émoi
Que son ombre dans l'eau vue avec atonie.

SES PURS ONGLES TRÈS-HAUT...

Ses purs ongles très-haut dédiant leur onyx,
L'Angoisse, ce minuit, soutient, lampadophore,
Maint rêve vespéral brûlé par le Phénix
Que ne recueille pas de cinéraire amphore

Sur les crédences, au salon vide : nul ptyx,
Aboli bibelot d'inanité sonore,
(Car le Maître est allé puiser des pleurs au Styx
Avec ce seul objet dont le Néant s'honore.)

Mais proche la croisée au nord vacante, un or
Agonise selon peut-être le décor
Des licornes ruant du feu contre une nixe,

Elle, défunte nue en le miroir, encor
Que, dans l'oubli fermé par le cadre, se fixe
De scintillations sitôt le septuor.

SI TU VEUX NOUS NOUS AIMERONS

Si tu veux nous nous aimerons
Avec tes lèvres sans le dire
Cette rose ne l'interromps
Qu'à verser un silence pire
Jamais de chants ne lancent prompts
Le scintillement du sourire
Si tu veux nous nous aimerons
Avec tes lèvres sans le dire
Muet muet entre les ronds
Sylphe dans la pourpre d'empire
Un baiser flambant se déchire
Jusqu'aux pointes des ailerons
Si tu veux nous nous aimerons.