jueves, 10 de julio de 2008

La peste. Albert Camus

  • El mal que existe en el mundo proviene de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos, y a decir verdad ésta no es la cuestión. Sólo que ignoran más o menos, y a esto se le llama virtud o vicio, ya que el vicio más desesperado es el vicio de la ignorancia que cree saberlo todo y se autoriza entonces a matar. El alma del que mata es ciega y no hay verdadera bondad ni verdadero amor sin toda la clarividencia posible.
  • Ésta verdad no era admirable, era sólo consecuente.
  • Bien se que el hombre es capaz de accciónes grandes pero si no es capaz de un gran sentimiento no me interesa. Valor
  • El hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma.
  • Siempre hay una hora en el día en la que el hombre es cobarde y que el sólo tenía miedo a esa hora
  • Hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio
  • Cada uno lleva en si mismo la peste, porque nadie en el mundo está indemne de ella. Hay que vigilarse a si mismo sin cesar para no ser arrastrado en un minuto de distracción a respirar junto a la cara de otro y pegarle la infección. Lo que es natural es el micróbio, lo demás la salud, la integridad, la pureza son un resultado de la voluntad que no debe detenerse nunca. El hombre íntegro que no infecta a casi nadie es el que tiene el menor número de distraccciónes.

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